El 13 de marzo de 1972 Manzanillo estuvo a punto de ser borrado del mapa por una terrible explosión en el Centro Histórico, donde ardía un enorme buque tanque en la terminal de Petróleos Mexicanos, fecha de la que se cumplen en este 2025, cincuenta y tres años.
Siendo las 7: 40 de la mañana entró a Manzanillo el buque tanque Mary Ellen Conway, de 24 mil toneladas de capacidad, para almacenar combustible. Este buque ostentaba bandera panameña y tripulación italiana.
Atracó al muelle de PEMEX a las 8 a.m., siendo unido por mangueras a los depósitos de combustible en tierra, una de las cuales al parecer no fue debidamente asegurada, por lo que se registró una importante fuga de gasolina que se extendió rápidamente hacia el mar, con rumbo hacia el Rompeolas.
En este lugar, un pescador que pasaba por la punta arrojó un cigarro al agua, provocando que empezara el fuego, que envolvió totalmente al barco, amenazando a la población, pues el fuego se comunicaría a los enormes tanques de almacenamiento de PEMEX.
Los barcos, dándose cuenta del peligro, empezaron a hacer sonar sus sirenas y también hicieron lo propio las locomotoras del ferrocarril y las campanas del templo de Guadalupe, alertando a la población, que de inmediato empezó a dirigirse a las primarias a sacar a sus hijos de clase, para luego dirigirse a toda velocidad hacia Campos y El Colomo.
Los ferrocarrileros armaron un convoy en el que sacaron de la ciudad a los alumnos y profesores de la escuela primaria Primero de Junio y vecinos de los alrededores, llevándoselos hacia Campos, y luego regresaron dos veces para seguir llevando a más personas.
Trabajadores de Pemex logran taponar las mangueras que conectaban al buque en llamas Mary Ellen Conway con los tanques de almacenamiento de combustible, apoyados por ciudadanos voluntarios; pero el riesgo de una tremenda explosión no había cesado, ya que el enorme buque, cargado de combustible, seguía ardiendo con intensidad.
SURGE EL SÚPER HÉROE SIN CAPA NI ANTIFAZ
Siendo las doce del día, el fuego en los alrededores de la punta del Rompeolas y en torno al Mary Ellen Conway alcanzó su apogeo, cuando el Capitán Leoncio Ucha Mora, apoyado por marinos profesionales y voluntarios tomó el remolcador Escorpión, llegándose hasta el barco en llamas y amarrándolo, para empezar a remolcarlo.
Siendo las 12 horas con 45 minutos, el remolcador Escorpión llevó al Mary Ellen Conway hasta el centro de la bahía, donde lo abandonó al garete, donde continuó ardiendo frente a la colonia El Pacífico, y luego siendo lanzado hacia la tarde por los vientos, con rumbo a Playa Azul.
Siendo la una y media de la tarde arribó a la playa de La Perlita el remolcador Escorpión, severamente dañado por las llamas, siendo recibidos como héroes el Capitán Ucha Mora, los marinos y voluntarios que lo acompañaron por la agradecida población. El buque tanque Mary Ellen Conway quedó por fin totalmente apagado y a la deriva entre Las Brisas y Playa Azul.
CON LETRAS DORADAS
Entre los héroes cívicos de la jornada estuvieron, al lado del Capitán Ucha, Alberto Carrizáles, Jorge Silva Méndez, Salvador Muñoz Anguiano, José García Bayardo, Gilberto García Vizcaíno, David Escalante, Eduardo Silva Méndez, Margarito Isordia Cervantes, David Amezcua, Francisco Pineda, Ubillaldo Díaz Jiménez, Joaquín Reyes Gamboa y otros.
Ese día también se recuerda que la gran mayoría de las tiendas del centro de la ciudad quedaron solas, con las cortinas abiertas, y también muchas casas con las puertas de par en par, y nadie se robó nada.
En honor a quienes arriesgaron su vida para conjurar la amenaza que vivió nuestra ciudad, existe un monumento alusivo a héroes de aquella jornada, e igualmente sobre el Paseo Espíritu Santo, donde existe otro obelisco que conserva restos del legendario Escorpión, que por años permaneciera varado en La Playita de En Medio, en el sitio por donde hoy se encuentra el Mercado de Pescadores.
Por años fue parte del paisaje, y como una plataforma para que los muchachos de ese barrio se aventaran clavados; más el paso de los años fue haciendo su trabajo y averiando el viejo remolcador, que tuvo que ser retirado del sitio, pero no de la memoria de los porteños de cepa.
Injustamente en un primer instante las autoridades del puerto trataron con rigor y dureza por su decidida acción que llevó a cabo el Cap. Mora, sin esperar indicaciones ni permiso alguno; pero la magnitud de su hazaña y el respaldo popular hacia el valiente hombre de mar fue mucho mayor, y fue imposible regatearle su enorme mérito de valor cívico y profesional.
Si no hubiera sido por la valiente acción que encabezó, apoyado por civiles, también valientes, altruistas, desinteresados y decididos, quizá todo el Centro Histórico de Manzanillo habría desaparecido aquel día, señalado en el calendario local con letras indelebles por su importancia.
Honor y reconocimiento a todos los héroes de aquella jornada. Este 13 de marzo del 2025 se cumplieron cincuenta y tres años de aquella jornada inolvidable.

La columna negra de humo que se desprendía del barco atemorizó a la población con el riesgo de una gran explosión.