El “San Luciano”, santuario submarino


LA HISTORIA DEL BARCO HUNDIDO EN LA BOQUITA

En la popular playa manzanillense conocida como La Boquita, hay un atractivo que se ha hecho famoso entre quienes visitan el balneario y, muy especialmente, entre quienes gustan del buceo. 

LA PLAYA DE LA BOQUITA

Hay que decir que esta playa lleva el nombre de La Boquita, porque al fondo de ella, pegada al cerro, existe una boca que comunica al mar con la laguna de Juluapan, sobre la que atraviesa un puente peatonal, que anteriormente también era accesible al paso de vehículos. 

La gente que visita el sitio para disfrutar con sus familias de las delicias de la playa tienen dos opciones para el baño, el mar de oleaje moderado y corrientes tranquilas o las aguas de la laguna, limpias y saneadas por la entrada del agua de mar. También hay quienes practican la pesca. Aunque en la laguna, e incluso en algunas ocasiones, se sabe que hay cocodrilos, no se han registrado ataques a seres humanos. 

Hay que decir que esta playa no de tan fácil acceso, ya que no se encuentra al borde de carretera, por lo que la visitan casi de forma exclusiva quienes andan en automóvil, y otro problema es que hay que pasar por fraccionamientos privados, que en muchas ocasiones a lo largo del tiempo, han intentado bloquear el acceso al balneario popular, lo que no ha tenido éxito por la intervención de las autoridades a favor de la ciudadanía. 

Sobre la playa hay muchas terrazas o ramadas de palapa, cuya principal vendimia son los platillos a base de pescados y mariscos, y sobre la arena playera se venden los famosos “camarones embarazados”, que son, como su nombre jocosamente lo dice, camarones asados y colocados en una varita. 

Restos del San Luciano sobresaliendo de la línea del agua, con pelícanos posados encima, listos para pescar.

UN BARCO HUNDIDO CON HISTORIA

Pues bien, a poca distancia de la orilla del mar, se encuentra un barco hundido a no mucha profundidad, el cual, al momento de su hundimiento llevaba el nombre de “San Luciano”. En torno a éste, rondan grandes bancos de peces de todos tamaños y colores y hay muchas formaciones coralinas, de manera que muchas personas amantes del buceo, lo visitan, para presenciar el sorprendente y vistoso espectáculo submarino. La fama de este sitio tan buscado por los submarinistas expertos y aficionados, ha corrido de boca en boca.

El 14 de mayo de 1892, al ser botado en el astillero William Gray de West Hartlepool, Inglaterra, esta embarcación carguera recibió el nombre de El Argil, y pertenecía a la línea naviera Warrack. En 1901, pasa a poder de la compañía Progress de Nueva York, y en 1903 es ahora vendida a la empresa Michigan, también neoyorkina, donde funciona como buque-tanque. En 1906 pasa a manos de la empresa Unión, con misma sede, y en 1920 es vendida a la Compagnie du Boleo, con domicilio fiscal en Burdeos, Francia. 

Una de las últimas fotografías que se le tomó al San Luciano antes del accidente que lo averió de forma definitiva frente a las costas colimenses.

NAVEGANDO EN NUESTRO LITORAL

En el año de 1940 fue transferido a la Compañía del Boleo en Panamá, ostentando desde entonces bandera de ese país centroamericano, donde le es cambiado el nombre a San Luciano, navegando desde Centroamérica hasta México, pero manteniendo el pabellón de conveniencia de Panamá por conveniencia para la empresa. 

Hay que señalar que, hasta la fecha, la bandera de Panamá, es la más usual entre las de conveniencia que enarbolan las embarcaciones mercantes, junto a otras, como la de Liberia. También mantenía el San Luciano tripulación exclusiva de nacionalidad española, y estando al mando del Capitán de Altura Víctor Eremuza. 

Por cierto, que únicamente había en esta tripulación un oficial mexicano a bordo, quien era Rodolfo Fierro, natural de Mulegé. Durante esta época, el navío transporte carga de mineral por el litoral mexicano, visitando diferentes terminales marítimas y visitando en repetidas ocasiones al Puerto de Manzanillo, donde ya era bastante conocido. En 1946, al ser nacionalizadas todas las embarcaciones que navegaban en aguas nacionales mexicanas, fue abanderado con matrícula y tripulación mexicana, siendo su Capitán el Sr. Jesús Romero Ortiz, de Mazatlán, Sinaloa. 

En 1950, es nuevamente transferido, ahora a Boleo Estudios e Inversiones mineras, S.A., en México, con sede en Santa Rosaría, Baja California Sur, donde explotaban la mina del mismo nombre, El Boleo. La compañía propietaria, sin embargo, quiebra en 1954, por lo que transitoriamente queda en manos de la Compañía Minera de Santa Rosalía, quien la vende en 1957 a la Naviera de Baja California, S.A.

Panorámica aérea de la playa de La Boquita, donde se alcanza a apreciar a cierta distancia de la playa el barco hundido.

ALGUNOS DATOS IMPRECISOS QUE MUCHOS PORTEÑOS TIENEN SOBRE EL SAN LUCIANO

Tenía una capacidad de 5,000 toneladas, con tanques de 25,000 barriles de petróleo, alcanzando una velocidad de 14 a 15 millas PH. Entre sus medidas principales hay que señalar que tenía una eslora de 100,75, una manga: 12,23 y un puntal: de 8,23, por lo que estamos hablando de una embarcación grande; y no de un barquito, como algunas personas señalan. Contaba con una hélice que le impulsaba a través de un sistema de vapor, que hacía girar aquellas aspas.

A pesar que muchas personas creen que este barco se hundió durante el embate a nuestro litoral por parte del Ciclón del 27 de Octubre de 1959, la verdad es que esto  no es así; sino que el navío quedó varado frente a la playa de La Boquita el 6 de agosto de 1965 (seis años después de este desgraciado suceso), al sufrir una fuerte colisión con un macizo rocoso oculto bajos las aguas, a 38 millas del puerto de Manzanillo, lo cual le abrió una vía, por la que rápidamente penetró el agua e hizo imposible su reparación, por lo que se optó por vararlo, para evitar su naufragio, declarándolo como pérdida constructiva total. 

Otro equívoco muy generalizado al hablar sobre este ya famoso buque hundido, es mencionar que se llama “Pingüino” o “Penguin” (mismo nombre, pero en inglés), cuando en realidad este es otro barco que se hundió en Manzanillo, pero en la playa de San Pedrito, y. éste sí, durante el embate terrorífico a Manzanillo del ciclón categoría 5 del 27 de octubre de 1959.

Tripulantes mexicanos del San Luciano.

UN ARRECIFE INCREIBLE DE VIDA MARINA

El barco San Luciano quedó asentado en el lecho marino, a una profundidad aproximada de 9 metros, lo cual lo hace ideal para ser visitado por los turistas que gustan del buceo, ya que se ha convertido en un arrecife donde abunda el coral, los peces y otras criaturas marinas sorprendentes y extrañas, como la morena, que pareciera una criatura mitológica, mitad pez y mitad serpiente. También se han visto dentro del esqueleto sumergido animales como tortugas, caballitos de mar y pulpos. 

A los turistas que se interesan en saber del San Luciano, los pescadores locales se las cuentan gustosos, ya que, como todos sabemos, a los pescadores les gusta hacer relatos, siempre salpicándolos con sal y agregándoles un poquitín de su cosecha. Cualquiera puede indicarle donde se encuentra el barco, aunque es posible a simple vista observar las partes que sobresalen de la línea del agua desde la orilla de la playa. 

En la red social más importante sobre videos que hay en la red, abundan las videograbaciones caseras de personas, naturales y visitantes, donde suben sus recorridos bajo las aguas del mar en la playa de La Boquita, en torno al barco hundido en mención. 

Las imágenes son asombrosas, por la increíble variedad de vida que registran en el sitio y su colorido, aunque nunca igualan lo que puede apreciar directamente el ojo humano al sumergirse en este banco artificial. 

De acuerdo a Aquatic Sports and Adventure, empresa norteamericana que promueve el turismo en nuestra región, es uno de los lugares donde se pueden ver de las más numerosas escuelas o bancos de peces globo en el mundo, de las variedades botete y erizo mapache. También en el pecio hay los llamados peces burros y roncos. 

Lo mejor para quienes bucean el hundimiento, es que no solamente se puede nadar en torno a él, sino algo que ellos aprecian mucho, que es el que se pueden hacer penetraciones al casco del barco hundido, lo cual no es algo común en otros pecios. El San Luciano mantiene varios de sus compartimientos intactos, por lo que es posible nadar con seguridad por partes internas de su casco. Le invitamos a que visite la hermosa playa de La Boquita, y a que haga buceo en el famoso barco hundido, “San Luciano”, donde tendrá, de seguro, una experiencia inolvidable. 

El San Luciano en su base, Santa Rosalía