Don Cristóbal Rodríguez, el Vigía de Manzanillo durante 65 años; Se mantuvo en su puesto hasta los 96 años de edad


*En 1973 apareció en la portada de la revista National Geographic

*Personaje inolvidable porteño, que nació en 1879 y murió en 1981

Don Cristóbal Rodríguez fue el último de una larga serie de personas que desempeñaron este oficio en nuestra región, desde los tiempos de La Colonia. Hasta antes de 1824, los vigías o centinelas de Totolmaloya cumplían con esta encomienda, oteando el horizonte sobre la bahía de Santiago, para ver si no se acercaban barcos piratas o retornaba desde las Filipinas el Galeón de Acapulco, también conocido como la Nao de la China.

Esta era la campana que desde la cumbre del cerro hacía sonar Don Cristóbal cuando era necesario, porque había que transmitir algún mensaje a los pobladores de Manzanillo.

DESDE LA BAHÍA DE SANTIAGO A LA DE MANZANILLO

Desde el Siglo XVI empezó a funcionar la institución del vigía del puerto, en cerros cercanos a Salagua y Santiago de Buena Esperanza, ya que estos puntos eran los más importantes de esta área de nuestro litoral, y el Puerto de Salagua específicamente era el lugar de aguada de casi todos los navíos que surcaban la zona, y sobre los cuales se necesitaba tener vigilancia.

Tras la independencia de México, se hicieron las gestiones para la apertura del Puerto de Manzanillo, las cuales culminaron con éxito, trasladándose el viejo puerto de Salagua a la nueva población a la entrada de la Bahía de Manzanillo y, por ende, desde entonces el puesto de vigía se cambió al cerro al que se le puso este nombre, Vigía, y que hoy es también conocido como Sector 1, gracias a la denominación que le asignó el Servicio Postal Mexicano.

Casa del Vigía Don Cristóbal fotografiada desde una aeronave, donde se observa lo aislado que se encontraba su punto de vigilancia en las alturas.

EL CERRO DEL VIGÍA, BAUTIZADO EN HONOR DE ESTOS CENTINELAS

En el primer cerro se construyó el punto de vigilancia del centinela marítimo del puerto, puesto muy necesario en aquellos entonces en que no había telecomunicaciones ni satélites. Por identificación con la función que desempeñaba, al cerro en cuestión se le empezó a llamar como El Vigía. Desde ahí se veían venir barcos hacía el puerto y se podía conocer su procedencia y propósito, además de tenerse una noción inmejorable de las condiciones meteorológicas, incluyendo el acercamiento de ciclones o tormentas tropicales.

El último de los encargados de este oficio, y del que se tienen registros por larga actividad fue Don Cristóbal Rodríguez Vázquez, nacido en Ejutla, Jalisco, mejor conocido popularmente como Don Cristóbal El Vigía, quien inició muy joven a hacer esta labor y la siguió hasta más allá de los ochenta años de edad. Se caracterizaba este hombre delgado y de baja estatura por siempre andar muy elegante y limpio, de vestiduras blancas de manga larga y con hombreras y gorra militar, en ocasiones con unos binoculares al cuello.

Aquí se puede apreciar la privilegiada posición en la cima del Sector 1 que guardaba la casa de Don Cristóbal Rodríguez, que le permitía mirar en lontananza sobre el océano, así como dominar también la ciudad.

DESDE MENSAJES A LOS BARCOS POR CÓDIGOS DE BANDERAS, TELEGRAFÍA Y HASTA METEOROLOGÍA

Por medio de un código de señales internacional se comunicaba con los barcos desde distancia para conocer cualquier información valiosa sobre estos desde antes de su arribo y, asimismo, por este mismo sistema, hacía saber a los porteños la nacionalidad, número y tipo de barco que se acercaba a tierra, siendo en este tiempo muchos manzanillenses duchos en conocer estos mensajes cifrados, con triángulos, cuadrados, círculos y otros símbolos, colocados sobre la cruz de señales.

También daba señales sobre asuntos del tiempo, colocando banderas con colores rojo, amarillo o negro, para indicar el grado de peligrosidad existente. Para hacer que la gente volteara hacia el cerro para conocer sus mensajes, llamaba su atención tocando una campana montada sobre un travesaño o golpeando un riel colgante con un marro o mazo apropiado.

Esta imagen de 1935 fue captada precisamente desde la casa del Vigía de Manzanillo, la cual era su centro de trabajo y que compartía con su familia, esposa e hijos.

RECONOCIMIENTO A NIVEL LOCAL E INTERNACIONAL

Todo Manzanillo lo respetaba. Se le recuerda por su amabilidad, pues cuando subía a la cumbre de su cerro, siempre iba saludando a todo mundo, y acostumbraba llevar bolsas con dulces, de modo que, cuando se encontraba en el camino de ascenso a grupos de niños, les obsequiaba dulces, que ellos, desde luego, aceptaban encantados.

Fue tanta su fama, que apareció en 1973 en las páginas de la prestigiada revista National Geographic en su edición en inglés, en la edición de noviembre, donde se le nombra El Maestro de la Campana (Máster of The Bell), todavía en activo y en su puesto, a la sorprendente edad de 94 años. En esta ocasión aparece una fotografía suya, con su atavío característico, retratado en uno de los portales del ya desaparecido edificio federal de Manzanillo.

El barrio de El Vigía en el Sector 1, lleva ese nombre en honor a Don Cristóbal, el última de su estirpe de centinelas porteños

Este era el penoso camino cuesta arriba que se tenía que seguir, para llegar hasta el puesto de centinela de Don Cristóbal, antes que se hicieran andadores.

NADIE PUDO REEMPLEZARLO

Don Cristóbal nació en 1879, y según registros militares que se le hicieron en 1942, cuando tenía 63 años, vivía en el cerro de El Vigía o Sector 1, junto a su esposa e hijos. Sirvió como Vigía de Manzanillo durante más de sesenta años, entre 1910 y 1975, es decir, hasta la avanzada e increíble edad de 96 años. Murió en el año de 1981, a los 102 años.

Tras su muerte no hubo nadie que lo reemplazara, ya que nadie aprendió el oficio y porque, además, alrededor del tiempo de su deceso empezaron a cundir las comunicaciones a distancia, los sistemas satelitales y el uso de las computadoras, que hicieron obsoleta su profesión.

Sin lugar a dudas fue un gran personaje de la historia de Manzanillo; el último de su clase.

Esta es una representación artística hecha por Víctor Manuel Martínez de Don Cristóbal Rodríguez, el Vigía de Manzanillo, listo a tocar la campana para dar alguna señal importante a los barcos o a la población

En los alrededores del Puesto de Vigía funcionaba la escuela de la SCOP (Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas), donde se preparaban los radiotelegrafistas y personal de esta dependencia, las cuales actualmente se encuentran en abandono