Recuerdos del balneario del río de Salagua


Sitio del antiguo poblado indígena y colonial

El balneario favorito de mi familia, así como de la mayoría de los porteños era, allá por los años setenta, el río de Salagua, contiguo a la playa de olas bravas del mismo nombre, donde finalmente desemboca. Tengo muy gratos recuerdos de ese lugar, casi virgen, con un ancho cauce que corría todo el año, y a los lados mucha vegetación que proporcionaban sombra a los visitantes.

DEL VIEJO PASEO CASI NO QUEDA NADA

En el lugar casi no había ninguna construcción cercana, a excepción de una terraza donde vendían refrescos, cocos y cerveza, y se permitía que uno llevara su propia comida desde casa para degustarla ahí, o también le freían algún pescado o le servían ceviche.

También recuerdo que tenían una gran rockola llena de foquitos, donde se ponían las canciones alegres de moda, del entonces, principalmente del Acapulco Tropical y de Rigo Tovar y su Costa Azul. Recibíamos una esmerada atención de la señora Guille, que era amiga de mi mamá, Celia Cisneros y mi abuelita, Clementina Amaya.

En aquellos paseos también iban mis hermanos y algunos tíos y primos. El lugar era especialmente divertido para los niños que se metían al río en grupos a jugar, aunque había partes profundas, y desde algunas rocas los adultos se tiraban clavados.

Hoy este balneario está desaparecido totalmente, pues en vez del ancho y profundo cauce, solamente corre una angosta corriente de agua, y solamente crece un poco más este caudal en la época de lluvias. La razón es porque una gran parte de las aguas de este río fueron desviadas para irrigar el campo de golf del hotel Las Hadas. Además, se sabe que hay descargas de aguas contaminadas al arroyo que resta.

ASIENTO DEL VIEJO POBLADO YA DESAPARECIDO

Mientras que Manzanillo nace en 1825, un poco después que México logra su independencia en 1821 (cuatro años después), mientras que otras ciudades del país nacieron durante la época de La Colonia. Salagua, sin embargo, ya existía en tiempos prehispánicos como el poblado indígena más importante de la región costera.

Ya luego de la Conquista, ahí estuvieron Hernán Cortés, varios navegantes célebres y hasta el propio Virrey de la Nueva España, Don Antonio de Mendoza. Fue asimismo un placer de perlas bastante conocido.

En 1824 se gestionó la apertura del puerto colimense en la hasta entonces despoblada parte sur de la primera ensenada de la bahía de Las Manzanillas o El Manzanillo, y los pobladores de Salagua, poblado que para entonces había decaído mucho en población e importancia, fueron trasladados al nuevo asentamiento, Manzanillo.

Sin embargo, era conocido ampliamente que el sitio donde estuviera el viejo puerto de Salagua era lugar de tesoros escondidos, como ídolos prehispánicos, monedas antiguas y ruinas de antiquísimos edificios, por lo que empezaron a llegar saqueadores por montones, y se sabe de personas que se enriquecieron vendiendo objetos que desenterraban a los turistas norteamericanos, y otro gran saqueo se verificó por parte de los trabajadores de las constructoras que hicieron el hotel Las Hadas, obra del Arq. José Luis Ezquerra, y propiedad del magnate boliviano del estaño, Antenor Patiño, obras que duraron de 1964 a 1974.

La playa de Salagua no es apta para bañarse por su oleaje bravo, pero tiene hermosas vistas.

HOTELES CONSTRUIDOS SOBRE VESTIGIOS DEL PASADO INDÍGENA Y ESPAÑOL

En mi casa muchos años estuvieron acomodadas en una repisa en una de las recámaras unas doce piezas de barro cocido que mi papá le compró a alguien que las desenterró en la Playa del Tesoro. En una ocasión en que visité el Museo Regional que se ubica en Guadalajara, Jalisco, cuya muestra más famosa es el mamut de Santa Catarina, vi piezas arqueológicas muy interesantes, y un empleado del museo me comentó que algunas de ellas eran piezas originarias de Salagua, en Colima.

Los hoteles se han estado construyendo en la zona del viejo poblado indígena y español, sobre sus ruinas y vestigios impunemente, y los trabajadores se han llevado muchos objetos de gran valor histórico de este sitio, aparte de los saqueadores profesionales, que han hecho su agosto vendiendo a extranjeros.

El Prof. Carlos Elio Brust Victorino, quien fuera cronista de la ciudad y publicara un excelente libro sobre ella, señaló en 1993 la existencia de un gran monolito de roca en la margen derecha del río, con cabeza, tronco y brazos, aparte de una base, del cual existen algunas fotos todavía en los años sesenta, que era conocido por los antiguos manzanillenses como “La Roca del Mono”.

Se sabe que se reportó ante el Inah el hallazgo de antiguas escalinatas y también había jeroglíficos pintados, como señalaron en su momento Don Alfredo Ruiseco Avellaneda y Carlos Roque García Pirsch. También se habla de tumbas de tiro; pero, lo cierto es que no se ha hecho una excavación a conciencia y profesional en lo que queda del viejo puerto indígena y español de Salagua.

Recuerdos del balneario del río de Salagua

UN RESCATE PENDIENTE

La mayoría de aquel, hoy se encuentra debajo de hoteles como Las Hadas y Karmina Palace, pero aún quedan lugares en que no se ha edificado, y deben ser preservados, para conocer más de nuestro pasado y orígenes.

Recuérdese que también en este sitio hubo astilleros hispanos, donde, entre otras naves, se armaron los barcos que luego hicieron las primeras travesías transpacíficas, desde el Puerto de Navidad hasta las Filipinas, de ida y de regreso.

También que era lugar de aguada y reposición de víveres de la Nao de China igual que de buques piratas de muchas nacionalidades, hecho de gran importancia en tiempos en que el escorbuto diezmaba las tripulaciones. No pocos porteños aseguran que han hallado por ahí herrumbrosas espadas y monedas extrañas.

Debería hacerse un gran proyecto para desenterrar la historia del viejo puerto de Salagua. Lo cierto es que, a los que pasamos ya de cierta edad, aún nos tocó ir a disfrutar de este lugar, y no lo olvidamos, tanto más que muchos de los que nos acompañaron, ya no se encuentran entre nosotros, como es el caso de mis padres, mi abuelita y algunos tíos.