Como se halló agua potable en Manzanillo por primera ocasión


UN EXCELENTE PARAJE, PERO SIN AGUA POTABLE

A pesar de ser un sitio excelente, propicio para el anclaje de grandes y múltiples embarcaciones de diferentes tipos y calados, el paraje de El Manzanillo, también referido como Ensenada de Las Manzanillas, en la parte sur de la bahía de Manzanillo, no era habitado, sino un lugar desolado entre el mar, numerosos cerros y la laguna de Caimanes o Cuyutlán, donde crecían entre la arena profusamente unos arbustos de mediano tamaño, cargados de frutos rojos venenosos, conocidos como manzanilla de la muerte, los cuales, a pesar de su toxicidad, eran inocuos para las cabras y algunos animales. 

Por su profundidad y el hecho de estar abrigado contra los vientos y tener condiciones para establecer una población, parecería extraño que nadie viviera en este espacio costero; sin embargo, existía una explicación, y era el hecho que no se sabía de fuentes de aprovisionamiento de agua potable, líquido vital para la vida de los seres humanos. 

Es por esta razón que desde los tiempos prehispánicos y durante la Colonia, se establecieran poblados como Salagua, en la parte más al norte de esta misma bahía, y Santiago, en la siguiente bahía, casi gemela, pues se disponía de arroyos con importante caudal la mayor parte del año; pero no en El Manzanillo.

SE ENCUENTRA AGUA EN SAN PEDRITO A FINES DEL SIGLO 18

En 1791, desde la Metrópoli en el Viejo Mundo, la corona determinó que se establecieran intendencias en todos sus dominios, y por esta razón se envío a las diferentes regiones del imperio hispano a visitadores, para que realizaran censos y se levantaran descripciones geográficas minuciosas, así como datos políticos y económicos. Es así que llega a nuestra región, parte en aquel entonces de la Nueva España, el Coronel Diego de Lasaga, con cargo de visitador, y empieza a recorrer, entre otros lugares, el Occidente de México. 

En este periplo arriba a Manzanillo, donde el 2 de enero de 1793 recorre la bahía de La Manzanilla, como la designa en sus escritos, y encuentra que solamente hay presencia de pescadores y buzos en un pequeño asentamiento en el sitio nombrado ya desde entonces como San Pedro, que corresponde al actual San Pedrito, los cuales, aparte de pescar, también buscaban perlas. El hecho responde a que ahí había algunos escurrimientos de agua amarillenta de muy mala calidad e incluso, aparte del mal sabor y mal olor, pero que sin embargo, aun así era posible beber de ella. 

Merced a sus conocimientos e intuición, de Lasaga determina que en el subsuelo puede hallarse algún depósito potable, por lo que se dirige a sus acompañantes que le siguen en su importante misión para que piquen con sus herramientas en la parte alta del cerro rocoso de San Pedro en diferentes puntos, hasta que encuentran uno donde empieza a brotar el agua, y al catarla, se dan cuenta que es potable y emana en tal cantidad, que rápidamente se forma una casimba. 

GRAN DESCUBRIMIENTO POSIBILITA LA EXISTENCIA DE MANZANILLO

Este hecho hace que los buzos locales estallen en júbilo y algarabía, pues es la primera vez que en esta parte de la bahía se halla vital líquido apto para el consumo humano y en cantidad suficiente para abastecer a gran número de personas. También hay alegría entre los funcionarios, ya que esto permite empezar a pensar que por primera vez podrán hacerse planes serios para establecer una población en la estratégica parte sur de la bahía de Manzanillo. 

Estos datos quedan consignados en su informe oficial, en la parte correspondiente a la Descripción Geográfica del Partido de Colima, el cual se publica tres años después, en 1794, casi al final del Siglo XVIII, dieciséis años antes del inicio del movimiento de la independencia nacional mexicana, a lo que siguen once años de inestabilidad política en el territorio, que impiden que inicie cualquier proyecto de desarrollo en la bahía de El Manzanillo, como el virreinato, a la vista de la información publicada por Lasaga, ya había vislumbrado que podía hacerse. 

Tan solo veintisiete años después de la publicación de aquel informe, en 1821, ya en el Siglo XIX, México alcanza su independencia como nación, y las nuevas autoridades voltean sus ojos a mirar el potencial de esta parte de la bahía para el país, por su estratégica ubicación en el litoral del Pacífico mexicano, que le da ventajas sobre puertos más antiguos. A todo esto se agrega el hecho que ya se contaba con una fuente segura de agua potable en San Pedrito para iniciar el establecimiento de una población pequeña en las cercanías, en tanto que se encontraban más fuentes de aprovisionamiento y distribución del vital líquido. 

EL ALJIBE DE AGUA PLUVIAL DE LA CASA RUIZ

Treinta y cuatro años después, en una de las pocas edificaciones de material sólido y no de madera en el poblado de El Manzanillo, como fue el caso de la Casa Ruiz, propiedad de Don Ponciano Ruiz, con el mismo propósito de disponer de suficiente agua potable, se construyó un enorme aljibe para recoger las aguas pluviales, mismo que continúo funcionando cuando el lugar se transformó en hotel bajo la férula de su hermano Don Blas Ruiz, quien lo recibió en herencia en 1895. 

EL POZO 5 DE MAYO DEL BARRIO DE LA CHANCLA

Por el mismo tiempo en que empezó a funcionar este aljibe y por la misma zona, el Barrio de La Chancla, después conocido como Barrio de Correos, en las faldas del Sector 4 (nombre designado por el Sistema Postal Mexicano para poder entregar de mejor manera la correspondencia), se localizó un segundo pozo de agua tras mucho buscar, listo para ser aprovechado, el cual fue conocido como el Pozo de Agua 5 de mayo y era una casimba en donde se encontraba la bodega de bogas, y que después quedó dentro del Palacio Federal, por la parte de la calle Juárez. 

Así pues, esta casimba quedó frente al gran aljibe pluvial ubicado en la acera de enfrente. Esto fue algo de mucha utilidad pues la población estaba creciendo. En este lugar se instaló en las primeras décadas del XIX el Metropolitan Cinematour, una empresa itinerante de proyección de películas documentales sobre grandes ciudades, la cual fue la primera que se trajo y presentó el cine en Manzanillo, sobre vagones de tren. 

EL FERROCARRIL TRAYENDO AGUA A EL MANZANILLO

A partir de 1881 se introdujo el ferrocarril de vía angosta a Manzanillo, el cual era de vapor, y traía vagones con agua potable para uso de la locomotora. Estas hacían el servicio de traer también grandes cantidades extra para abastecer a la población de este recurso vital tan necesario en Manzanillo, por lo que, cuando llegaba el tren se veía a muchas personas llevando diversos recipientes contenedores para llenarlos con agua y hacer viajes con esta hasta sus casas, donde la almacenaban para uso doméstico diverso y también para beber. 

LA CASIMBA EN LA ORILLA DE LA LAGUNA

En los primeros años del Siglo XX se encontró otra casimba que se habilitó como pozo de agua por la salida de la ciudad hacia Campos, a la orilla de la laguna, por un costado de los muelles del aserradero de Morrill, cerca del mercadito de la gente de Campos, germen del futuro Mercado Reforma, donde hoy se encuentra la manzana conocida popularmente como “el centro comercial”, que corresponde a la parte baja del andador que lleva hacia la calle José María Pino Suárez y más arriba al Sector 2 limítrofe con el 3. 

Ahí acababa un cerrito que era llamado el Cerro de la Ciudadela, donde empezaba la calle Pedregosa, salida de la ciudad, cuyo primer tramito era también llamado Calle del Mercado. Con el tiempo se fueron hallando más casimbas y haciéndose pozos que fueron supliendo esta ancestral carencia. 

POR FIN AGUA POTABLE ENTUBADA PARA LA CIUDAD

El 17 de septiembre de 1934, por las gestiones del Presidente Municipal Miguel Macedo y del Diputado Ignacio Gamiochipi, se introdujo el agua potable a Manzanillo traída en tubo desde el río San José, por Camotlán, a través de una distancia de 17 kilómetros. 

Era traída desde El Naranjo hasta Punta de Agua, y de ahí era entubada para llevarla hasta el gran tanque de almacenamiento ubicado en San Pedrito, mismo que está en la parte alta del Sector 7. El trabajo fue hecho por los ingenieros enviados por el presidente Gral. Lázaro Cárdenas del Río, de nombres Urtusuástegui, Dosal y Lira. El buque de guerra El Progreso, fue el primero en utilizar este servicio público. 

Por mucho tiempo, hasta no hace tanto, cuando llegaba un barco a la bahía que necesitaba abastecerse de agua, se dejaba a Manzanillo sin este servicio en sus grifos, lo que era molesto para la población. 

El 15 de diciembre de 1983 se creó la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Manzanillo (CAPDAM), siendo la primera de su tipo en el Estado de Colima, creada por la Ley de Aguas y Saneamientos del Estado de Colima, a iniciativa de la Gobernadora Griselda Álvarez Ponce de León, siendo su primer administrador Óscar Guedea Castañeda. 

Esta es a grandes rasgos la historia de 231 años del agua potable en Manzanillo, una ciudad que hasta la fecha tiene carencia de este recurso vital en sus cercanías, pues está en constante crecimiento, ya que la red que abastece a la ciudad la trae en su mayoría desde el vecino municipio de Armería, para surtir de ella al municipio más extenso y poblado de la entidad colimense.

Surtiéndose del agua que traían las locomotoras.