Chimpancés y orangutanes pueden recordar vivencias de varios años

Investigaciones sugieren que los grandes simios pueden recordar experiencias pasadas con notable precisión incluso sin lenguaje verbal.

Los chimpancés y orangutanes no sólo comparten cerca del 98% del ADN con los humanos, sino también habilidades cognitivas sorprendentemente complejas. Una investigación publicada en la revista Current Biology ha demostrado que estos primates tienen la capacidad de recordar experiencias vividas incluso después de varios años, lo que apunta al desarrollo de una forma de memoria autobiográfica no verbal.

La investigación fue liderada por la científica española Gema Martín-Ordas, actualmente afiliada a la Universidad de Aarhus (Dinamarca). El estudio sometió a chimpancés y orangutanes a pruebas controladas de memoria que involucraban la búsqueda de objetos y el uso de herramientas, con resultados que desafiaron las nociones previas sobre la exclusividad humana de la memoria episódica.

Me sorprendió descubrir no sólo que recordaran un hecho de hace tres años, sino también que lo hicieran tan rápido”, destacó Martín-Ordas en declaraciones recogidas por la revista.

PRUEBAS DE MEMORIA Y CODIFICACIÓN CONTEXTUAL

Los primates participantes, que sólo habían sido expuestos cuatro veces a un escenario concreto tres años antes, fueron capaces de identificar de inmediato la ubicación de herramientas ocultas, mostrando un recuerdo preciso de eventos pasados y altamente específicos. En promedio, tardaron tan sólo cinco segundos en localizar el objeto buscado, sin deambular ni mostrar signos de ensayo y error.

Este tipo de comportamiento sugiere la existencia de una memoria episódica, es decir, la capacidad de recordar eventos concretos ocurridos en un contexto determinado (qué, cuándo y dónde), lo cual es un componente esencial de la memoria autobiográfica humana.

En el estudio, se utilizó una metodología que diferenciaba entre la simple memoria de reconocimiento y la evocación episódica. Los animales no sólo recordaron la localización de herramientas y objetos, sino que también distinguieron entre escenarios muy similares, lo cual requiere un nivel avanzado de codificación contextual.

MEMORIA AUTOBIOGRÁFICA SIN LENGUAJE

Aunque los primates no poseen lenguaje como los humanos, el estudio sugiere que pueden tener una forma “implícita” o no verbal de memoria autobiográfica. Según Martín-Ordas, esto cambia el paradigma en torno a lo que se considera la autoconciencia del pasado en animales no humanos.

Este hallazgo es crucial porque implica que son capaces de enlazar diferentes elementos de eventos muy parecidos”, añadió la investigadora.

La memoria autobiográfica se pensaba exclusiva del ser humano debido a su vinculación con el lenguaje y la narrativa personal. Sin embargo, investigaciones como esta demuestran que el lenguaje no es necesariamente un prerrequisito para recordar eventos personales pasados, al menos en su forma más básica.

Un artículo complementario publicado por Nature Reviews Neuroscience en 2020 señala que ciertas especies de primates, elefantes y cuervos muestran capacidades cognitivas que podrían ser análogas a la memoria episódica, lo que sugiere una evolución convergente de estas habilidades.

IMPLICACIONES EVOLUTIVAS Y ÉTICAS

Desde un punto de vista evolutivo, estos hallazgos aportan evidencia de que la memoria episódica tiene raíces más profundas en el árbol filogenético de lo que se pensaba. Si bien la memoria semántica (hechos generales) ha sido documentada en muchas especies, la memoria episódica requiere una integración temporal y espacial más compleja.

La habilidad para recordar dónde se escondió una herramienta o qué camino tomar para encontrar alimento también tiene un valor adaptativo claro. En la naturaleza, este tipo de memoria puede aumentar las posibilidades de supervivencia.

Según estudios del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, los chimpancés salvajes muestran comportamientos que requieren planificación a largo plazo, como el transporte de herramientas por kilómetros para cazar termitas o recolectar miel, lo que sugiere una representación mental del futuro y del pasado..

Pese a lo impactante de los resultados, Martín-Ordas advierte que todavía hay que establecer con mayor precisión qué componentes exactos de la memoria autobiográfica poseen los primates. El principal desafío es metodológico: ¿cómo probar recuerdos subjetivos en sujetos no verbales?

Para abordar esta limitación, los investigadores están explorando nuevas formas de evaluación, como escaneos cerebrales funcionales (fMRI) y análisis de comportamientos espontáneos frente a estímulos pasados. Estudios recientes con neuroimagen en bonobos han identificado patrones cerebrales similares a los humanos durante tareas de memoria (Amiez et al., 2023, PLOS Biology).

El descubrimiento de habilidades cognitivas tan sofisticadas en primates no humanos también tiene implicaciones éticas. Cuanto más sabemos sobre la vida mental de estos animales, más complejo se vuelve justificar su uso en experimentación o su confinamiento en zoológicos.

Diversas organizaciones científicas, como la European Federation of Primatology, abogan por un cambio en la legislación que reconozca derechos cognitivos básicos a especies con evidencia de autoconciencia o memoria autobiográfica.

La investigación demuestra que la mente de los grandes simios no es tan distinta de la nuestra como se creía. Al recordar eventos únicos ocurridos años atrás, los chimpancés y orangutanes muestran que la memoria autobiográfica podría ser más antigua evolutivamente y menos exclusiva del Homo sapiens.

Este tipo de estudios no sólo enriquece nuestro entendimiento del cerebro y la memoria, sino que también nos obliga a repensar nuestras relaciones con los animales que comparten nuestro linaje evolutivo.