De los discapacitados no se acuerdan
Estaba leyendo una nota muy interesante, e incluso muy bonita, publicada este pasado viernes 17 de septiembre, en este prestigioso medio de comunicación, cuyo título decía de la siguiente manera: “Celebran fiestas patrias con adultos mayores”.
Dije que se me hizo bonita, porque en el cuerpo de la nota se describen las actividades que los del DIF (Desarrollo Integral de la Familia) estatal llevaron a cabo con estas personas.
Qué bien que ya no se les diga abuelitos, porque, para serlo se ocupa de tener nietos y no nomás alcanzar cierta edad, y después de los sesenta, no todos disfrutan de los hijos de sus hijos, porque muchos ni siquiera tuvieron hijos en su vida.
Pero, volviendo al tema que me ocupa, es triste darse cuenta de que ese mismo trato no se les da a los discapacitados, y que, para el DIF, la prioridad siempre serán los adultos mayores.
Esto duele a quienes padecemos una limitación física, porque hoy, que tanto se habla de la igualdad e inclusión, los discapacitados siempre vamos a estar en un segundo plano, o quien sabe si en tercero o cuarto. Pero sin alcanzar una igualdad con el trato que reciben los adultos mayores.
En la nota viene un punto muy importante, y, sobre todo, sensible, en donde dice que las personas adultas mayores, mediante actividades sociales y de esparcimiento, puedan disfrutar la convivencia, sentirse acompañadas, escuchadas y valoradas por la experiencia y conocimientos que aportan a la sociedad.
Es precisamente lo que a los discapacitados nunca nos hacen sentir, ya que a nosotros muy poco se nos escucha, y ya no digamos que se nos valore, porque han de considerar que no aportamos nada a la sociedad.
Y, todavía peor, si alguna atención se llega a brindar a los discapacitados, casi siempre nos dejan fuera a los ciegos o a los sordos; ah, porque dentro de las personas con limitaciones, también existe la discriminación.
Los discapacitados somos personas que también tenemos necesidades, y no solamente de tipo económico, como muchos estarán pensando; también necesitamos sentirnos valorados y escuchados
Y, sobre todo, el tener la compañía de alguien que nos cuide, cuando el asistente inmediato tiene que salir a trabajar o a hacer algún trámite, comprar la despensa, etc., y que, por el lapso de algunas horas, tenemos que quedarnos solos.
Para los discapacitados no hay algún lugar a donde acudir para que estemos bajo el cuidado de profesionales o conviviendo con alguien más; mientras que, quien nos cuida habitualmente tiene que salir de casa, por motivos de trabajo, que son por mínimo ocho horas de soledad, en donde a muchos hay que ayudarles con los horarios de sus medicamentos, alguna actividad de rehabilitación, quizá algún aseo personal, etc.
O, simplemente platicar o ver una película acompañados, ayudaría considerablemente a levantar el ánimo.
No es fácil cuidar a un discapacitado, y menos, cuando cada limitación tiene sus propias necesidades y atenciones.
Pero, en algo en lo que sí coincidimos todos, es en la necesidad de afecto, de ser escuchados, valorados y tener esparcimiento.
Es triste que en casi todas las carreras con causa que se hacen, a los discapacitados no se nos toma en cuenta para brindarnos algún beneficio; mucho menos se hacen programas en donde se nos dé alguna tablet o alguna laptop.
Tampoco se crean fuentes de trabajo bien remuneradas y con prestaciones de ley, para obtener el derecho a un retiro o jubilación digna, como cualquier otro trabajador sano en el país.
Y ni soñar que haya programas en donde se nos otorgue una vivienda, ya sea con letras mensuales o bimestrales, descontándolas de alguna pensión, o alguna casa por parte del gobierno en donde se nos cobre una renta simbólica, para tener un techo digno en donde vivir, a bajo costo, y sin ser carga para otros familiares, que no pueden o no quieren ser solidarios para brindarnos espacio bajo su techo.
Por esa razón, muchos discapacitados viven en la indigencia, deambulando por las calles y durmiendo en donde pueden.
Pero, bueno, qué bien que, a los adultos mayores, que, dentro de lo que cabe, se consideran sanos, se les hagan actividades de fiesta y esparcimiento en estas fechas especiales.
Ellos serán siempre la prioridad del gobierno estatal, así que, vaya una felicitación al DIF por tomar en cuenta a este sector vulnerable de la población.
Pero, quiera Dios que algún día que también haya beneficios para los discapacitados, en donde también se nos escuche y valore, y nos hagan sentir acompañados y apoyados.
Que tenga un bonito día.
