Ellos también merecen apoyo
Entre tantos programas que hay del Bienestar, hay uno que hasta la fecha no comprendo; pero, hay otro que quisiera que hubiera, por considerarlo más justo.
El programa de pensiones a mujeres de 60 a 64 años, dicho con todo respeto a quienes nos gobiernan y emitiendo solamente una opinión, lo considero que no tiene razón de ser.
Muchas mujeres a esa edad ya se andan jubilando de algún trabajo que han tenido desde su juventud, y normalmente a esas edades, ya andan tramitando su pensión por jubilación.
Otras, todavía están admirablemente fuertes, robustas y hasta se dan el lujo de trabajar todavía a esa edad o contar con un negocio, y es ahí en donde no entiendo la razón del programa de pensiones a mujeres de 60 a 64 años, que inclusive, se me hace discriminatorio, porque, los varones de esas edades simplemente no entran, por el hecho de ser hombres.
Ahí, ¿en dónde está la igualdad de género, esa que tanto se presume en nuestro Siglo XXI? Pero, como dije en líneas atrás, esto es solamente una opinión basada en mi libertad de expresión.
Pero, si pudiera sugerir un programa que considero altamente necesario es el de darse una pensión para los que asisten, cuidan y/o tienen a su cargo a una persona discapacitada. Esto lo digo apelando a la sensibilidad de las mujeres que nos gobiernan.
Sucede que habemos muchos discapacitados que desgraciadamente dependemos las veinticuatro horas del día de alguien que vea por nosotros, no solamente en cuanto al sustento económico, sino en otras atenciones, como acompañamiento, guía, apoyo, necesidades físicas, etc.
Las personas discapacitadas somos altamente sensibles, y la mayoría, no importa la limitación que tengamos, tenemos un alto porcentaje de depresión, otro tanto de ansiedad y mucho estrés por la incertidumbre del futuro que no tenemos asegurado.
En mi caso, por ejemplo, como invidente que soy, y en algunos momentos en que me he quedado sola en casa, he chocado con paredes, me he caído en gradas, no he encontrada una puerta o un objeto, he sufrido tremendas desorientaciones y mareos que me han hecho ir al clóset cuando quiero ir al baño y viceversa, porque he perdido el sentido de donde estoy.
Otras veces camino hacia adelante y siento que voy hacia atrás o al revés. En fin, que necesito el acompañamiento, el apoyo y la guía de alguien, y el único ser humano que me ayuda es mi esposo, quien, desafortunadamente, no puede laborar con mucha libertad por cuidarme a mí, ya que no cuento con el apoyo de ningún otro familiar cercano que se quiera hacer cargo de mí, mientras mi esposo labora.
Para colmo, también estoy perdiendo la audición del oído derecho. Sé que, como la paso yo de mal a causa de mi invidencia, son muchos los discapacitados o cuidadores que se encuentran en la misma situación.
Hace unas semanas, nuestra Gobernadora anunció la inversión para la creación de una Casa de Día, en donde los asistentes de discapacitados podrán llevar a su familiar, para así ellos poder laborar o hacer cualquier otra actividad con libertad, precisamente por comprender la situación de los cuidadores.
Pero, dado a que están de tiempo completo asistiendo a su familiar discapacitado, se les dificulta aportar para el hogar, y es precisamente ahí donde una pensión de Bienestar sería un gran apoyo para ellos.
No sé si quienes nos gobiernan no lo habían pensado, pero yo expongo esta situación, porque es algo que mi esposo y yo vivimos en carne propia, aparte de que él también es discapacitado, pues no tiene mucha movilidad en su brazo derecho.
Creo, y es mi opinión, que quienes velan por los discapacitados sí requieren de un programa que les dé una pensión de manera permanente, lo cual les permita tener un respiro en cuanto a los gastos de alimentación y pago de servicios básicos de un hogar.
Es por eso que solicito a través de este espacio, con el respeto que quienes gobiernan merecen, que se tomen en cuenta estos casos, y que abran un programa de pensiones para cuidadores de discapacitados o adultos mayores que sufran alguna discapacidad propia de la edad.
Creo que ellos lo necesitan mucho, sin importar si el cuidador es hombre o mujer, porque a veces son varones los que tienen a su cargo a alguien con alguna limitación. Sé que muchos asistentes anhelan lo que yo estoy solicitando, pero no tienen un espacio para expresarlo, y es por eso que también escribo sobre esta situación.
En cuanto a los beneficiarios de los discapacitados que ya contamos con una pensión del Bienestar, deberían tipificarlos como cuidadores, protectores o asistentes; porque, eso de beneficiarios, ¿a ellos en que les beneficia?
Al contrario, para ellos es carga, molestia y cansancio el velar por un discapacitado que, por mucho amor o afecto que nos tengan, también se cansan y se desesperan, y más cuando no pueden trabajar como quisieran, para no dejarnos solos; porque a ellos sí les duele nuestra limitación.
Y estas personas, generalmente son criticadas, se burlan de ellos y los tachan de personas flojas, que solamente hablan porque tienen el privilegio y la bendición de estar sanos y de no tener en casa a un discapacitado que cuidar las veinticuatro horas del día.
Es hasta que experimentan la situación en carne propia cuando comprenden a otros. Hay mucha indolencia en nuestra entidad hacia los discapacitados y sus asistentes o cuidadores; así que, una vez más hago la solicitud de pensión Bienestar para los asistentes permanentes de los discapacitados.
También hago un llamado a los legisladores, ahí sí no sé si solamente a los locales a también a los federales -a los que corresponda-, para que hagan una ley que asegure que todo discapacitado tenga a una persona a su cargo y quede así protegido, y también para que pueda denunciar en caso de maltrato, abuso o descuido, y así evitar que caigan en la indigencia.