La reciente amenaza de Donald Trump de imponer un arancel adicional del 50% a China si esta no cede en su ofensiva comercial, encontró una firme respuesta por parte de la potencia asiática. “No provocamos problemas ni nos intimidan. Presionar y amenazar no es la manera correcta de tratar con China”, subrayó el gobierno chino ante las nuevas sanciones económicas que el presidente de Estados Unidos propuso implementar.
El intercambio se intensificó después de que Trump, a través de su red social Truth Social, anunciara que si China no retiraba su aumento arancelario del 34% antes del 8 de abril de 2025, se aplicarían tarifas adicionales a las importaciones chinas a partir del 9 de abril. En respuesta, China calificó las acciones de Estados Unidos como un acto típico de intimidación económica, acusando a Washington de utilizar los aranceles para subvertir el orden comercial global y anteponer sus intereses a los del resto del mundo.
“China tomará medidas firmes para salvaguardar su soberanía, seguridad e intereses de desarrollo”, afirmó un portavoz chino, tras recordar que la nación asiática se compromete a abrirse cada vez más al mundo, independientemente de las presiones externas. También enfatizó que el desarrollo es un derecho inalienable de todos los países, y que las políticas de “Estados Unidos primero” solo promueven un proteccionismo unilateral.
China rechazó la narrativa de “aranceles recíprocos” y de “justicia” impulsada por la administración Trump, argumentando que son solo pretextos para imponer políticas económicas que favorezcan a Estados Unidos y pongan en riesgo la estabilidad global. “La intimidación económica que traslada los riesgos a otros acabará siendo contraproducente”, señaló el gobierno chino.
El enfrentamiento entre las dos economías más grandes del mundo pone de relieve las tensiones comerciales, donde China subraya que no hay ganadores en las guerras comerciales y advierte que los aranceles y las presiones económicas son ineficaces a largo plazo.