La Nube de Oort: un caparazón cósmico


Aunque aún no ha sido observada directamente, su existencia se infiere a partir del comportamiento de los cometas

En los límites más alejados del Sistema Solar, más allá de Neptuno, se encuentra la Nube de Oort, una vasta esfera que rodea al Sistema Solar como un caparazón. Esta región está compuesta por trillones de pequeños cuerpos helados, algunos de los cuales podrían medir menos de 100 km de diámetro. Aunque nunca se ha observado directamente, la existencia de la nube se ha deducido a partir de los comportamientos de los cometas de largo período y otros cuerpos espaciales.
La Nube de Oort fue propuesta por el astrónomo Jan Hendrik Oort en la década de 1950, basándose en la observación de los cometas de largo período. Aunque Ernst Öpik había sugerido su existencia en 1932, fue Oort quien formalizó la teoría que sugiere que estos cometas provienen de una región distante del Sistema Solar, que funciona como un reservorio cósmico.
La composición de la nube incluye una variedad de sustancias heladas, como agua, metano, etano, monóxido de carbono y amoníaco, que conforman un “caparazón” que rodea al Sol a distancias que van desde las 2,000 hasta las 200,000 unidades astronómicas (UA). Esta última distancia es tan lejana que la Nube de Oort podría extenderse hasta la mitad de camino hacia Proxima Centauri, la estrella más cercana a la Tierra.
Los cometas de largo período que habitan la nube pasan la mayor parte de su vida en ella, siendo ocasionalmente expulsados hacia el Sistema Solar interior por interacciones gravitacionales o la influencia de estrellas cercanas. A medida que estos cometas se acercan al Sol, se vuelven visibles desde la Tierra.
Además de cometas, se cree que la Nube de Oort puede albergar planetas enanos, como Sedna, que tiene una órbita extremadamente alargada, lo que sugiere la presencia de cuerpos adicionales en este remoto caparazón cósmico.
A pesar de su importancia, la Nube de Oort sigue siendo un misterio. Su exploración directa está más allá de nuestras capacidades actuales, pero los científicos continúan investigando su existencia a través de los cometas que escapan hacia el Sistema Solar interior.