Obra Cargada de Poder y Mito.


En 1598, el cardenal Francesco María del Monte regaló al gran duque Fernando I un escudo pintado que, aunque inicialmente pasó desapercibido, fue identificado en 1631 como una obra de Caravaggio. Esta pieza, colocada en la Armería de los Uffizi, muestra a Medusa, una figura mitológica cuya mirada petrificaba a quien la contemplara. La pintura, sobre lienzo aplicado a madera, se inspira en el escudo de Atenea, pero Caravaggio presenta una versión única: el rostro de Medusa está distorsionado por el horror de su decapitación, mientras las serpientes de su melena se retuercen violentamente, capturando el instante entre la vida y la muerte.
Este escudo no solo tiene una carga mitológica, sino también política. Los Medici, que gobernaban Toscana, usaban la iconografía de Medusa para representar su poder militar. La figura de la gorgona reflejaba la capacidad de petrificar a sus enemigos, simbolizando la fuerza y la protección de la familia. La obra de Caravaggio, por tanto, no solo resalta la maestría técnica del pintor, sino también el simbolismo de un momento histórico marcado por el poder y la guerra.
Hoy, el escudo pintado sigue siendo una de las piezas más emblemáticas de los Uffizi, un testimonio de la unión entre arte, mito y poder.