Aquellas clases de periodismo de Don Carlos Valdez

Don Carlos Valdez Ramírez, fundador de El Noticiero (izquierda).

Recuerdo que a mediados de 1998 entré a trabajar en El Noticiero, cuyas oficinas en Manzanillo se encontraban sobre la calle Niños Héroes del Barrio de La Perlita, frente al Mercado de Pescadores. Conocí de este periódico porque iba a visitar de manera frecuente a mi abuelita, Clementina Amaya, que vivía a unas cinco o seis puertas más adelante, con rumbo hacia San Pedrito.

Por aquel tiempo, la sección correspondiente a las noticias e información de Manzanillo llevaba el nombre de El Número Uno, que era coordinada por Rubén Vidaurrázaga, mientras que el periódico en general era dirigido, desde luego, por Don Carlos Valdez Ramírez. Desde el primer día inicié haciendo tres cosas, que eran vender periódico (que lo hacía en el Valle de las Garzas, en los Barrios 1 y 2), hacer caricaturas y notas periodísticas.

UNA BUENA REDACCIÓN Y ORTOGRAFÍA

Para poder empezar a escribir, Don Carlos me hizo una prueba, para ver mi ortografía, para lo cual me hizo escribir el clásico: “¡Vaya, vaya! La yegua baya brincó la valla”. Luego me dictó un escrito periodístico largo, y me señaló que no acentuaba las palabras. Esta prueba me la hizo cerca del mediodía, por lo que me citó para la tarde, para hacerme una segunda prueba, por lo que me pasé toda esa tarde aprendiéndome las reglas de acentuación, lo cual logré de tal forma, que hasta la fecha me quedaron muy bien grabadas.

Recuerdo al otro día, tras de haber recibido orientación de como elaborar una nota periodística, llegué a la oficina y la hice, así como mi caricatura -pues siempre he tenido el talento del dibujo. Cual va siendo mi sorpresa que al otro día la nota que hice sacó el titular a ocho columnas, la cual no recuerdo de que tema habrá sido.

LAS CLASES DE LOS MIÉRCOLES POR LA TARDE EN LA SEGUNDA PLANTA

Generalmente los martes o miércoles estaba en Manzanillo Don Carlos, y al final de la jornada, al cierre de la edición, hacía que todos se quedaran para revisar sus escritos, tanto los que escribían notas informativas generales, como las deportivas, sociales, policiacas y columnas. Se sentaba en una computadora, y todos nos sentábamos alrededor de él, en semicírculo, y por turno le íbamos entregando nuestro material del día guardado en un diskette, y él iba checando todo y haciendo las correcciones necesarias.

Entre los que estábamos por ese tiempo en la plantilla de El Noticiero, entre otros, estaban Tacho Muñoz, Héctor Javier Morán, Toño Vázquez y su hijo Tony, Don Víctor Santoyo Araiza, Saúl Sánchez López, Mariano Trillo Quiroz, Ana Luisa Marín Cortés, el Arq. Juan Véjar Madrueño, Edgar Shaphit, Juan Carlos Ávalos, Oscar Olave, Enrique Virgen Quiles, Sigfredo Zamora, Alejandro Pérez y Norma Osiris Moreno. También recuerdo que por esos tiempos estuvieron varias secretarias atendiendo la recepción, entre ellas Ana María, Laura, Mónica y Lourdes.

LA PROBLEMÁTICA SOCIAL, LO MÁS IMPORTANTE

Don Carlos siempre nos decía que sus enseñanzas eran prácticas. Siempre nos enseñaba a encontrar que era lo principal de la información contenida en una nota, para de ahí sacar el titular o cabeza. Una vez hallada esa información preponderante, el primer párrafo de la nota tenía que coincidir con esto.

Ese tema principal nos decía, no nos lo que tenía que decir el entrevistado, sino que nosotros debíamos encontrarlo, y tenía que incidir en lo social: “Nosotros no buscamos la nota política, sino la nota social”; es decir, lo que le interesa a la gente del pueblo, no a los políticos o empresarios. Lo que interesa, nos decía vez tras vez, es la problemática social, no la política por política. Puede ser algún asunto político, pero que incida en un problema de la sociedad, para que tenga trascendencia.

Tanto se me grabó esta enseñanza, que cuando empecé a hacer por un tiempo una columna, le puse por nombre “Problemática social”. También nos enseñó como hacer la columna en base a la información preponderante, que estaba contenida en el primer párrafo, la cual podía ser en uno, dos o pisos, que cada uno coincidiera en longitud con el otro, lo que llamaba “tamalazo”. También nos enseñó a hacer un balazo y los sumarios.

LA TECNOLOGÍA RUDIMENTARIA DE AQUELLOS AÑOS EN LA SALA DE REDACCIÓN

Recuerdo aquella segunda planta, donde estaban las oficinas donde se escribía en computadora con solo sistema operativo, sin Windows aún. Hasta la salita de redacción se llegaba por medio de unas angostas escaleras. Las pantallas de aquellos lentos monitores eran monocromáticos, y las computadoras no tenían acceso a internet. Tampoco existía por ese tiempo Windows, y nuestros escritos se hacían en un rudimentario procesador de palabras llamado Word Star.

La edición del día correspondiente a Manzanillo se mandaba a cierta hora de la tarde, como a las 7 de la noche, hasta la central camionera, que por aquellos entonces se encontraba en la colonia Libertad, donde hoy se encuentra una tienda departamental, donde un camión se llevaba el paquete con la información, guardada en unos diskettes de 5.1/4 grandotes negros flexibles hasta la ciudad de Colima, donde alguien lo recogía en la central camionera de la capital del estado, para llevárselo a la redacción de El Noticiero, donde se imprimía el periódico, lo cual se terminaba de hacer por la madrugada, y entonces, muy tempranito se mandaba para su venta a Manzanillo en otro autobús.

LA OBSERVACIÓN Y LA CURIOSIDAD

Don Carlos nos contaba como se fue un tiempo a trabajar en una revista en la Ciudad de México, capital de la república, y que lo mandaron a traer alguna información relevante, y él salió a calle y se puso a observar a su alrededor, sin saber que tema tratar o que asunto investigar.

En eso vio en un edificio de gran tamaño a una persona que estaba limpiando los cristales sin ningún temor y poca protección, por lo que pidió permiso para subir y entrevistarlo sobre su profesión, haciendo un gran reportaje, que, desde luego, se publicó en esa importante revista. Eso nos lo compartía para enseñarnos que para sacar una buena información muchas veces solo hace falta observar con detenimiento y cuidado a alrededor y tener curiosidad.

ATENTOS A LA INFORMACIÓN QUE SURGE ANTE NUESTROS OJOS

Recuerdo que también en otra ocasión nos contó un relato, a forma de parábola ilustrativa, que decía que el director de un periódico mandó a uno de sus reporteros a recibir en el muelle de un puerto cercano a un importante personaje, por lo que el reportero salió de inmediato hacia a aquel punto, y se emociónó mucho cuando vio que se acercaba el barco que lo traía y luego de atracar, todos empezaron a bajar. Ya tenía listo todo para tomar apuntes de la entrevista que le iba a hacer, cuando al bajar aquel personaje a tierra, un enemigo se acercó de improviso a éste, y le encajó un puñal, matándolo al momento.

El periodista al momento se subió a su caballo y regresó a la ciudad, pues ya no podría hacer la entrevista que le habían solicitado. Al llegar con el director, le dijo muy triste: “Perdón, señor, pero no pude traerle la información, porque el gran personaje fue asesinado por uno de sus enemigos en cuanto bajo a tierra”, y el director muy molestó, le contestó en alta voz: “¡Que no ves que eso -el asesinato de la gran personalidad- era la información de 8 columnas!”. Con eso nos ilustraba que muchas veces tenemos la información delante de nuestras narices, y no la vemos ni la registramos, porque ya llevamos una idea preconcebida de la información que vamos a recabar.

LOS DETALLES TAMBIÉN SON IMPORTANTES

Incluso, también checaba las fotografías que los trabajadores y colaboradores diversos del periódico en Manzanillo llevábamos, y una vez nos contó que en una ocasión él tomó una foto muy bonita en una corrida de toros -Don Carlos era un gran aficionado a la fiesta brava-, y que la imagen plasmada quedó muy bella, con la expresión plástica del torero haciendo el pase con su capote, el ruedo y el público, y sobre todo, el impresionante toro.

Sin embargo, aunque los expertos en fotografía consideraron que era una gran imagen, le dijeron que hubiera sido perfecta, si no hubiera salido recortada una de las patas del animal. Con eso, nos ilustraba que era muy importante prestar atención a todos los detalles. Desde luego que también nos enseñó a hacer pies de foto de una manera adecuada.

LA VOCACIÓN DE SER MAESTRO DE PERIODISMO

Esta vocación de maestro práctico de periodismo que tenía Don Carlos Valdez Ramírez en la redacción del periódico no es algo normal, pues en otros periódicos, los directores no le prestan atención al mejoramiento del trabajo de los periodistas en su plantilla, ni mucho menos piensan en andarles enseñando nada, sino que se dedican a tejer relaciones con políticos, funcionarios y empresarios, así como a la parte comercial de su diario.

Don Carlos no solamente enseñaba con su palabra, sino también con el ejemplo, porque todos sabían que cuando Don Carlos hacía una entrevista -que lo hacía constantemente-, esa sería la nota principal del periódico del siguiente día, y no por ser el director del rotativo, sino por la calidad del escrito que hacía.

El sábado 31 de julio del 2021, a sus 75 años, falleció el fundador de El Noticiero Manzanillo, Don Carlos Valdez Ramírez. Don Carlos se distinguió por formar y dar oportunidad a muchos nuevos periodistas, buscar siempre en la información la problemática social y ser un gran entrevistador, además de no conformarse con ser solamente un empresario, sino un periodista en toda la extensión de la palabra.

Hoy el periódico cambió sus oficinas a otro sitio, al Valle de las Garzas, y aquellos tiempos ya se fueron; pero a los que los vivimos nos da nostalgia recordar el haber conocido a un periodista de tanta calidad y sapiencia.