Muchas veces caminamos al lado de ellos, y nos pasan desapercibidos
Los manzanillenses tenemos edificios emblemáticos, que nos sirven para indicar direcciones, debido a que son edificios antiguos y muy conocidos, que todo mundo sabe en donde se encuentran.
Es algo similar a los mojones de piedra o linderos que la gente antigua levantaba en algunas culturas, para señalar sitios de interés o marcar fronteras. Estas construcciones están ahí desde hace muchas décadas, y tienen una importancia capital en la historia de nuestra patria chica.
Al hablar de edificios, hay que decir que, debido a que somos un puerto enclavado en una zona altamente sísmico, no es normal que haya edificaciones altas, y a pesar de que en otros lugares al hablar de edificios se piensa en una construcción muy alta, de muchos pisos, aquí les decimos así hasta a las de dos plantas. El término no es incorrecto, porque no importa su altura, cualquier construcción es también una edificación. Desde luego que, rascacielos nunca hemos tenido.
De muchas de las primeras edificaciones que hubo en El Manzanillo, tras su traslado a principios del Siglo XIX desde el antiguo poblado de Salagua, que fue su predecesor, no queda memoria, pues estaban hechos a base de maderas, y aunque estas fueran de buena calidad, los ciclones, tan constantes en nuestra franja costera, así como el paso a la preferencia por el concreto y otros materiales los borraron del mapa.
De algunos de ellos que permanecieron hasta los tiempos en que se introdujo la fotografía quedaron como recuerdo algunas borrosas imágenes en blanco y negro solamente.
PERFILES CONOCIDOS DE NUESTRA CIUDAD
Así es que, si hablamos de las referencias porteñas, tenemos, entre otras, las siguientes: El edificio Macchetto, en la calle Morelos, frente a la Plaza Juárez; el edificio de la Crom, que a pesar de ser relativamente nuevo, destaca por ser muy alto y moderno y el viejo edificio de la Crom, más pequeño y lleno de murales, estando ambos por la calle Juárez.
La Presidencia Municipal se encuentra sobre la calle Juárez, frente al Jardín Álvaro Obregón, misma que actualmente está en desuso y abandonada, ya que está esperando su remodelación, que empezó la administración anterior, y la nueva no ha finalizado.
El edificio Del Río (Balbino Dávalos), el Hotel Colonial (Avenida México, el cual incluye restaurante), el edificio Moreno (calle 10 de Mayo), el Guadalajara (Francisco González Bocanegra), el Bayardo (esquina de la México con Colhuas), el Yahualica (calle Miguel Galindo, del que actualmente solo se utiliza la primera planta) y el Linares (calle Francisco I. Madero, actualmente ocupado por una zapatería).
También están el Centro Comercial (Avenida México, abarcando toda una cuadra, con entrada por todas las calles alrededor y antes sede del desaparecido Mercado Reforma), el Mercado de los Agachados (Francisco I. Madero, mismo que se enfoca en comercializar alimentos preparados, principalmente comida corrida, pozole, birria y menudo), el Mercado 5 de Mayo (calle 5 de mayo, abarcando toda una manzana, con entradas por las cuadras alrededor, a saber: 5 de mayo, Cuauhtémoc, Independencia y Vicente Guerrero), el antiguo edificio de la Caja Popular y el nuevo (ambos sobre avenida México, de los que este último destaca por ser muy alto).
REFERENCIAS URBANAS
En base a estos sitios, damos referencias. La mayoría de estas construcciones datan de la primera mitad del siglo pasado, y han aguantado ciclones y sismos. Otros son nuevos, pero se destacan por su importancia, modernismo y, sobre todo, por su altura.
Hemos perdido con los años como referencias al Palacio Federal (que estaba por la calle Morelos, abarcando toda una manzana, donde ahora está una placita comercial, siendo su parte más importante un estacionamiento público), y a la Estación del Ferrocarril, que se encontraba frente a La Perlita, donde hoy se encuentra la Biblioteca Pública “Julia Piza”.
También sirven de referencia las escuelas, algunas muy antiguas, como es el caso de jardín de niños Hidalgo, la escuela primaria particular Miguel Hidalgo y la Vicente Guerrero, entre otras, así como los templos, estando los del rito católico, como la parroquia de Guadalupe y la de El Carmen.
Los manzanillenses de toda la vida decimos, ahí del edificio fulano a tres cuadras, y nos entendemos perfectamente; pero, si la persona no es de aquí, se queda igual de perdido. Nosotros no decimos, camine hacia el norte tantas manzanas, o al noroeste; no. Damos pistas para hallar más rápido una dirección. Entre estos puntos, también entran las parroquias citadinas.
Esas construcciones que miran pasar impávidas el tiempo como si no les afectara en lo absoluto, nos dan también certeza de que, pese a lo rápido que va el progreso y el crecimiento en nuestro entorno, tenemos anclas firmes que nos hacen ver que tenemos una identidad y unas raíces.