Billares Ochoa, refugio de jubilados porteños desde hace 50 años


*Único por ambiente familiar, con mesa para mujeres que pueden acudir con sus hijos

*No se vende alcohol; en su lugar hay café, refrescos, galletas y botanas

Entre los manzanillenses de cepa, es una tradición el asistir de cuando en cuando a relajarse y convivir con amistades y conocidos a un sitio que ya ha forjado una historia propia por medio siglo en el Centro Histórico de la ciudad, y me refiere a los Billares Ochoa, que son un refugio en medio del caos citadino para las personas jubiladas y de la tercera edad, al lado de los jóvenes que también gustan de este pasatiempo.

DIARIAMENTE DESDE LA MAÑANA A LA NOCHE

Fue en el año de 1972 que el señor Don Armando Ochoa Sánchez abrió las puertas del entonces Billar México, sobre la calle México, el cual pronto se convirtió en el preferido y más concurrido de la zona, el cual actualmente es visitado tanto por los locales, como incluso por turistas. Actualmente y desde hace quince años, los Billares Ochoa se localizan en la esquina de las calles México y Nicolás Bravo en la parte alta, segunda planta, después de haber estado muchos años en la parte baja.

Cincuenta años después, el lugar sigue perteneciendo a la familia Ochoa, siendo administrado por Marlene Ochoa, abriendo todos los días desde la mañana hasta la noche, y cerrando únicamente dos días al año por medio día, en el mes de diciembre. Hay que decir que en este lugar no se vende ni se permite consumir alcohol, y por lo contrario, existe un ambiente familiar, que hace que las personas lo prefieran por su tranquilidad y la paz y camaradería que ahí se vive.

Durante más de cuatro décadas los Billares Ochoa han sido un lugar de encuentro de jubilados porteños.

DE TODAS LAS CLASES SOCIALES Y EDADES

También en este sitio conviven personas de todas las clases sociales sin problema alguno. En el lugar se expende café, refresco, galletas y algunas botanas, lo que hace más agradable la estancia ahí. Algo muy especial de los Billares Ochoa, antes México, el cual es uno de los escasos billares de la ciudad, y el más conocido y concurrido, es que tiene realmente un ambiente familiar, ya que tiene una mesa especial para que jueguen mujeres, las cuales pueden acudir incluso con sus hijos pequeños, así sean de brazos, siempre y cuando no lloren y moleste a los demás concurrentes, pues entonces sí se les llama la atención de que calmen a su hijo o salgan del lugar.

Ellas se sienten muy a gusto, protegidas y seguras por ese ambiente sano y agradable, donde prevalecen las pláticas, bromas y alegría, todo presidido por la señora Marlene Ochoa. Los Billares Ochoa tienen siete mesas de billar, todo con la mayor calidad, cuidado, limpieza y mantenimiento y siendo un lugar muy accesible.

COMO UNA FAMILIA

La señora Ochoa reconoce que ha sido difícil recuperar la clientela que tenían cuando estaban en la parte baja, donde ahora hay una tienda de conveniencia, pero que, con el paso del tiempo, han ido recuperando e incluso ganando una nueva concurrencia asidua.

En muchos de los casos, los habituales de los Billares Ochoa ya se ven como una familia, asegura Doña Marlene, pues hay personas que tienen acudiendo al lugar toda una vida, recordando que desde que era una niña ya estaba en funcionamiento este negocio de su padre en el corazón del puerto.

Solamente los manzanillenses de cepa conocen este rincón de esparcimiento y solaz en la calle principal del casco urbana, pero en la parte alta de una concurrida esquina, como lo es la de la Calle México con la Nicolás Bravo. Cincuenta años después, ahí siguen los Billares Ochoa, viendo pasar el tiempo.