Cautivó al millonario Patiño en la bella zona de Las Hadas
Primeramente, las playas de la Península de Santiago y Las Hadas eran parte de una hacienda, y eran poco frecuentadas por los propios manzanillenses y turistas. La familia Meillón vendió esa parte de la hacienda en 1952 a la familia sonorense Bustamante, de quien adquiriera Patiño la propiedad. A su vez, el Grupo Alfa vendió años después Las Hadas para que pasara a ser propiedad de la cadena Brisas.
EL MILLONARIO QUE PUSO A MANZANILLO EN EL MAPA MUNDIAL
Antenor Patiño llegó a Manzanillo y se enamoró de sus playas, confiando además en el buen gusto arquitectónico de su segunda esposa, la española Beatriz de Rivera, con quien vivía desde los años cuarenta y se había casado en Londres en 1960, la cual influyó con sus ideas y consejos sobre la construcción del Hotel Las Hadas; el matrimonio fue válido legalmente hasta 1966.
Ella era diseñadora de modas y muy conocedora de las últimas tendencias en el arte, la moda y la arquitectura. Por su consejo fue que le compraron a la familia Dubin la Casa del Mar, a la que pusieron el nombre de El Terral, y ella diseñó la escalera que comunica a Las Hadas con El Terral. En ambos lugares ella se encargó de la compra del mobiliario y la decoración.
En un principio, la idea del boliviano era construir bungalows, y aunque derribó muchos de los lotes y fincas que ya existían desde los tiempos de los Bustamante, la famosa Casa Dubin fue respetada por ser la construcción más hermosa del entorno, y una de las más modernas del país en ese tiempo, arquitectónicamente hablando.
Anteriormente a ser conocida en 1956 por el millonario boliviano Antenor Patiño, el Rey del Estaño (quien por entonces estaba remodelando en la Ciudad de México el hotel María Isabel), el complejo turístico formaba parte del inmenso Fraccionamiento Península de Santiago, propiedad de los hermanos Luis (quien construyó lotes y fincas), Gabriel y Fernando Bustamante, que ocupaba parte de las playas de La Audiencia, Las Hadas y El Tesoro.
Como la pareja Patiño de Rivera era muy amiga de la familia Bustamante, frecuentemente visitaban el lugar, todavía virgen, medio selvático, y les encantó tanto, que decidieron adquirirlo en 1964 como refugio para su amor.
LANGOSTAS AL PIE DE LA ALBERCA
Especialmente les encantó la Casa del Mar, propiedad de la familia Dubin, y la adquirieron, y mientras se construía el complejo de Las Hadas, Antenor y Beatriz se hospedaron ahí, alimentándose de langostas y vinos de Oporto.
La comida favorita del multimillonario sudamericano era la langosta a la canela, de la que les comparto la receta: Se cuece la langosta ligeramente (se podría decir sancochada) y se corta a lo largo; luego se coloca en una fuente sobre una cama de hielo picado. Para preparar la salsa se coloca un cazo al fuego con el zumo de un limón, media taza de miel, tres ramitas de canela, media cucharadita de salvia y media taza de agua. Cuando comienza a hervir, se baja el fuego y se deja cocer unos cinco minutos más; entonces se agrega la harina diluida en un cuarto de taza de agua, y se deja cocer tres minutos más. La salsa resultante se cuela y se sirve caliente encima de la langosta. Para adornar, se ponen por los lados algunas ramitas más de canela.
Inicialmente la idea del boliviano era construir bungalows, y aunque derribó muchos de los lotes y fincas que ya existían desde los tiempos de los Bustamante, la famosa Casa Dubin fue respetada por ser la construcción más hermosa del entorno, y una de las más modernas del país en ese tiempo, arquitectónicamente hablando.
EL SUEÑO DE UN EXPERTO EN TURISMO
Los Dubin, propietarios primeros de esta casona, eran una familia que vivía en San Pedro Tlaquepaque y que les encantaba la región, tanto que año con año venían a vacacionar a Cuyutlán, junto con otras familias de ese lugar jalisciense, hospedándose en el Hotel Ceballos.
En 1968, el señor James Dubin, que había sido con anterioridad guía de turistas, adquiere el hotel Reforma, hasta entonces de Intercontinental, y funda la cadena Dubin, aunque ya con anterioridad tenía en propiedad los hoteles que formarían parte del grupo.
El señor Dubin -conocido en el medio como Jimmy Dubin-, había sido uno de los primeros guías de turistas que durante los primeros tiempos, esto es, la década de los treinta y los cuarenta, llevaba a los visitantes extranjeros a recorrer la Ruta del Sol: México-Cuernavaca-Taxco-Acapulco. En plena ebullición expansiva del turismo norteamericano hacia México, al final de la década de los cuarenta, Dubin ya contaba con hoteles en Taxco, Gro (hotel Victoria y hotel de la Borda); en Acapulco, Gro. (hotel Casa Blanca), y en Tehuacán, Puebla (el SPA Peñafiel).
James Dubin Berkoff, aunque nació en Laredo, Texas, llegó a Guadalajara a la edad de dos años. Después de perder a sus padres y apenas con 15 años de edad, decidió convertirse en guía de turistas de la entidad jalisciense, en donde obtuvo su permiso, por cierto, de los primeros en la ciudad; fue el número 14. Ahí nació su interés por el turismo.
Su carrera se vio frenada en 1940 al ingresar al ejército estadounidense para hacer frente a la Segunda Guerra Mundial; tres años más tarde regresó a México y reorganizó tanto a Consejeros de Viajes México como a la AMAV (Asociación Mexicana de Agencias de Viajes), y en 1952 se convirtió en presidente de la misma. Su reconocimiento creció y en 1978 fue premiado por el mismo Presidente de México, Miguel de la Madrid Hurtado, con la medalla de oro al ser el mejor promotor de turismo del extranjero hacia México.
A partir de ese momento las preseas y distinciones le llegaron como cascada, siendo la más importante la presea anual llamada Promoción Turística que le fue otorgada por la Organización Mundial de Turismo de manos del entonces secretario de Turismo, Antonio Enríquez Savignac.
Asimismo, la AMAV estableció el premio AMAV James Dubin, y la CONCANACO le entregó la presea Premio al Mérito Turístico Lic. Miguel Alemán Valdés en 1987. Aún después de su muerte, recibió otra medalla, la Astas Travel Hall of Fame, misma que deseó toda su vida. A pesar de conocer todas las zonas turísticas y puntos de interés de nuestro país, su aprecio por las playas colimenses hacen que invierta en construir su casa de descanso aquí, la Casa del Mar o Casa Dubin.
EL TERRAL, EL GERMEN DEL COMPLEJO HOTELERO LAS HADAS
Patiño se había divorciado en 1958 de su primera esposa, María Cristina de Borbón y Bosch Labrus, ayudado de forma irregular por el gobierno mexicano de Adolfo Ruiz Cortines, a cambio de que el Rey del Estaño hiciera grandes inversiones en nuestro país.
Diez años duró la construcción del hotel, a cargo del Arq. José Luis Ezquerra de la Colina, por lo que la inauguración se hizo en 1974 con una gran cena baile, la Gala Blanca, a donde asistieron trescientas personas entre miembros de la nobleza, artistas y magnates, lista de invitados que hasta la fecha no es del toda conocida.
El Terral se convirtió en preferido por los visitantes nacionales y extranjeros, y se hizo aún más popular gracias a que ahí se filmó la película “Las figuras de arena”, protagonizada por David Reynoso, Elsa Aguirre, Valentín Trujillo, Ofelia Medina y Hugo Stiglitz, dirigida por Roberto Gavaldón, de Cinematografía Filmex.
Una vez que elevó el valor de estos terrenos y los hubo disfrutado por dos años, los vendió a un precio exorbitante al grupo regiomontano Alfa en 1976, incluyendo los terrenos donde estos empresarios turísticos construirían Maeva, que se inauguró en 1979.
De los Bustamante hay que decir que es una familia que se ha dedicado al negocio inmobiliario desde 1944, actividad en la que aún siguen, quienes construyeron únicamente trece edificaciones en lo alto de los riscos donde hoy es Las Hadas y sus alrededores, a los que se llegaba a través de un camino de tierra, principalmente para ir a la playa de La Audiencia.