Hay dos temas que en los últimos días han inundado las redes sociales con sus comentarios y por supuesto son noticia importante en todos los medios de comunicación impresos y electrónicos. El primero de ellos con una difusión y múltiples comentarios, como no lo había constatado en muchos meses; me refiero a la iniciativa de Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
Dicha iniciativa formulada de manera apresurada, que envió a la Cámara Alta, la presidenta Sheinbaum, tuvo su origen en algunos spot, que el gobierno de Estados Unidos ha venido difundiendo para evitar el cruce ilegal de miles de migrantes, mexicanos o extranjeros que, pese a las deportaciones, insisten en trabajar en el suelo norteamericano. Como dichos mensajes disuasivos fueron replicados en varias televisoras y en algunas plataformas digitales, a la presidenta no le gustó que esos informes, comunicados o mensajes, se dieran a conocer en nuestro país; así lo manifestó en su conferencia mañanera para justificar lo que se convirtió en un bomba política a nivel nacional.
Desde luego que es censurable que Donald Tromp, haya ordenado una serie de anuncios racistas y discriminatorios que atentan contra los derechos humanos de los migrantes; pero si bien es cierto que es válido condenar ese tipo de anuncios, aunque el vecino país puede seguir difundiéndolos en su territorio, me parece exagerado que, aduciendo que hubo “propaganda extranjera”, como nota informativa que se publicó o difundió parcialmente en nuestro país, se haya precipitado lo que se considera a todas luces una ley mordaza, al prohibir a los medios difundir propaganda extranjera y tratar de bloquear de manera temporal las plataformas digitales.
Mientras sus corifeos en los días siguientes salieron a defender en las redes este pretendido bodrio legislativo, justificando que “Las redes tienen un poder inmenso, por lo que el Estado tiene la obligación de actuar, cuando ese poder se utiliza para sembrar odio o dividir a nuestro pueblo”, olvidando que precisamente el anterior presidente AMLO fue quien fomentó la división y el odio entre mexicanos.
Por otro lado, la oposición legislativa federal, la inmensa mayoría de analistas, comentaristas, directores de medios impresos y digitales, en una verdadera vorágine de repudio a la inminente aprobación de la cuestionada iniciativa, argumentaron en todos los tonos que “la presidenta está llevando al país a una censura peligrosa. Quieren controlar y centralizar toda a la información. Crear una Agencia de Transformación digital y Telecomunicaciones es un paso preocupante que nos puede llevar a la dictadura”. Por su parte el historiador Enrique Krause señala que “La vocación del régimen actual en México no es solo dictatorial, sin totalitaria. No solo se trata de concentrar el poder, sino de dominar las mentes. Esto es la ley Censura. Bajo ningún motivo debe pasar”.
Tanto los dirigentes del PAN y PRI, Marko Cortes y Alito Moreno, con indignación expresaron su rechazo a tal iniciativa, que se iba a someter al pleno anteayer lunes, pero, ante la enorme presión de empresarios, periodistas y sobre todo la andanada de críticas que inundaron las redes sociales, a la presidenta no le quedó otra que dar marcha atrás en la inminente aprobación por su domesticada mayoría calificada, expresando que habría “amplia consulta” y que de ser necesario se eliminaría el artículo 109, que es el que causó mayor escozor.
En mi caso, como analista político, como periodista y con mi carácter de presidente del Club Primera Plana, Capítulo Colima, cuyo lema de mi agrupación desde su fundación en 1953 reza: “Por las Libertades de Prensa y Expresión”, a nombre de mis colegas expreso la total condena a dicha iniciativa.
Como parte de este negro panorama, en Colima las autoridades y algunos sindicatos prefirieron quedarse en la comodidad de sus casas y suspender su participación en la histórica marcha del 1 de mayo, donde la libertad de manifestación y expresión rememora la represión obrera que antaño ocurrió; solo el contingente del batallador sindicato de Salud, con su activo liderazgo, hará acto de presencia para expresar críticas a las carencias y requerimientos de hospitales y servicios de salud, aunque la autoridad ponga oídos sordos.
Con respecto al segundo tema, relativo a la seguridad, observamos con preocupación el descontrol y aumento de la violencia, las amenazas, el cierre de carreteras y quema de vehículos que se está incrementando por todo el país, lo que tiene aterrada a la ciudadanía, que constata la indiferencia del gobierno federal, ante esta imparable situación.
Por ello me dio gusto asistir ayer expresar mis comentarios sobre el plan de acción municipal en materia de seguridad que Riult Rivera debe implementar con urgencia; involucrando a decenas de servidores públicos, como guarda bosques, jardineros y trabajadores que hacen su tarea en la calle, para que capacitados, los comprometan a participar, al igual que muchas agrupaciones y ciudadanos contribuiremos a esa tarea, que devuelva a Colima la seguridad que todos demandamos.
Queremos ver más acciones en pro de la seguridad, como los drones que se compraron y para que sobrevuelen por lo menos algunas horas por la noche. Colima reclama menos festivales y más acciones de empedrados y servicios públicos.