El motor inquebrantable
¡Salut y salud! En el complejo escenario global este 2024, el motor inquebrantable para las economías de los países es, siguiendo la teoría y la evidencia reciente es el comercio exterior. México emerge como una potencia gracias a este sector, gracias a las importaciones y exportaciones hoy no tenemos una grave crisis económica y también esta actividad ha mantenido la fuerza del peso mexicano.
México ha demostrado ser un titán en el ámbito del comercio internacional. Sus acuerdos comerciales estratégicos, como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), son testimonio de una política exterior enfocada en fortalecer los lazos económicos. Este tipo de acuerdos no solo generan oportunidades de exportación para las industrias mexicanas, sino que también atraen inversión extranjera, creando un círculo virtuoso para el crecimiento económico.
La diversificación de los socios comerciales de México le otorga una resiliencia notable frente a las fluctuaciones económicas globales. Al tener conexiones sólidas con distintas regiones del mundo, el país se vuelve menos vulnerable a crisis específicas y puede adaptarse con mayor facilidad a cambios en la demanda internacional. Esta capacidad de adaptación ha sido especialmente valiosa en tiempos de incertidumbre, como la reciente pandemia de COVID-19.
El comercio exterior no solo impacta la economía de manera macro, sino que también tiene un efecto palpable en la vida de los ciudadanos. La apertura a los mercados internacionales crea oportunidades laborales, especialmente en sectores clave como la manufactura y la tecnología. Estos empleos no solo generan ingresos, sino que también impulsan el desarrollo social al elevar el nivel de vida y proporcionar acceso a nuevas tecnologías y conocimientos.
Además, la participación activa en el comercio exterior fomenta la innovación y la competitividad. La exposición a mercados internacionales impulsa a las empresas mexicanas a mejorar la calidad de sus productos y servicios, adoptar nuevas tecnologías y procesos, y buscar constantemente formas de ser más eficientes. Esta dinámica competitiva no solo beneficia a las empresas, sino que también fortalece la posición de México en la economía global.
En el escenario internacional, México se erige como un protagonista indiscutible gracias a la importancia estratégica que otorga al comercio exterior. Esta realidad no solo impulsa el crecimiento económico, sino que también contribuye al desarrollo social y la innovación. En un mundo interconectado, México demuestra que el comercio exterior no es solo una opción, sino un pilar fundamental para construir un futuro próspero y sostenible. Ojalá el próximo gobierno no dude en seguir apuntalando al comercio y al nearshoring. Y ni un sorbo más.
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