53 años de Bicicletas Alvarado, una tradición porteña para el trabajo, el deporte y la diversión

Un ícono de más de medio siglo en el barrio del Túnel.

Por medio de este negocio, llegaron las bicicletas de montaña, las especiales para mujeres, de carreras y otros modelos que poco se conocían antes de esto, si no era en películas

Definitivamente un gran despegue que tuvo la ciudad en todos sus aspectos se dio a inicios de los años 70, poco más de una década después del parteaguas del desarrollo urbano que significó el azote del fuertísimo ciclón del Pacífico del año 1959, conocido extraoficialmente por los porteños de cepa como “Linda”.

EMPEZANDO DESDE CERO

Las edificaciones cambiaron de ser casi todas de maderas machimbradas de un piso, a ser edificios de material, y empezaron a llegar muchos servicios, novedades, lujos y nuevas necesidades acordes a los tiempos.

Allá por los años sesenta el señor Bernardino Alvarado Munguía, oriundo de la ciudad de Colima, capital del estado, había empezado en nuestro Manzanillo al lado de su familia un negocio de comercialización de bicicletas en pequeño que parecía destinado a crecer, pero tras pasar por severos problemas familiares que le llevaron a la disolución de su matrimonio, empezó una nueva familia al lado de la señora María de Jesús Marroquines Montaño, originaria de San Marcos, Jalisco.

Esta lo animó a que volviera a incursionar en el negocio que ya conocía, que era el de la venta de bicicletas y otros artículos accesorios, mostrando total disposición a apoyarlo, para lo que, en el año de 1972, como ya dijimos al inicio de este escrito, fue que abrió sus puertas un nuevo negocio destinado a permear en el ánimo de los porteños, llegando, como se dice, para quedarse y hacerse una imagen tradicional de la ciudad.

BARRIO PELIGROSO DE LA CIUDAD

Quedó este nuevo negocio urbano enclavado en el barrio de El Túnel, en el domicilio Hidalgo número 450, en la esquina con la calle Escuadrón 201, a media cuadra del boquete horadado en el cerro por los zapadores e ingenieros del Gral. Lázaro Cárdenas, que comunicó al mar con la bahía en el año de 1937, y a los pies del cerro denominado por el Servicio Postal Mexicano como Sector 4.

Se encontraban a media cuadra de la Arena de Box y Lucha del Crucero, negocio propiedad de Don Alfredo Cruz Torres, administrado por el Papas, y generador de muchos disturbios en los alrededores.

Poner ahí ese negocio en aquel tiempo, era, como se dice, un albur, algo arriesgado, ya que por aquellos años hablar del barrio de El Túnel, también conocido por algunos como el de El Crucero, estando del lado de la ladera del Sector 5, frente a la laguna de Cuyutlán, era hablar de un barrio de pescadores y territorio de pandillas, lo que era algo difícil de afrontar.

Sin embargo, lo hicieron con valor y decisión, y los años premiaron su esfuerzo y tesón para salir adelante. Desde el principio tuvieron el mismo domicilio y razón social que hasta ahora: Bicicletas Alvarado.

NUEVOS MODELOS Y TECNOLOGÍA

Hasta poco antes que abriera sus puertas Bicicletas Alvarado, la mayoría de los vehículos de tracción mecánica sobre dos ruedas que se conocían en Manzanillo eran solamente las bicicletas de albañil, las de turismo, las muy sencillas, principalmente para trabajar como repartidor, como las que también usaban los carteros y otras personas que ponían ligeras cargas en una parrilla trasera, como panaderos, camoteros y tamaleros, entre otros.

Por medio de este nuevo negocio, muy enfocado en los avances y nuevas tendencias, anclado en un local de gran tamaño, llegaron las bicicletas de montaña, las especiales para mujeres, de carreras y otros modelos que poco se conocían antes de esto, si no era en películas.

Junto a esto se vendían motocicletas y también se trajeron toda clase de refacciones y accesorios para ambos tipos de unidades, por lo que las ventas estuvieron aseguradas y el local se fue para arriba.

También se introdujeron en gran medida los vehículos con caja para carga de tres ruedas y triciclos de trabajo, especiales y aptos para el reparto de agua embotellada, grandes canastos de pan y bolillo y alimentos preparados en ollas que se vendían a gritos por las calles.

TRAYENDO DIVERSIÓN A LAS NUEVAS GENERACIONES

Claro que a todo esto se agregaban las bicicletas y triciclos para niños que alegraban las navidades, y que eran lo usual por aquellos tiempos que se estrenaran y usaran por las noches en la gran Plaza Cívica de la Unidad Padre Hidalgo, dándole vueltas a toda una gran manzana mientras los padres se sentaban en una banca de concreto por un lado como novios, a platicar mientras observaban a sus hijos en sus vehículos de dos o tres ruedas, en el caso de los más chiquitos.

Un gran porcentaje, por arriba del noventa por ciento quizá, eran bicicletas y triciclos comprados en el negocio familiar del barrio de El Túnel denominado Bicicletas Alvarado.

Por aquellos tiempos se posicionó un clásico en cuanto a los triciclos infantiles, que fue el triciclo Apache, el cual continúa vendiéndose hasta el día de hoy de una manera destacada, siendo, como ya dijimos, todo un clásico por méritos propios.

UNA OFERTA ESPECIALIZADA Y COMPLETA

Con el paso del tiempo decidieron que era necesario enfocarse en algo específico y concreto, como eran las bicicletas, por lo cual dejaron de vender motocicletas, aunque hasta el día de hoy continúan vendiendo refacciones de moto, igual que las de bicicleta.

Estas últimas las venden en sus marcas mejor posicionadas a nivel nacional e internacional, como es el caso de Alubike, Mercurio, Benotto, Windsor y Turbo, entre otras. También reparan algunos desperfectos y dan mantenimiento a unidades y venden artículos de protección ciclística, como cascos, rodilleras, guantes y otras cosas necesarias para la mejor experiencia al manubrio y pedal de un vehículo de dos ruedas.

Ahí siguen, pues, en Bicicletas Alvarado, cincuenta y tres años después, surtiendo a deportistas, trabajadores y exploradores de todas las edades en el Barrio de El Túnel, sobre la avenida Hidalgo, y a un costado de la calle que sube al populoso Sector 5 en el centro de la ciudad, como uno de los negocios de bicicletas más antiguos, tradicionales y populares del municipio de Manzanillo, tanto que, sin que hayan dado mucha cuenta, ya se han convertido en todo un ícono de nuestra ciudad.