Don Rogelio Zúñiga, el hombre que ha iluminado el Cerro de la Cruz por 39 años

Centro y Cerro de la Cruz

*Desde 1986 es una señal para las aeronaves y los marinos

*Cruz erigida por vecinos de San José. tras ciclón del 59

Este escrito es un homenaje a Don Rogelio Zúñiga Estrella, porteño que desde el año de 1986 se ha encargado de iluminar el Cerro de La Cruz, al colocar un sistema de alumbrado en la cruz monumental instalada en cima de este cerro, que es el más alto del centro de la ciudad, lo cual se ha convertido en un referente para los aviones y la navegación, y un aliciente para que muchas personas suban todos los días a hacer deporte, caminar y apreciar las hermosas vistas que son perceptibles desde su cima. He aquí la historia de como se colocó la primera cruz en aquel cerro, como se instaló la actual, como fue la primera vez que se iluminó y la historia de como Don Rogelio la ha estado iluminando de forma ininterrumpida desde hace treinta y nueve años.

ANTECEDENTES DE LA COSTUMBRE DE COLOCAR CRUCES EN LOS CERROS MÁS ALTOS

Desde que los españoles llegaron a nuestro territorio, la actual República Mexicana, fueron conquistando a los diferentes pueblos autóctonos que aquí vivían, sometiéndolos a un gobierno central colonial, dependiente de la corona española, al que por entonces se le llamó Nueva España, y que es el antecedente directo de México. El gran líder de la extensión hispana por estas tierras en esos años, fue indiscutiblemente Hernán Cortés, quien acostumbraba a señalar las cumbres más altas o prominentes de algunos sitios, colocando cruces de gran tamaño, que aparte de buscar propagar su fe, también eran señales para los navegantes y exploradores, costumbre que fue seguida por los demás conquistadores hispanos. Sin embargo, hay que decir que nuestra bahía, de hermosa conformación y casi gemela de la contigua, Santiago, a pesar de estar bien abrigada por numerosas elevaciones, no fue habitada ni considerada de importancia, por carecer de fuentes suficientes de agua potable, y por todo lo contrario, tener aguas malsanas, como eran las de la laguna de Caimanes o Cuyutlán, fuentes de plagas de mosquitos y enfermedades constantes por las pestes propiciadas por su desecado.

Cerro de la Cruz

LOS CERROS DE MANZANILLO

Así que no se sabe que a diferencia de lo que sucedió en algunos puntos de las Californias, aquí se haya colocado alguna cruz en algún cerro por parte de estos exploradores y navegantes. Tras la independencia nacional, estos cerros fueron algunos de los primeros cerros que se habitaron tras el traslado oficial del viejo Puerto de Salagua a la nueva población que formó el gobierno federal, llamada El Manzanillo, el 8 de octubre de 1825, y poco a poco se fueron llenando de gente, tanto que el Servicio Postal Mexicano, a fin de poder entregar de una mejor manera la correspondencia en estas partes altas, les puso a los cerros que rodeaban la ciudad un número de identificación, llamándoles Sectores. El Sector 1, primer cerro que abre la bahía, desde donde en su cima se hacía observación de los barcos que se acercaban y alejaban, así como de cualquier situación importante del clima, lo que era informado a través de banderas y toques de campana; razón por la que se le conoció desde temprano también como el Cerro del Vigía. El Sector 2 fue el siguiente, contiguo, unido al anterior en su base y que fue conocido, por tener una relación muy cercana entre sus habitantes, como el Vigía Chico. El Sector 3 fue el nombre del cerro que bordeaba la salida de la ciudad hacia Campos, para de ahí conectar bordeando la laguna con Armería. Del lado contrario de esta cadena de promontorios a modo de cordillera, al cerro que bordeaba la aún corta calle Principal de la población, se le nombró el Sector 4.

LA TRAGEDIA EN LA PEDREGOSA EN 1959

Algunos de estos cerros eran de roca, otros de tierra y otros tenían mezcla de ambos materiales. Es por esta razón que, desde antaño, cuando había ciclones o lluvias torrenciales, los cerros de tierra, como parte del Sector 3 por el barrio de La Pedregosa, se volvían inestables y peligrosos para quienes ahí vivían, que mayormente tenían casas de madera, principal forma de construcción de aquellos años. Aunque de toda la vida en Manzanillo han pegado muchos ciclones debido a su posición geográfica en el Pacífico Central mexicano, en el año de 1959 un monstruo de enormes proporciones se cernió sobre nuestra ciudad, golpeándola sin piedad el 27 de octubre. Por aquellos años aún no había medición por instrumentos, computadoras ni satélites, ni tampoco se aplicaba la escala Saffir-Simpson; pero, de acuerdo con todos los testimonios y registros documentados de aquel fenómeno terrorífico, se trató de uno de los más fuertes en la historia del mundo, por más que en fechas recientes se le ha querido rebajar su magnitud. Algunos Sectores presentaron desgajamientos mayúsculos, como principalmente el del Sector 3, desplomándose y sepultando casas con personas y familias enteras, dejando una estela de muertes en La Pedregosa, y muy en especial en el barrio de San José, parte de ese sector que fue llamado así por estar ahí la parroquia con ese nombre. Nunca se sabrá con exactitud cuántas personas murieron en este lugar, y ello vistió de luto a todo Manzanillo, y muy en especial a los vecinos sobrevivientes de esta parte de la ciudad.

Desde el Cerro de la Cruz, el más alto de los que rodean el casco urbano, las vistas son inmejorables.

LA PRIMERA CRUZ EN EL CERRO

Es por esta razón que un grupo de vecinos decidió levantar en memoria de las personas fallecidas una cruz de madera de gran tamaño sobre este barrio, lo cual hizo que en poco tiempo a este cerro se le conociera como el Cerro de la Cruz. Hay que decir que este cerro es el más alto de la ciudad, con 183 metros sobre el nivel del mar, más no del municipio; pero en esta primera bahía, donde está el Centro Histórico y es la cabecera de la demarcación, es el más elevado, razón por la que, a pesar de no estar en la cima, esa cruz era visible desde distintos puntos de la ciudad, y además ofrece una vista hermosa desde allá arriba, para quienes subían hasta ella.

LA CRUZ DEL CERRO MÁS ALTO

Pero algunos años después de la colocación de la cruz en su primera ubicación, durante principios de los años setenta, el señor Leónides Pinzón Zamudio se encargó de su reubicación en la cima, encargándose del costo de la construcción de una gran cruz, lo que corrió a cargo del señor Daniel Marcial Aréchiga, siendo ayudado en esta tarea por César Pinzón y el propio Leónides Pinzón, la cual, una vez concluida, fue colocada treinta y cinco metros más arriba de la cruz antigua. Hay que decir que el material fue subido en burros del señor Pedro, conocido como el Peter de la colonia Libertad, hasta aquellas alturas. Aquella primera cruz sigue en su sitio, y es conocida como La Cruz Chica, y es parada de descanso para los que suben por la parte de atrás, viniendo de Ventanas, para hacer un descanso antes de llegar hasta la cima.

ILUMINADA CON BATERÍAS DE AUTO

En el año de 1980, el señor Tomás Morales decidió por cuenta propia que la llamada Cruz de Manzanillo debía tener iluminación, para que fuera visible incluso durante las noches, para lo que tuvo la idea de hacerlo de forma rudimentaria utilizando baterías de automóvil. Aquello funcionó y, a partir de entonces fue posible que la luz de la Cruz del cerro iluminara la ciudad durante las horas nocturnas, por lo que pronto se convirtió en un referente nocturno para marinos e incluso para los aviones, razón por la que también muchos empezaron a conocerla como La Cruz del Marino. Hay que decir que prontamente se convirtió en un referente para los amantes del deporte y la caminata, de modo que casi todos los días por las tardes mucha gente sube hasta la cruz. Recuerdo yo mismo de niño haber subido en una ocasión junto a mi padre, que en paz descansa, y mi perro Mandarín hasta esta cruz, y fue una experiencia inolvidable que atesoro.

El Cerro de la Cruz es el punto más elevado de la ciudad.

LA MODERNA LUZ DE ESTRELLA

En el año de 1986, el señor Rogelio Zúñiga Estrella decidió que la Cruz del cerro debería tener una mejor iluminación, modernizando el sistema utilizado, y para ello adquirió todos los focos, cableado, una caja en forma y todo el material necesario para que así fuera, lo cual pudo ser logrado el 3 de mayo de 1986. Por cierto que en esa fecha, el constructor principal de aquella cruz, Daniel Aréchiga Marcial, se encontraba gravemente enfermo, internado en el hospital del Seguro Social ubicado al fondo de la Unidad Padre Hidalgo, y estando ahí, por la ventana de su cuarto de enfermo pudo ver cuando por primera vez se prendió la Cruz con su nueva iluminación moderna, la cual es la que se utiliza hasta hoy, razón por la que alabó a Dios desde su cama, levantando las manos al cielo, dándole gracias por permitirle ver cumplido ese sueño. Trece días después, el 13 de mayo de 1985, el señor Daniel falleció. Desde aquella fecha, todos los días el señor Rogelio Zúñiga, vecino del Sector 6 del lado de la calle Hidalgo, y su ayudante Pedro, Peter el de la Libertad, estuvieron subiendo todos los días hasta la Cruz para encenderla y darle mantenimiento cuando así se ha requerido, a pesar de ser mayor a los setenta años el señor Estrella, como es muy conocido. Por lo regular, mucho del material eléctrico era comprado en la ferretería de Don Alfredo Flores Espejo, la cual se ubica en la calle Hidalgo, un poco delante de El Tajo. En el año 2012 empezaron a darse avistamientos numerosos de muchas personas que acudían a hacer ejercicio a este lugar alto de una onza, felino difícil de ser visto por ser muy esquivo, el cual en algunos reportes se decía que iba acompañado de una cría. Por las noches se oía su rugido y algunos perros fueron atacados. La madre parecía estar en estado extremo de desnutrición. De pronto, así como apareció, la misteriosa onza desapareció en el 2013, pues nunca más se le volvió a ver. Hay que decir que tras colocarse antenas en un cerro adjunto, al que ahora se conoce como Cerro de las Antenas, se abrió un camino para carros hasta este lugar, donde hay un complejo con algunas áreas de trabajo y oficinas, e incluso un pequeño estacionamiento, siendo un camino de concreto muy empinado. Esto facilitó para algunas personas el subir hasta la cima del Cerro de la Cruz, pues suben con su carro hasta este lugar, y ya desde ahí suben caminando, ahorrándose un buen trecho de subida. Todos los días grandes grupos de personas que gustan del deporte y la escalada suben al Cerro de Cruz, y cada vez aumenta más su número, habiéndose formado una especia de cofradía, donde mucho han hecho amistades duraderas. En 2021 empezó una iniciativa ciudadana a tomar forma para hacer una explanada en torno a la Cruz, la cual encabezaban las señoras Martha Rúan y Adalid Morán, planeando construir entre otras cosas, una banqueta de tres metros alrededor de esta; pero cuando ya se tenía material y se iba a empezar a hacer la obra, en el mes de julio el Ayuntamiento de Manzanillo clausuró la construcción, porque no se tenían los permisos necesarios para ello. También desde hace años existe un proyecto para la instalación de un teleférico que lleve a las personas desde el Jardín Álvaro Obregón hasta la punta del Cerro de la Cruz, lo cual tampoco ha prosperado por diversos motivos, a pesar de que incluso ya se tienen las góndolas y el cableado necesario.

Es pues, el Cerro de la Cruz, uno de los grandes referentes del Centro Histórico, tanto que hasta los mismos marinos y los aviones lo toman como un punto de ubicación por las noches que les indica que se acercan a Manzanillo, además de que su iluminación nocturna es reconocida como un atractivo turístico del centro de la ciudad. Por todo lo anterior, vaya un reconocimiento y felicitación al señor Rogelio Zúñiga Estrella, por su labor desinteresada y positiva de alumbrar la Cruz desde hace casi cuarenta años.