Por todos lados empiezan a surgir indicadores que hablan de que el desarrollo de México ha iniciado. El proceso será largo, quizá 10 ó 15 años. Con un golpe de suerte podría durar menos.
Que México se convierta en país desarrollado es un anhelo de todas las generaciones vivas del país. Pero, ¿qué significa desarrollado? Que la inmensa mayoría de la población tenga acceso a servicios de salud, transporte, educación y seguridad, principalmente como resultado del trabajo de los gobiernos locales y federal.
Si las bases para el desarrollo fueron la primaria del proceso para México, podría decirse que hemos entrado en la secundaria; es decir, en la etapa intermedia, que es donde se tienen que masificar los satisfactores y donde la escala de los servicios públicos debe alcanzar toda la geografía nacional.
Algo así como lo que ocurrió con Alemania Oriental o con Polonia después de que cayó el comunismo: En 15 años su configuración era sustancialmente distinta a la que se vivía en la década de los 80.
Resulta curioso, pero los dos grandes pilares de esta etapa provienen, paradójicamente, de políticos opuestos. El primero surgió en el gobierno de Carlos Salinas, y fue la apertura comercial; y el segundo está emergiendo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO): La coordinación gubernamental. Esto último parece trivial, pero no lo es.
El gran mérito de AMLO es su capacidad de control. Esto lo ha ejercido a través del Ejército en ciertas tareas de gobierno fundamentales (como las aduanas) y en sus proyectos de infraestructura prioritarios (como el AIFA).
Esta forma de gobierno tiene severas limitaciones, pero resuelve un problema toral que nos aquejó por décadas: la dispersión incontrolada de recursos.
Los tres indicadores que mejor están reflejando la etapa de desarrollo en la que estamos son: (1) el precio del dólar, que ayer estaba en 18.39 pesos y que es el resumen de la percepción internacional que se tiene sobre la confianza en el país; (2) el Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa, que ronda los 53 mil 400 puntos, y refleja el potencial del mercado interno; y (3) la tasa de desempleo, que llegó a 3 por ciento y está en mínimos de casi dos décadas.
No obstante, así como no hay garantía de que un nuevo estudiante de secundaria la concluya exitosamente, el éxito del proceso desarrollo de México tampoco está garantizado.
De hecho, tiene dos grandes riesgos: (1) la inseguridad, que galopa sin que el gobierno la controle; y (2) la informalidad económica, de lo cual no hay un sólo planteamiento gubernamental para erradicarla.
CANACO CDMX
La Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México, que preside José de Jesús Rodríguez Cárdenas, pronostica un tsunami de amparos contra el decreto que prohíbe exhibir productos de tabaco en comercios de la capital.