Pekín ha asegurado el respaldo de 70 países para justificar una posible acción militar contra Taiwán, debilitando la posición de la isla en la ONU.
Mientras el mundo centra su atención en la guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza y las elecciones presidenciales en Estados Unidos, China ha fortalecido su estrategia diplomática para aislar a Taiwán. En los últimos 18 meses, 70 países han adoptado la narrativa de Pekín, aceptando que la República Popular China tiene derecho a emplear “todos los medios” para la reunificación con la isla, lo que incluye el uso de la fuerza militar.
Este respaldo internacional no es casualidad. China ha expandido su influencia en el Sur Global a través de acuerdos estratégicos y el financiamiento de proyectos de infraestructura en el marco de su iniciativa “Cinturón y Ruta de la Seda”. Países como Sudáfrica, Egipto y Pakistán han alineado sus posturas con la de Pekín, lo que ha reducido las posibilidades de que una eventual resolución de condena en la ONU reciba apoyo mayoritario.
Actualmente, 89 países aceptarían el uso de la fuerza por parte de China contra Taiwán, y 119 naciones (el 62% de los Estados miembros de la ONU) reconocen la reivindicación territorial de Pekín, aunque sin apoyar explícitamente una acción militar.
El presidente chino, Xi Jinping, ha hecho de la reunificación con Taiwán un objetivo central de su gobierno desde 2013. A diferencia de Vladimir Putin en Ucrania, Xi ha trabajado para garantizar que una condena internacional en la ONU no prospere en caso de una intervención militar.
Este escenario deja a Taiwán en una posición cada vez más vulnerable, reduciendo sus esperanzas de obtener reconocimiento en la ONU y aumentando el riesgo de una ofensiva china sin consecuencias diplomáticas severas para Pekín.
El papel del Sur Global
El apoyo de estos 70 países refleja un cambio geopolítico significativo. Muchas naciones que sufrieron el colonialismo occidental han optado por alinearse con China, abandonando a Taiwán a su suerte en favor de la realpolitik y la dependencia económica de Pekín.
Este aislamiento refuerza la postura de China en su conflicto con la isla y deja a Taipéi con menos aliados en la comunidad internacional, lo que podría acelerar una crisis en el estrecho de Taiwán en el futuro cercano.
