La voz de las mujeres en el 8 de marzo: un llamado urgente en colima


El 8 de marzo de 2025, Colima se convirtió en un escenario de protesta donde cientos de pancartas “adornaron” el exterior del Palacio de Gobierno. Estos mensajes, cargados de dolor y exigencia, denunciaban la violencia sistemática, las desapariciones y la impunidad que han marcado la vida de muchas mujeres en el estado. Las manifestantes, alzando sus voces, exigieron respuestas concretas del gobierno ante una situación que ya no pueden tolerar. Este día, más que una conmemoración, se transformó en un grito colectivo que demandaba un “basta” a la violencia y a la indiferencia institucional.
La Dualidad de la Protesta
La marcha de este año en Colima reflejó dos visiones de la realidad. Por un lado, una mayoría abogaba por un enfoque pacífico y respetuoso; por otro, algunas manifestantes, impulsadas por el dolor y la impotencia ante la falta de justicia, optaron por acciones más radicales pues rayonearon los espacios con varias consignas de denuncias, así como quemaron y tumbaron la puerta principal de palacio y ventanas. Alguien preguntaba: “¿Quién lo provocó culpando a algún enemigo de la gobernadora Indira?” y la respuesta fue clara: “En momentos de gran desasosiego, no se necesita quien incite, sino un espacio donde el dolor pueda ser expresado y reconocido.” Esta frase resuena con fuerza, ya que la violencia y los feminicidios sin respuesta efectiva han llevado a muchas a sentir que sus voces no encuentran eco en las instancias gubernamentales (Proceso, 2025). Como dice una servidora pública, si en las oficinas sufren acoso y violencia es inimaginable lo que pasa en la sociedad.
Una Respuesta Institucional Necesaria
La gobernadora Indira Vizcaíno, al reconocer el derecho de las mujeres a manifestarse, destacó la importancia de un acompañamiento institucional que garantice la seguridad de las manifestantes. Su declaración de que “no hay bien material que sea más importante que los derechos de las mujeres” es un llamado a la acción que, aunque bien intencionado, debe traducirse en medidas concretas. La crítica hacia su administración no es infundada; muchas mujeres en Colima sienten que la llegada de una mujer al poder no ha significado un cambio real en la atención a sus demandas (El Comentario, 2025).
A diferencia de los dos años anteriores, este año no se colocaron vallas alrededor del edificio gubernamental, lo que permitió a las manifestantes fijar lonas y cartulinas en las bardas y puertas. Este gesto de apertura por parte del gobierno es un paso positivo, pero aún queda mucho por hacer para garantizar que las voces de las mujeres sean escuchadas y atendidas (OEM, 2025).
Reflexiones desde el Feminismo
Las palabras de feministas como Olympe de Gouges, quien en 1791 publicó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, y Mary Wollstonecraft, autora de La Vindicación de los Derechos de la Mujer en 1792, resuenan en este contexto. Ambas defendieron la igualdad y la justicia, conceptos que siguen siendo relevantes hoy en día. Como afirmaron Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton, “la lucha por los derechos de las mujeres es una lucha por la justicia” (Mott et al., 1851).
La historia de las mujeres en Colima es un recordatorio de que la lucha por la igualdad y la justicia no ha terminado. Cada pancarta, cada grito y cada acción de protesta son pasos hacia un futuro donde las mujeres no solo sean escuchadas, sino también respetadas y protegidas.
Conclusión
El 8 de marzo no debe ser solo un día de protesta, sino también un momento de reflexión. Las marchas son una terapia colectiva que busca despresurizar la olla de la presión social. Es vital que el gobierno escuche y actúe. La gobernadora Vizcaíno tiene la oportunidad de transformar la indignación en acciones concretas que atiendan las necesidades de las mujeres en Colima.
En conclusión, el papel de la gobernadora en este contexto es crucial. Su capacidad para reconocer y respetar las distintas formas de expresión es un paso en la dirección correcta, pero debe ir acompañado de un compromiso real para abordar los problemas que enfrentan las mujeres en el estado. La historia de Colima y sus mujeres merece ser escrita con páginas de justicia, respeto y dignidad.