Enrique Chiu celebra casi una década del Mural de la Hermandad, un proyecto que transforma el muro fronterizo en un símbolo de unidad y resistencia, plasmando historias de migrantes en su traves
Desde 2016, el artista plástico Enrique Chiu ha convertido el muro fronterizo entre México y Estados Unidos en un gran lienzo lleno de color, arte y mensajes de esperanza. Conocido como el Mural de la Hermandad, esta obra busca resignificar la frontera, reflejando las historias de miles de migrantes que han intentado cruzar en busca de mejores oportunidades.
Chiu, originario de Guadalajara y radicado en Tijuana, recuerda que el proyecto inició con la idea de pintar el muro de azul cielo, como un intento simbólico de “borrarlo” del horizonte. Sin embargo, la iniciativa creció con la participación de niños, colectivos y universidades, transformando la barrera en un testimonio artístico de ideas, sueños y lucha migrante.
El mural abarca diversos puntos de la frontera, incluyendo Tijuana, Tecate, Mexicali, Ciudad Juárez y Reynosa, alcanzando en su mejor momento cuatro kilómetros de extensión. Sin embargo, algunas secciones han sido modificadas o cubiertas por el refuerzo del muro durante el gobierno de Donald Trump.
El sitio ha sido escenario de momentos históricos, desde bodas con los novios a cada lado de la frontera, hasta eventos culturales y recreativos, como clases de yoga, partidos de voleibol y juegos infantiles que desafían la separación física impuesta por la valla.
El Parque Binacional de la Amistad, donde se encontraba la icónica Puerta de la Esperanza, permitía breves reuniones entre familias separadas, pero fue clausurado antes de la pandemia de COVID-19. Actualmente, con el retorno de Trump al poder y su endurecimiento de las políticas migratorias, Chiu anticipa más deportaciones y más migrantes buscando una mejor vida en la frontera.
Mientras el arte resiste en la frontera, la realidad migratoria se recrudece. En Reynosa, Tamaulipas, un grupo de 30 mexicanos repatriados llegó a un campamento de atención a migrantes, donde la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, inspeccionó las condiciones del albergue.
Por otro lado, en Tapachula, Chiapas, el albergue Jesús el Buen Pastor luce semivacío, ya que muchos migrantes centroamericanos han decidido regresar a sus países tras las nuevas restricciones migratorias de EE.UU. y la imposibilidad de avanzar hacia la frontera norte.
El Mural de la Hermandad sigue creciendo a pesar de las adversidades, como un recordatorio de que la frontera no solo divide, sino que también une a quienes buscan un futuro mejor.