Trágica y breve historia de Joel Montes Camarena, parte 3 y 4


El naufragio de Montes Camarena

 Ana Laura Arreola Hernández

Tercera parte

Las alarmas del barco comenzaron a sonar y los tripulantes salieron de sus camarotes de inmediato. Uno de los sobrevivientes relata el momento, en el cual Montes Camarena tomó la decisión de no abandonar el barco y quedarse a lado de su familia aunque eso significara perder la vida.

“Yo salí por una puerta que va a dar hacia popa y había una escalera y en el puente hacia arriba vi al capitán y le pregunté:-¿qué hay que hacer?-, y él me contestó: -paisano, abandono de buque, sálvese quien pueda-, vi que él traía un golpe, tenía un poco de sangre, Lupita estaba junto a él y él traía abrazada a Krisis”, recuerda el motorista de aquel buque Miguel Ángel Puente.

Otro de los sobrevivientes cuenta que le pidió al capitán a la niña para llevársela, pero Montes Camarena no asintió, “nos vamos los tres”, dijo decidido. Así consumaron su amor, juntos hasta el final de su existencia.

No sólo Joel decidió permanecer en el barco voluntariamente, el oficial de máquinas Luis Fernández Morales y el oficial de cubierta Jorge Belchez González, tampoco abandonaron la embarcación, todos cumplieron su deber hasta el último momento.

Debido a que el barco se encontraba escorado (inclinado) hacia babor(izquierda), las puertas de fierro se cerraban ante los ojos de los que intentaban salir. Hubo un cocinero que quedó aprisionado por los cabos (cuerdas), y pedía a gritos que lo salvaran, pero nadie pudo hacerlo.

Los tripulantes intentaban ir a estribor para evitar hundirse con el barco, agarrándose de lo que tenían a la mano. Puente, uno de los sobrevivientes del naufragio revive aquella madrugada de tensión mientras el barco perecía, “Yo creo que todos se desesperaron mucho, porque el barco estaba ya muy inclinado, casi casi acostado cuando la gente se aventaba, la propela estaba dando vueltas, yo lo que hice fue irme a gatas agarrándome y brinqué la barandilla y por fuera de la barandilla me agarré. La chimenea estaba echando humo, todo estaba oscurísimo no se veía, a las 3 de la mañana las olas llegaban y nos cubrían, cuando reventó una ola grandísima, ahí yo en el nombre sea de Dios padre,  fue donde me aventé con la ola, de ahí pal real yo no sabía si le daba para abajo o le daba para arriba, cuando pude salir yo ya no vi absolutamente nada”

El hundimiento ocurrió en el punto denominado Punta Delgada, frente al puerto de Tampico, Tamaulipas. Sobrevivieron 12 de los 37 tripulantes. Afortunadamente los sobrevivientes vivieron pocos días a la deriva, pendientes de los barcos que pasaban, haciendo señas y preocupados por los días que se avecinaban.

Naufragio y rescate

Cuarta y última parte.

 Del Buque Tlaxcala sólo quedó una mancha blanca en el fondo, desapareció con su capitán en las profundidades del Golfo de México. Con la esperanza de ser rescatados, los sobrevivientes se debatían entre la vida y la muerte.

Miguel Ángel Puente, encontró su salvación en una tabla de triplay, estuvo a la deriva hasta que vio una balsa salvavidas color naranja, ahí se encontró con otros sobrevivientes, no pasó mucho tiempo hasta el momento de su rescate, aunque cada día en altamar era difícil debido a las condiciones en las que se encontraban.

“Era 22 de diciembre me acuerdo muy bien, se apareció un barco en la madrugada, entonces aventamos luces de alcance, y el barco vino hacía nosotros, paró maquinas y dijimos: -ahora sí ya la hicimos-, pero el barco apagó sus luces arrancó y se fue, después declaramos eso en capitanía, y nos dijeron que era un barco ruso”, relata el sobreviviente.

Finalmente recobraron la esperanza al ver a lo lejos una señal de tierra y posteriormente los reflectores de un barco les dieron la alegría de que estaban próximos a ser rescatados.

“Así estuvimos ya para el amanecer del 23, vimos el Pico de Orizaba, intentamos remar en esa dirección pero no pudimos movernos mucho, fue entonces que vimos algo que relampagueó, pensamos que iba a llover pero era un reflector, cuando lo vimos, sacamos la provisión y en oscuridad hicimos señas y comenzamos a pitar, parecíamos brasileños con la batucada, ya no teníamos ninguna luz de alcance, nos quitaron el reflector para la revisar la zona, y otra vez a pitar a pitar y con trapos así, no traía ni camisa, pos el puro pantalón Levis, sin chamarra ni nada, ya fue cuando oímos el motor de una lancha y se nos acercaron”.

Una vez que les fueron recabados los datos, los náufragos fueron llevados al hospital de la Marina en el puerto de Veracruz para ser atendidos.

El cuerpo de Joel Montes Camarena nunca fue encontrado, ni de la pequeña Krisis, tampoco el de su esposa Guadalupe Medrano, quien se dice estaba esperando otro hijo en el momento de su muerte,

Joel murió en cumplimiento de su deber a la corta edad de 27 años. Cada año sus compañeros de generación le realizan una ceremonia para conmemorar su vida y su trágica muerte. Actualmente se está realizando un documental sobre la vida de este honorable capitán para conmemorar su 41 aniversario luctuoso.