Entre las palmeras

Algunos comerciantes sí han notado que en mayo bajan terriblemente las ventas, y muchos piensan que es precisamente por las Fiestas de Mayo.

La dábamos por perdida, y nos la devolvieron

Hace unas semanas mi esposo y yo fuimos de compras al mercado municipal 5 de mayo, y en una de las tiendas que se encuentran por la parte externa de este centro de abastos popular, por el lado de la calle Cuauhtémoc, dejamos olvidada una bolsa con parte de la despensa que habíamos adquirido en otro lado.

Al llegar a casa, nos percatamos que muchas de las cosas no habían llegado, porque estaban dentro de aquella bolsa que se había olvidado.

Ante esta situación, mis sentimientos fueron de mucho dolor y tristeza, porque con muchas dificultades compra uno su despensa, como para andar olvidándola.

Como no vivimos para nada cerca de ese mercado, decidimos darla por perdida. Para colmo, no la habíamos dejado sobre el mostrador, en una paquetería o encargada a buen resguardo, sino en una parte donde cualquier persona se la habría podido llevar con facilidad.

Pues, este domingo 28 de septiembre, volvimos a ir a ese mismo lugar por otras cosas, porque me gusta comprar ahí, y de pura casualidad mi esposo preguntó a la cajera que si no habían recogido hacía ya varios días una bolsa con ciertos artículos de despensa.

Ella, para saber con certeza si era verdad que éramos los propietarios de los artículos olvidados, nos preguntó por el contenido, y cuando comenzamos a decir lo que ahí había, inmediatamente nos la dio, sin faltar nada, a excepción de una mantequilla que, por obvias razones, no podían dejar sin refrigeración, y al no contar ahí con un refrigerador, la tuvieron que tirar, y hasta se disculparon por esto; a lo que exclamamos: “Es entendible”.

Agradecimos al personal de esta tienda por habernos devuelto esa bolsa. Gracias a Dios que recuperamos gran parte de nuestra despensa, a excepción de la ya citada mantequilla.

Gracias muy en especial al personal de la negociación de La Surtidita por su honradez, comprobándola una vez más, porque ya hace dos años olvidamos ahí un celular, que también lo guardaron y nos lo devolvieron, demostrando que esta es una virtud que les caracteriza,

Es triste decirlo, pero creo que la gente honesta y honrada son cada vez menos, y, por lo contrario, en vez de ayudar, nomás andan viendo como sacar ventaja de una clientela que deberían de cuidar.

También se agradece a algunos mototaxistas que, cuando los hemos abordado mi esposo y yo, observando que soy invidente, y que al bajar mi esposo se dedica a ayudarme, nos dicen o nos recuerdan: “¿No olvidan nada en el asiento, como alguna bolsa, o no hay un producto que se les haya salido de una bolsa?”.

Esta pregunta también se agradece mucho, porque, en tanto que mi esposo me ayuda a bajar de la unidad, y que saca el dinero para pagar el servicio, sí ha llegado a dejar alguna bolsa sobre el asiento o en el pisito del mototaxi, haciendo la diferencia con preguntar: “¿No dejan nada?”; actitud que no sé si la tengan con todos los usuarios pasajeros, o solamente con nosotros, por mi evidente discapacidad.

Pero, subrayo una vez más, se agradece mucho este gesto, pues a como está la economía, no es fácil comprar los productos para la despensa familiar, como para andarlos perdiendo, ya sea olvidándolos en una tienda o local del mercado, o a bordo de un mototaxi.

Qué diferencia con el trato que dan algunos operadores de chatarra camiones del transporte colectivo urbano en Manzanillo, que siempre andan con prisa, y no les importa si la gente se toma su tiempo para agarrar todas las bolsas de mandado u otros artículos, como ropa, mochilas o calzado.

Pretenden arrancar en cuanto pueden, presionando para que bajen rápido de la unidad, y no solamente no les importa que la persona traiga muchas bolsas y que puedan olvidar algo, sino que tampoco, que la persona ya sea grande de edad o discapacitada; ellos traen prisa, porque se les impone un tiempo para hacer la ruta completa.

Así es que nunca van a preguntar al pasajero si algo se les olvidó, o a pedirles que regresen a checar esto; al contrario, no les importa si se caen al bajar del estribo, porque arrancan en cuanto pueden.

Qué tristeza da que tengamos que mencionar a las personas honestas y honradas, como algo raro; cuando su actitud debiera ser lo más normal del mundo.

Y, aunque parezca mentira, sí hay, no solamente ciudades, sino países en donde la honradez sí es de lo más común, como en Noruega, Dinamarca y Finlandia, por poner algunos ejemplos de países, donde la gente no le pone llave a las puertas cuando salen de casa, porque no se acostumbra a robar.

Pero, bueno, vivimos en México, donde esa costumbre de ver que olvidamos para sustraerlo es lo más normal. Quiera Dios, y esto algún día cambie.

Por lo menos, en La Surtidita sí tienen honradez y buenas actitudes.

Hoy sé que, si algún día pregunto en este lugar por un objeto olvidado, y me llegan a decir que ahí no lo tienen, es que de veras no lo dejé ahí.

Y, recuerde que, lo que no es suyo, es de alguien.

-Qué tenga un bonito día