Por qué ChatGPT no puede reemplazar a los docentes

Camila Gómez Afanador, Melina Masnatta y Zelmira May coincidieron en que la tecnología debe ser una aliada del docente, no un reemplazo.

El VI Seminario de Innovación Educativa, organizado por Ticmas en la Feria del Libro 2025, abrió su ciclo con un panel compuesto por tres mujeres referentes en el campo de la educación y la tecnología: Camila Gómez Afanador, directiva académica del CESA de Colombia; Melina Masnatta, especialista en innovación y cofundadora de “Chicas en Tecnología”; y Zelmira May, coordinadora de Educación de la UNESCO para el Cono Sur.

Desde distintas perspectivas, las panelistas coincidieron en que la inteligencia artificial y otras tecnologías no están en condiciones de reemplazar a los maestros, pero sí de complementar su labor, siempre que existan políticas inclusivas, formación docente adecuada y un enfoque contextualizado.

Gómez Afanador destacó que el punto de partida para incorporar tecnología debe ser la intención pedagógica y el empoderamiento docente, para que las herramientas digitales no sean percibidas como amenazas. Subrayó también que “un docente formado es clave”, y que se necesita acompañarlo en el tránsito hacia un rol más de guía que de transmisor absoluto del conocimiento.

Por su parte, Masnatta remarcó la necesidad de comprender el contexto al pensar en innovaciones: “Planificar es promptear y promptear es planificar”, dijo, trazando un paralelo entre las nuevas herramientas de IA y la labor tradicional del maestro. Además, insistió en que la educación es un espacio de experimentación segura, donde el error forma parte del aprendizaje y la innovación.

Zelmira May, desde la UNESCO, señaló que la tecnología es parte inseparable de la vida actual: “Hoy no podemos pensar que vamos a quedar ajenos a su impacto”. Pero advirtió que es necesario generar evidencia sobre su uso en el ámbito educativo para no caer en teorías sin respaldo. En ese sentido, mencionó el informe Kids Online, que analiza cómo acceden y usan la tecnología niños y adolescentes en Argentina, y que revela realidades que contrastan con ciertos prejuicios.

Las tres panelistas coincidieron en que no existe una solución única para integrar la tecnología en las aulas. Cada contexto requiere una estrategia distinta. Desde la entrega de dispositivos hasta la conectividad y la formación, la clave es reducir las brechas de acceso y fomentar un uso crítico y reflexivo.

May hizo énfasis en que no se trata solo de estudiantes: “También debemos formar ciudadanos responsables y críticos”. Recordó que en muchas comunidades, el celular es el único vínculo con la tecnología, por lo que prohibirlo sin ofrecer alternativas puede aumentar la desigualdad.

Masnatta sumó otro punto clave: el de los neuroderechos y la manipulación algorítmica. Señaló que la IA suele ser percibida como una solución mágica, pero en realidad requiere una reflexión profunda sobre su diseño, propósito y efectos. Además, destacó la necesidad de “conversaciones honestas” entre actores educativos, ya que la tecnología también implica desafíos de salud mental, tiempo y carga laboral.

El cierre del panel expuso la sobrecarga que recae en los docentes. “Le pedimos demasiado”, reflexionó Gómez Afanador, quien propuso una perspectiva multiactor para enfrentar los desafíos. Masnatta, por su parte, resaltó la experiencia de una profesora que transformó un desafío con IA en una oportunidad pedagógica. “Cuando innovo, transgredo”, le confesaron varios docentes durante su investigación, lo que muestra el esfuerzo muchas veces invisibilizado de quienes lideran desde el aula.

Finalmente, May planteó que si se espera que los docentes sean tiktokers, expertos en IA, planificadores y contenedores emocionales, entonces hay que acompañarlos de verdad, con recursos, formación y reconocimiento: “Son héroes, pero no pueden hacerlo todo solos”.