Piense en quienes los rescatan
-Han sido muchas las veces, y a la fecha se sigue insistiendo en que cuando llueva muy fuerte no crucemos cauces de agua que se formen cuando la lluvia es torrencial, ya sea a pie o cuando se está conduciendo algún vehículo.
También se nos ha dicho en repetidas ocasiones que, cuando vayamos al mar, respetemos las banderas rojas y no queramos desafiar al océano.
En todas estas atinadas recomendaciones que hacen las distintas autoridades hay algo en común: Que cuando actuamos de manera osada o atrevida, no solamente se pone en riesgo a los que cruzan corrientes de agua o un mar embravecido; se pone en riesgo también a los rescatistas, en quienes, tristemente, nunca se piensa.
Cuando se meten al mar con bandera roja esto es un indicador ese trapo rojo de que el mar está peligroso, que las condiciones no son las apropiadas para el uso recreativo dentro del mar, y ese peligro lo corren, tanto bañistas como guardavidas.
Muchas de las veces se dan por sentado que los que cuidan a los bañistas se las saben de todas, todas, que nada les puede pasar, y que, suceda lo que suceda, siempre le van a rescatar.
Pero, al ir por el que se está ahogando, el guardavida también corre el peligro de morir por inmersión, ante las mismas corrientes que se llevaron mar adentro a un bañista irresponsable; esas mismas corrientes se pueden llevar al guardavidas, que tiene una familia, ya sean papás o hermanos, o esposa e hijos.
En cuanto a las tormentas, quizá esté todavía peor, porque, cuando llueve torrencialmente, hasta se hacen inundaciones con corrientes de agua, y no hay banderolas rojas que indiquen peligro. Y no faltan los irresponsables que se atreven a cruzar, ya sea en carro, camioneta, moto, mototaxi, bicicleta, scooter, etc.
Ahí se tiene que utilizar el sentido común o la inteligencia, que es lo mismo, para no andar arriesgándose al cruzar esos cauces de agua. Y lo peor con esta situación es que quienes arriesgan su vida por ayudarle a salir de esas corrientes de agua pluvial son gente que actúa espontáneamente, como, otros familiares cercanos, vecinos o gente que simplemente va pasando por ahí y, sin pensarlo dos veces, se acomiden a ayudar, sin ser expertos y, en la mayoría de los casos, sin las herramientas adecuadas, solamente un gran corazón y un brazo extendido, con el riesgo de también sucumbir.
Hay veces que no se necesita del desbordamiento de un río o arroyo. Las corrientes se hacen cuando se produce una inundación, y el agua no para de caer.
Hay zonas serranas en donde hasta se forman cascadas en los andadores, que fácilmente lo pueden derribar y arrastrar, pues descienden con gran fuerza.
Ante todas estas situaciones, nunca se piensa en los riesgos que corren los rescatistas; por eso es que, a través de este espacio quiero invitar a la población común a que se actúe con una mayor responsabilidad cuando se esté en la playa y se vean banderas rojas.
Cuando llueve torrencialmente, no hay que cruzar aguas caudalosas, donde aparte del peligro del agua corriendo, puede haber cables de alta tensión trozados, pero “vivos”, o rocas, objetos punzocortantes, troncos, ramas, etc.
No le haga al valiente en estos casos. No sea irresponsable, pues nadie le garantiza que le vayan a ayudar, porque no toda la gente actúa impulsivamente. Sí hacen uso del sentido común e inteligencia.
No ponga en peligro a los que le ayuden a salir, porque, si le buscamos en la historia, podemos encontrar a rescatistas que, por andar ayudando a otros, han perecido ellos en el intento; y todo, movidos por su gran corazón, y sin siquiera tener idea de lo que se debe hacer.
La época de tormentas y ciclones tropicales aún no concluye, y aunque parezca incierto, en Manzanillo puede caer un aguacero de aquellos sin previo aviso, con formación de un núcleo de tormentas muy local.
Así que, no hay nada escrito con respecto a los aguaceros.
Otra recomendación que hago es a los padres de familia. Si de veras quieren a sus niños o adolescentes, no los manden a la escuela cuando esté lloviendo fuerte o el ambiente se vea muy amenazador como para un tormentón.
Ni siquiera cuando haya tormenta eléctrica. Aunque no se hayan suspendido las clases de manera oficial, no es prudente que asistan ese día a la escuela. Ni siquiera ande preguntan en la radio si habrá o no clases; use su propio criterio y cuide a sus hijos.
Es más, ni siquiera los mande a la tortillería ni a la tienda en pleno aguacero torrencial. Proteja a sus hijos dentro del hogar. Tampoco permita que anden jugando, cuando hay una tormenta eléctrica.
Y recalco para finalizar, haga caso a las recomendaciones que den las autoridades.
Y cuando digo autoridades, no me refiero únicamente a las autoridades de gobierno, sino a todos los que cumplen una responsabilidad en favor de usted, como son los guardavidas, en una playa o las mesas directivas en una colonia, o los padres en el hogar, por poner algunos ejemplos.
-Qué tenga un bonito día.
