La tensión entre el empresariado tecnológico y el gobierno de Donald Trump alcanzó un nuevo pico luego de un duro enfrentamiento entre Elon Musk y Peter Navarro, principal asesor comercial del presidente. La disputa comenzó cuando Navarro desestimó públicamente el papel de Tesla como fabricante, acusando a Musk de ser simplemente un “ensamblador de autos”.
Durante una entrevista en CNBC, Navarro declaró: “Cuando se trata de aranceles y comercio, todos en la Casa Blanca entendemos que Elon no es un fabricante, sino un ensamblador. Muchas piezas de Tesla vienen de Japón, China y Taiwán”.
La crítica no tardó en recibir respuesta. Musk, CEO de Tesla y del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, estalló en su red social X:
“Navarro es un auténtico imbécil. Lo que dice aquí es manifiestamente falso. Tesla tiene la mayor cantidad de coches fabricados en Estados Unidos. Navarro es más tonto que un saco de ladrillos”.
El empresario también ironizó sobre “Ron Vara”, un personaje ficticio inventado por Navarro para reforzar sus posturas en libros académicos. “Este tipo se inventa amigos para tener razón”, escribió Musk.
En defensa de Tesla, Musk subrayó que su empresa es el fabricante de automóviles más integrado verticalmente en Estados Unidos, con el mayor porcentaje de contenido nacional, citando un informe de Cars.com que sitúa a Tesla con cuatro de los cinco modelos más fabricados en EE.UU. durante 2023.
El choque entre Musk y Navarro ocurre en medio de un cambio radical en la política comercial del gobierno de Trump. El pasado 2 de abril, el presidente impuso aranceles del 25% a todos los vehículos importados, con efecto inmediato. La Casa Blanca asegura que la medida busca revitalizar la industria automotriz nacional, pero expertos y gobiernos extranjeros advierten efectos colaterales severos.
Según Anderson Economic Group, el precio de los autos en EE.UU. podría aumentar entre 4 mil y 10 mil dólares, lo que impactaría el poder adquisitivo de las familias. La Comisión de Comercio Internacional estima una caída del 75% en las importaciones automotrices y un aumento del 5% en precios internos.
Navarro defendió los aranceles afirmando: “La diferencia entre nuestro pensamiento y el de Elon es que queremos neumáticos hechos en Akron, transmisiones fabricadas en Indianápolis, motores de Flint y autos de Saginaw. Queremos que todo se haga aquí”.
Musk ha sido crítico de las políticas proteccionistas de Trump, aunque sin atacarlo directamente. En una videollamada con Matteo Salvini, viceprimer ministro italiano, Musk planteó su visión de una zona de arancel cero entre EE.UU. y Europa:
“Ambos bloques deberían avanzar hacia una situación de libre comercio”.
También compartió un video del economista Milton Friedman como defensa del libre mercado.
La política arancelaria de Trump amenaza con desatar una guerra comercial global. Canadá ya calificó la medida como un “ataque directo” y prometió represalias. La Unión Europea y Japón preparan respuestas similares.
México, principal exportador de autos y autopartes a EE.UU., enfrenta un panorama complicado. Aunque el T-MEC exime temporalmente algunas piezas, la industria mexicana podría perder competitividad, según Gabriela Siller, de Banco Base.
La BBC advirtió que el PIB estadounidense podría contraerse un 1% a mediano plazo, mientras que Wall Street experimentó caídas tras el anuncio de los aranceles.
En paralelo a la disputa, Tesla ha visto una caída en sus ventas trimestrales, y sus acciones se cotizan actualmente a 227.32 dólares, cerca de la mitad de su valor máximo en los últimos 12 meses. Parte del impacto se atribuye a la reacción pública contra la figura de Musk como nuevo líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Navarro remató sus críticas: “Elon solo quiere piezas extranjeras baratas. No defiende el empleo estadounidense, sino su propio negocio”.
