De Colima me quedo con lo bueno: Bindu Gross


Sailis Quesada Requejo

Es una figura habitual en el andador Constitución, siempre está allí, animando las tardes con la música de su saxo. Bindu Gross vino de paso a Colima y ya lleva 32 años aquí, aunque conserva su acento estadounidense, se siente parte de esta ciudad y la ciudad, también parece sentir que él le pertenece.

Interpreta jazz, bossa nova, música con las más variadas influencias y de su propia creación, ha tocado con músicos como Dizzy Gillespiey Alice Coltran, figuras de las más relevantes en el desarrollo del jazz moderno.

En el estado se ha presentado en los más variados escenarios, desde que llegó junto a su esposa, la mexiqueña Beatriz y comenzaron a trabajar en un grupo de la Universidad de Colima.

A Bindu la música le viene por tradición. Supo que alguien podía desafinar cuando comenzó la primaria. “En el coro de la escuela una persona no cantaba bien y la maestra le dijo que se pusiera a mi lado para que afinara.  Cuando ella empezó a cantar yo no lo podía creer, ¿cómo puede hacer eso?, me preguntaba”, dice entre risas que hasta ese momento todo lo que había escuchado era armonía.

Sus abuelos cantaban en el coro de la Iglesia del pueblo donde vivían, en el estado de Maryland, en los Estados Unidos y en la casa era tradición cantar antes de las comidas. “En mi familia, cuando se juntan, todos cantan. ¿Qué vas a cantar? Me decían, para ver si podían acompañarme.”

De niño vivió la segregación racial, asistió a una primaria solo para personas de color. Gracias a su inteligencia y a la influencia de sus abuelos en el Partido Republicano, pudo pasar la secundaria en la “Escuela Americana”, allí tuvo muchos privilegios, fue a lugares donde los afrodescendientes no podían entrar.

“Recuerdo la primera vez que siendo un niño fui con la directora de la escuela a ver una orquesta sinfónica, éramos los únicos de color en la sala, pero yo me olvidé de eso, parecían miles de gente tocando una música y yo estaba asombrado.”

En la secundaria se unió a la banda de música clásica, desde ese momento escogió el saxofón. Él ni siquiera sabía que instrumento era, pero su padre se lo sugirió y él, muy entusiasmado le dijo que sí. Claro, la música clásica no era su interés, el mismo maestro formó una banda de jazz de las conocidas como Big Band y en las noches tocaban jazz en todo tipo de lugares, incluso racistas.

La familia Gross esperaba que Bindu se convirtiera en el primer senador republicano de su raza, en Maryland. Primero, sus abuelos querían que se convirtiera en pastor, como un camino para llegar a la política y él no se opuso hasta que se descubrieron los secretos de un senador corrupto de su partido y a pesar de eso su padre no le retiró el apoyo.

En ese momento decidió dedicarse solo a la música. Después de varios años tocando por los Estados Unidos y experimentando en el veganismo y la meditación, se enamoró de Beatriz. Ella era mexicana, del D.F.,  tocaba el piano y le enseñó las influencias de la música mexicana en el jazz, que él desconocía.

Cuenta que ya casados, en su grupo le preguntaron si su esposa era blanca o negra y él les explicó que era mexicana. Pero allí “eran blancos o negros” y él decidió abandonar Solar, la banda que había creado y se vino con Beatriz al D.F., porque le parecen ridículos esos conflictos raciales.

“Me encantó México, escribí una serie dedicada a este país y la grabamos. Todavía no hablaba español cuando llegué al D.F., pero me ayudaron mucho cuando empecé a dar clases de saxofón en la Escuela Superior de Música.”

Y también le gustó Colima, su seguridad y tranquilidad. La manera de la gente dejar las casas abiertas, al igual que en Maryland, aunque son un poco chismosos, dice carcajeándose con esa manera contagiosa que tiene de contar las cosas, pero no le importa, él se queda con todo lo bueno que ha encontrado en este lugar.

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