La cobertura de hielo marino mundial descendió a niveles récord, agravando el calentamiento global y afectando los ecosistemas polares
El observatorio climático europeo Copernicus reportó que la capa de hielo marino global alcanzó un mínimo histórico en febrero de 2025, en un contexto de temperaturas inusualmente altas cerca del Polo Norte y un persistente calentamiento global.
El 7 de febrero, la extensión del hielo marino mundial se redujo a 16,04 millones de kilómetros cuadrados, el nivel más bajo jamás registrado. Además, el mes pasado se convirtió en el tercer febrero más cálido desde que existen registros, según Copernicus.
Impacto en el clima global
Samantha Burgess, del Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos a Medio Plazo, advirtió que la continua disminución del hielo marino tendrá efectos de largo plazo en el clima, los ecosistemas y la vida humana, no solo en las regiones polares, sino a nivel mundial.
“Una de las consecuencias de un mundo más cálido es el derretimiento del hielo marino, y su disminución tiene graves impactos a lo largo del tiempo”, señaló.
El océano absorbe más calor
El derretimiento del hielo marino no solo reduce la cobertura reflectante de la Tierra, sino que también acelera el calentamiento global. Cuando el hielo y la nieve desaparecen, la radiación solar, que antes era reflejada al espacio, es absorbida por el oscuro océano, elevando aún más las temperaturas.
Simon Josey, profesor de Oceanografía en el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, explicó que este fenómeno es especialmente preocupante en la Antártida, donde las altas temperaturas podrían impedir la regeneración del hielo marino durante el invierno del hemisferio sur.
Un mundo cada vez más cálido
Según los datos de Copernicus, la temperatura global en febrero de 2025 fue 1,59°C superior a la media de la era preindustrial, mientras que el periodo de diciembre a febrero se convirtió en el segundo más caluroso de la historia.
Los expertos advierten que la crisis climática está acelerando la transformación de los ecosistemas polares, con consecuencias impredecibles para la estabilidad climática global.
