Crónica de la visita de la Primera Dama a Manzanillo, tras Ciclón del 59


*Con impermeable y botas, la Maestra Eva recorrió lodazales, trepó rocas y cruzó charcos

*Gestionó grandes beneficios directos ante el gobierno federal y la iniciativa privada

*Recuerdos de Doña Rosa Martha Aguilar de la Mora, viuda de Moreno, testigo presencial de la visita

Se han dicho muchas cosas sobre la visita que realizó a Manzanillo la entonces Primera Dama del país, Eva Sámano Bishop, esposa del Presidente Adolfo López Mateos, tras el Ciclón que azotó a Manzanillo el 27 de Octubre de 1959, ya que mientras que algunos resaltan su sensibilidad y altruismo, otras personas han dicho que solamente vino a que le tomaran fotos y a pasear.

En este relato, contamos los recuerdos en primera persona de aquella visita, de una testigo cercana de este hecho, como lo es la señora Rosa Martha Aguilar de la Mora, quien rememoró lo que a continuación se plasma en este escrito.

“Era octubre del año 1959 cuando recibimos la invitación a un importante evento para el primero de noviembre, en el que se nos anunciaba que estaría presente la Maestra Eva Sámano, esposa del Presidente Adolfo López Mateos, por lo que procedimos a organizar todo para la importante visita programada; pero, apenas unos días antes, la noche del día 27, Manzanillo quedó literalmente devastado por el más poderoso ciclón del que se tenga memoria en estas tierras.

A los habitantes del Puerto en una noche nos cambió totalmente el panorama, pues, por este fenómeno meteorológico se derrumbaron cerros, miles de casas quedaron totalmente destruidas, y las que quedaron en pie resultaron con graves daños estructurales, y, lo más triste e importante, que miles de vidas se perdieron. Así es, todo en una sola noche, en donde aquel ciclón casi acabó con Manzanillo.

Al amanecer, la tristeza y desesperación se apoderó de todos, y los manzanillenses se dolían unos con otros, ya sea que hubieran perdido poco o mucho, y lo que más dolía eran los llantos desgarradores de quienes habían perdido a sus familiares. Todos trataban de apoyar y sacar adelante a sus familias, pues se empezó de inmediato a carecer de alimentos, agua, luz y casi todos los servicios. También había solidaridad con los vecinos, los amigos, los trabajadores y la población en general, pues la situación reinante era verdaderamente lamentable.

El estado de cosas en Manzanillo era tan deplorable, que muchos optamos por salir, y la única forma era por avionetas que nos mandaban familiares y amigos; pero, cuando ya estábamos por abordar una de estas, nos percatábamos de otra persona con más necesidad de ser evacuada, y le cedíamos el lugar.

Mi esposo, José Luis Moreno, les puso a cuatro de nuestros hijos en la ropa una etiqueta con sus nombres y un teléfono que decía: “Soy damnificado del ciclón de Manzanillo; favor de hablar a mis familiares de Guadalajara”. Recuerdo que un día antes del ciclón había llegado de visita desde Chihuahua para conocer el puerto mi tía Cuca, y se llevó la experiencia más terrible de su vida, al pasar todo el ciclón aquí, y posteriormente, al tener que subirse a una avioneta de dos plazas, una para el piloto y otra para ella, para poder ser evacuada del caos que aquí reinaba. Fue tan fuerte la impresión y experiencia, que tras de esto le quedó un tic nervioso de forma permanente.

Para esto, a la Maestra Sámano se le avisó oportunamente, por intermedio del Gobernador del Estado, Rodolfo Chávez Carrillo, que tendría que suspender sus visitas programadas de antemano a los municipios colimenses, por todo lo acaecido; pero ella, mostrando una verdadera vocación de servicio, decidió no cancelar su visita a Manzanillo, sino venir a ayudar en todo lo que pudiera. Fue así como vino, e incluso cruzó a pie el puente del ferrocarril del río Armería, debido a que el puente de material construido recientemente, la corriente lo destruyó, y el camino rumbo a Manzanillo, quedó interferido por el derrumbe de los cerros que impedían el paso.

Yo estuve presente en su llegada, y lo hizo con toda humildad y amor, deseosa de ayudar a todo el que pudiera, y juntas recorrimos todo Manzanillo, al lado de otras muchas voluntarias, y al ver tanta necesidad y dolor, decidió quedarse en Manzanillo durante varios días, para ofrecer primeramente toda la ayuda inmediata que pudiera a las personas necesitadas y, posteriormente, gestionar de manera directa ante la presidencia de la república todas las ayudas y apoyos que se necesitaran para la ciudad.

Así, vestida con un impermeable y botas de plástico, no dejó lugar sin visitar, caminando entre el lodazal, rocas amontonadas y grandes áreas inundadas, y se abría paso como podía, y cuando no podía hacerlo de manera personal, el personal que la acompañaba le ayudaba a abrirse camino. Era impresionante ver su entrega y compromiso desde el primer momento, haciendo trámites para buscar resolver cualquier problema que detectaba que se estaba dando entre la población.

La lista de beneficios que logró es interminable, como es el caso de medicinas, ropa, cobijas, agua potable y servicios médicos, y solicitó a empresarios de todo el país el que apoyaran de diferente manera para que Manzanillo pudiera volver a ponerse en pie poco a poco. Gestionó la construcción de la Unidad Padre Hidalgo, la colonia Las Brisas, la Escuela de la Pepsi, la Unidad Deportiva López Mateos y muchas otras cosas.

La historia se ha olvidado injustamente su bondadosa hazaña, quedando solamente como recuerdo el que una calle en la colonia Las Brisas lleve su nombre. Ella no necesitó ser colimense para identificarse con todos en el dolor que estábamos viviendo, e hizo todo lo que estuvo a su alcance para que nos recuperáramos de tan terrible tragedia. Considero que era un hermoso ser humano, que debemos recordar y reconocer, por todo lo que hizo por nosotros en una hora tan infausta.

Muchas gracias, Maestra Eva Sámano de López Mateos. Manzanillo siempre la recordará”.

Para terminar, unos apuntes biográficos breves sobre la Maestra Eva Sámano Bishop: Nació en San Nicolás del Oro, municipio de San Miguel Totolapan, Guerrero, el 5 de mayo de 1910, y fue Primera Dama de México de 1958 a 1964. Fue conocida como La Madre Nacional, La Maestra de México y La Gran Protectora de la Infancia.

Estudió para maestra en la Escuela Normal Nacional de Maestros. Se hizo acreedora a doctorados honoris causa por la Universidad Femenina de Filipinas y por la Universidad de Florida.

Su padre era el político Efrén Sámano Montúfar, líder evangélico protestante de su comunidad, y su madre Eleuteria Bishop, de ascendencia inglesa.

Eva Sámano presidió desde 1961 el Instituto Nacional de Protección a la Infancia. Impulsó los desayunos escolares, eventos de donación de ropa y juguetes y emprendió campañas de legalización de uniones matrimoniales colectivas.

A mitad del sexenio, sin embargo, se separó de su esposo, quien volvió a casarse, aunque al final, cuando López Mateos enfermó, ella lo cuidó hasta su muerte.