*Sitio mágico de la región, rodeado de historias y leyendas
Nuestra región tiene una de las playas más largas del país que, aunque tenga diferentes nombres, es sin duda la misma, que inicia junto a la punta de Campos, donde se encuentra El Faro, y que se extiende sin ningún cerro, acantilado, risco o roca que interfiera en su continuidad, pasando por Cuyutlán, las playas del municipio de Armería, las de Tecomán, y finalmente, tras El Ahijadero, El Chupadero y la Boca de Apiza, dividiendo Colima y Michoacán, pero sin cortarse la dicha playa, siguiendo con Coahuayana, el estero de Mezcala, hasta San Telmo, con su laguna cercana al mar.
Ahí es donde la extensa franja costera de esta región, que abarca parte de los estados de Colima y Michoacán, va a terminar en unas rocas, donde se encuentra la famosa Cueva de San Telmo, también conocida como Boca de San Telmo, cercana al Faro de Bucerías. Las playas que continúan tras estas rocas ya son otras, diferentes, como Ojo de Agua, Tamarindillo, Tenacatita, San Juan de Alima, La Ticla y La Placita.
ANUNCIANDO LAS PRIMERAS LLUVIAS
En toda esta región es famosa esta cueva, pues durante los meses de mayo, en que se da un aumento en las mareas, muchas personas adultas esperan escuchar unos truenos fuertes, como cañonazos, conocidos como los Truenos de la Cueva de San Telmo, ya que el mar se encrespa, y las olas, al subir por las rocas, en donde abruptamente acaba la playa que inicia en la Punta de Campos, en el lejano municipio de Manzanillo, se precipitaban con gran violencia al interior de la caverna, resonando como el sonido de innumerables cañones de antiguos barcos, como aquellos corsarios bucaneros que recorrían estas costas, en su afán de atrapar al Galeón de Manila, que, tras zarpar de Manila, cruzaba el Pacífico y descendía por todo el litoral de la Nueva España.
Estos retumbos eran famosos, y la gente les temía, pues su potencia era proverbial. Anunciaban el inicio de las primeras lluvias, que se calcula se da el 15 de mayo en el Pacífico mexicano. Eran, como quien dice, el banderazo de arranque para la época de los ciclones y tormentas tropicales.
Los tronidos de la cueva de San Telmo se llegaban a oír en ocasiones hasta la ciudad de Colima.
Cuando se escuchaban los retumbos de San Telmo fuera de época, la gente se atemorizaba, pues se creía que podría haber un maremoto, porque decían las personas mayores de edad que cuando se suscitó la Ola Verde en Cuyutlán y otros pueblos de la costa en 1932, la Boca de San Telmo se cimbró como con una explosión horrible, al entrar tal cantidad de agua marina de golpe en su interior.
Las personas en toda la región ya estaban duchas en la interpretación de sus potentes sonidos, y estaban atentas a sus señales, como si de un boletín de meteorología se tratasen.
EL GRAN TERREMOTO DE 1995
La costa en los dos estados vecinos entre La Placita y Manzanillo está tan poco habitada, que los Truenos de Mayo se alcanzaban a oír desde San Telmo, sin falta; hasta que un día, esto cesó. Fue el 9 de octubre de 1995, fecha en que se suscitó uno de los temblores más fuertes que hayan azotado la región, y fue en esa ocasión cuando la cueva se rompió.
Al llegar mayo de 1996, ya no se escucharon los tradicionales Truenos de Mayo, provenientes de la Punta de San Telmo. Y nunca más, desde entonces, los colimenses y michoacanos se han estremecido con los cañonazos de la tierra y el mar.
En el texto “Vivencias en Cerro de Ortega”, de José Alberto Peregrina Sánchez, el escritor recuerda que el tronido de la cueva se oía en ocasiones a distancias tan lejanas como la ciudad de Colima.
También menciona este escritor una supuesta aparición que muchos lugareños han visto, de un pescador que acostumbraba a refugiarse temerariamente al interior de la cueva, a donde entraba a bordo de su lancha con una lamparita, hasta que un día el mar lo golpeó contra las piedras, matándolo.
Sin embargo, al poco tiempo de fallecido, reapareció como un fantasma que entraba por las noches al interior de la oquedad fantástica en su lancha, alumbrado con su linterna, al cual reconocían por su larga y desaliñada cabellera, así como su piel, muy morena. San Telmo se encuentra de una de las playas más largas que va desde Colima hasta Michoacán.
Por su parte, en el texto “La cueva encantada de San Telmo”, escrito por Nancy González, natural del Ojo de Agua de San Telmo, y avecindada en Tecomán, se cuenta una leyenda de un tesoro enterrado al interior de la multicitada caverna. Sin duda, es un lugar que incita a echar a volar la imaginación e inspira relatos y leyendas, que mucho tienen de verdad, y mucho de fantasía.
En la parte superior de las rocas hay una placa que recuerda que desde ese lugar se lanzaron al mar las cenizas del célebre filósofo, historiador e ingeniero sanitario Eli de Gortari. Por cierto que, frente a este sitio, hay una gran bahía, la cual la gente puede admirar desde lo alto de las rocas. Todas las playas de los alrededores son de mar abierto.
La Punta de San Telmo está prácticamente deshabitada, pues el sitio donde vive la gente está apartado un poco de la playa, llamado Ojo de Agua de San Telmo. Toda esta región mantiene fuertes lazos con la costa colimense de Tecomán, Armería y Manzanillo, desde los tiempos prehispánicos y coloniales.
Y el recuerdo de aquellos estruendos que sacudían la costa colimense y michoacana permanece, como si en cualquier momento fueran a repetirse, anunciando alguna desgracia, un fenómeno natural o el inicio de una temporada de lluvias refrescante.