Consistía en 2 jacalones, de la Calle México a la Francisco I. Madero, en noviembre del próximo año, institución estará cumpliendo 200 años
Este año, el próximo mes de noviembre se cumplirán ciento noventa y nueve años que por primera vez el Gobierno Federal le instaló la Aduana Marítima al nuevo Puerto de Manzanillo, época en la que México apenas tenía cuatro años de haber consumado su independencia como nación.
Durante el tiempo que duró la presencia española en el país, siendo este conocido como Nueva España, la bahía de Manzanillo permaneció deshabitada, siendo la actividad realizada toda a través del Puerto de Salagua, el cual tenía escasa población, y en el cual no se hacía movimiento de carga comercial.
Los primeros pasos tendientes a abrir un nuevo puerto mexicano en el Océano Pacífico se dieron en los últimos años del dominio español, cuando se hicieron algunos estudios sobre la bahía de Manzanillo y su potencial.
Tras la terminación del movimiento independentista, que duró once años, tiempo en el que la actividad comercial se paralizó en el territorio nacional, México dio muestra de querer destacar en este ámbito, aprovechando su cercanía con los Estados Unidos, vecino país al norte, así como aprovechar la ruta marítima establecida hacia el sudeste asiático, gracias a la actividad efectuada por el ya para entonces desaparecido Galeón de Manila, también conocido como Galeón de Acapulco o Nao de China.
Para todo ello, Manzanillo destacaba como una gran bahía, estratégicamente ubicada en la geografía del naciente país. Lo primero que se hizo fue crear un grupo de vigilancia o patrullaje del área de la bahía de Manzanillo y sus alrededores, todavía deshabitada, el cual se llamó Batallón Activo.
Su conformación se dio el 20 de agosto de 1823, bajo del gobierno de Agustín de Iturbide. El Batallón después cambió su nombre a Guardacostas en 1827, siendo presidente de la república Guadalupe Victoria, y finalmente quedó oficialmente desintegrado en 1830, cuando ya el Puerto de Manzanillo empezó a consolidarse, bajo la presidencia de Anastasio Bustamante.
Con miras a establecer un Puerto en Manzanillo que estaba llamado a destacar en el concierto del comercio marítimo -aunque nunca se pensó inicialmente que pudiera llegar a competir y aún a desbancar del lugar de privilegio en este sentido al antiguo Puerto de Veracruz, que era la terminal comercial marítima portuaria por excelencia de nuestro país, y esto era así desde los tiempos de la Colonia-, el 12 de abril de 1824 se envió al regidor del Ayuntamiento de Colima, Francisco Anguiano, para delimitar la zona frente a la bahía de Manzanillo más propicia para las operaciones portuarias, procediéndose luego al desmonte y nivelación del terreno, ocasión misma en que se formó la Calle de la Laguna, con extensión de tres cuadras, para comunicar el lado de la naciente ciudad que daba hacia las aguas de la bahía, con el lado hacia la laguna de Caimanes o de Cuyutlán, que estaba todavía por desarrollar.
Con el tiempo esta calle llegó a ser la Calle Principal y finalmente, la México, como la conocemos hasta el día de hoy. Luego, el 19 de febrero de 1825, se hizo un reconocimiento del nuevo puerto por parte de las autoridades federales, comandadas por el Capitán Narváez, que fueron recibidas por el alcalde de Colima, capital del estado, Don Ignacio Ochoa, el regidor de Colima, Don Placido Díaz, y el Comandante Don Anastasio Brizuela.
Con base en todos los datos e impresiones recabados y comunicados al gobierno presidido por Don Guadalupe Victoria, el 7 de octubre de aquel mismo año se ordena el traslado oficial del Puerto de Salagua al nuevo de Manzanillo.
Otro paso a resaltar en la historia de la nueva terminal portuaria es que el 7 de octubre de aquel año, el Congreso de la Unión habilitó a Manzanillo como Puerto de Cabotaje, es decir, apto para el comercio de mercancías con otros puertos nacionales del litoral, y poco después, en ese mismo año y bajo la presidencia de Guadalupe Victoria, se expidió el decreto que nombró a Manzanillo como Puerto de Altura y Cabotaje.
Por esa misma razón, hace 199 años, el 15 de noviembre de 1825, se termina la construcción de la Aduana Marítima de Manzanillo, la cual fue una obra hecha por J. Jesús Ochoa, en aquel terreno que poco más de un año antes había desmontado el regidor Francisco Anguiano.
Esta primera Aduana que hubo en Manzanillo se localizaba entre lo que son las calles México y Francisco I. Madero, consistente en dos jacalones. Entre los nombramiento que se hicieron estuvieron los de Juan Francisco León, encargado del resguardo marítimo (puesto en el que se mantuvo hasta 1833), y Liberato Maldonado, receptor de la Aduana Marítima.
Fue hasta abril de 1826 que entró en vigor el decreto que oficializó el hecho de que Manzanillo era un Puerto de Altura, es decir, que podía comercializar con puertos de otros países.
Hay que decir que las aduanas marítimas son las instituciones con mayor tráfico de mercancía. Por lo tanto, manejan gran volumen de productos y de todos los tipos existentes de lícito comercio. Estas, están ubicadas en la infraestructura portuaria, controlando el tráfico desde y hacia el territorio por mar.
Sin embargo, también desempeñan labores de tráfico de personas como en el caso de cruceros turísticos, por ejemplo. Las Aduanas Marítimas son de suma importancia, pues fiscalizan cada uno de los ingresos y egresos que van siendo desarrollados vía mar, todo desde el puerto de salida al puerto de llegada.
Se puede decir que es la aduana a través de la cual transita la mayor cantidad de productos que entran en cualquier país, esto es debido a que quienes la utilizan en mayor cantidad son los importadores de productos de países lejanos, que por su gran volumen no pueden enviar la mercancía por tierra o aire. Los transportan en grandes buques de carga, bajo reglas de navegación que los lleva a utilizar diferentes tipos de banderas, identificar el peso y la cantidad de tripulantes, entre otros.