Mónica Delgado recuerda a su padre a un año de su partida física


La única nieta de Doña Griselda Álvarez Ponce de León está en Colima para visitar la tumba de su padre Miguel Delgado Álvarez en su primer aniversario luctuoso

“Mónica me enseñó a ser abuela, el cariño más elevado que he sentido en mi vida”. Así pensaba y sentía Doña Griselda Álvarez Ponce de León al referirse a Mónica, su única nieta, hija de Miguel Delgado Álvarez.

En Colima, Mónica es poco conocida, pero ella tiene en su memoria recuerdos felices cuando visitaba a su abuela en Casa de Gobierno donde jugaba en sus jardines y tenía como mascota a una pequeña iguana. También rememora con alegría como se deslizaba en los corredores de Palacio de Gobierno mientras su abuela fungía como gobernadora, la primera mujer de México y América Latina en ostentar ese privilegio. Manzanillo era el destino de verano donde Mónica solía pasar en familia las vacaciones.

El encuentro fue en un conocido restaurante del norte de la ciudad. Espigada, con una sutil belleza heredada y una fresca sonrisa, teniendo a un lado a su prima Mariela Amezcua Delgado -con quien mantiene una cercana y cariñosa relación de muchos años- platicó para este medio de la trascendencia que tuvieron su padre y su abuela en la formación de vida: “con mi padre jugaba, veíamos películas, teníamos muchas cosas en común como, la lectura, el amor por la naturaleza, por los animales. Era muy correcto, culto y muy cariñoso conmigo. Cuando veníamos a visitar a mi abuela me llevaba a la Piedra Lisa. Fui feliz en Colima”.

“Vine a visitar a mi padre en la cercanía del primer aniversario de su ausencia física. No pude estar presente cuando falleció por cuestiones de salud. Pero iré a su tumba para decirle a él y a mi abuela aquí estoy y siempre estaré cerca de ustedes”, lo dice Mónica con la emoción que solo llega cuando recordamos a nuestros seres queridos ausentes “mi padre y mi abuela tenían una relación muy cercana y de admiración mutua”, lo recuerda bien Mónica Delgado Arroyo.

Mi abuela tenía una biblioteca enorme con escritorio. Ahí me leía cuentos o me explicaba sobre hechos de actualidad. Fui muy feliz a su lado. Comíamos con frecuencia en algún lugar. Aprendí por ella a amar a México, a pensar y ayudar a los que menos tienen. Con el tiempo, entendí lo que de niña no pude hacer: sus valores, la lucha por promover la equidad de género en un ambiente difícil, su talento literario, sus sonetos, poesía, rima y su capacidad creativa, pero sobre todo, la gran enseñanza de vida que me dejó, su amor, su protección y la preocupación por ayudar a la gente que menos tiene. Por eso y por mucho más estoy en Colima para recordar, para recorrer Colima, el lugar que eligieron para descansar mi padre Miguel Delgado Álvarez y mi abuela Griselda Álvarez Ponce de León.

Mónica mantiene vínculos con Colima a través de su prima Mariela Amezcua Delgado quién siempre estuvo cerca de su padre durante su estancia en nuestra ciudad.

Abuela y nieta en una foto del recuerdo. | Foto: Especial

Mónica y su abuela Griselda Álvarez. | Foto: Especial

Mónica y su prima Mariela. | Foto: Especial