Cuánta tristeza da que, a como se ven las cosas, este año no habrá campaña antirrábica, como había habido en administraciones pasadas.
Y cuando digo pasadas, me refiero a décadas completas que contribuyeron sobremanera a la disminución de la hidrofobia en los animales de compañía, como perros y gatos en Manzanillo.
En Colima se contribuyó a casi su erradicación total, gracias a estas campañas de vacunación. Era uno de nuestros orgullos.
Por ahí vi una nota en donde decían que la vacuna contra la rabia es permanente durante todo el año en las jurisdicciones de salud, y yo le agrego que también hay veterinarias que cuentan con la misma vacuna antirrábica que aplica el gobierno, y eso, durante todo el año; solamente hay que investigar en cuales.
Pero el problema está en que para muchos de nosotros no es fácil llevar a nuestros perros y gatos hasta esos lugares de vacunación permanente, lo que denota que quienes gobiernan, eso de comprender o entender a quienes tenemos perros, no se les da. Y eso que presumen de amar a los animales.
Seguramente creen que, por lo menos en Manzanillo, todas las familias tenemos carro particular. Y, yo creo que sí piensan eso, porque a las banquetas no les dan ninguna manita de gato, se están acabando, porque cada vez hay en ellas más rampas para estacionamientos de establecimientos, y cuando hay reparaciones, solamente las hacen en donde hay circulación de tráfico vehicular.
O, seguramente piensan que quienes tenemos perros, estos son todos de un tamaño muy pequeño, de esos que les llaman de bolsillo, que con facilidad se pueden llevar cargando abrazaditos, como si fuéramos Paris Hilton.
Con el respeto que se merecen los que gobiernan, siento mucho el tener que decirles que están bastante equivocados en sus apreciaciones; pues, habemos muchas familias porteñas que tenemos a nuestros perros, e incluso casos en donde se tiene a más de uno, y no se cuenta con un vehículo particular. Muchos ni a bicicleta llegamos.
Otra noticia para los que gobiernan, recalco, con el respeto que me merecen, es que tampoco todos los amos tenemos perros de razas de tamaño pequeño. Hay quienes tenemos canes de mediana o gran estatura, que ya no se pueden trasladar cargando.
En el caso de mi Laika, diré que es una fox terrier Plummer, de mediana estatura y, dado a su musculatura, es pesada. Además, le choca salir a la calle, y hasta le estresa y se pone mal.
Ella es más doméstica, así que prefiere estar en casa, de pancita arriba para que se la rasquen, si es posible, todo el día.
Otra cosa que también parece que ignoran los que nos gobiernan, es que a los del transporte público urbano, al menos en Manzanillo, ya sea en modo chatarra-camiones, taxis de sitio o mototaxis, no les gusta ni tantito que los pasajeros lleven perros a bordo. Y eso, ni siquiera cuando los ejemplares son de tamaño pequeño, mucho menos cuando son grandes.
Especialmente a los taxistas y mototaxistas les desagrada sobremanera, y tratan muy groseramente y hasta cobran de más por llevar perros o gatos, y eso después de mucho discutir, y hasta rogarles que nos hagan el favor de llevarnos; así que, estamos privados de transporte para ir quien sabe a donde, a que nos vacunen a nuestras mascotas.
Lo más preocupante es que las vacunas que les pusieron a nuestros perros el año pasado, a muchos canes se les vence ya este 3 de julio, como es el caso de mi Laika, por lo que, a partir del día 4 de julio quedarán ya desprotegidos contra la hidrofobia.
Y esto, no solamente nuestros canes, sino la misma sociedad, porque la hidrofobia también le puede pegar a los mismos seres humanos, si un animal que padece la mortal enfermedad muerde a alguien.
También entre los mismos animales se transmite, a través de la mordida de otros animales infectados, y no propiamente perros; pueden ser murciélagos, ratas, ratones, mapaches, entre otros animales que también son agentes potenciales de transmitir la hidrofobia.
Sí hay perros a los que no les gusta salir a la calle. Son más de compañía, y prefieren estar en casa, y podríamos decir que eso ayuda a que estos perros no sean mordidos por algún animal infectado.
Pero ¿qué tal si ese animalito que no sale de casa lame o con su trompa u hocico olfatea, toca o llega a morder a alguien? Es seguro que esa persona va a armar todo un pancho para exigir un comprobante de que el can tiene la vacuna antirrábica.
Y, si no se le puede probar esto, va a querer exigir una indemnización y el sacrifico de la mascota, nomás por si las dudas.
Es por esta razón que muchos amos queremos vacunar a las mascotas contra la hidrofobia.
Por todo lo antes escrito, quisiera que, quienes gobiernan en Manzanillo hicieran conciencia, pero de veras, a profundidad, de la importancia que tiene la vacunación antirrábica masiva.
Sí es necesario que las camionetas de Salubridad vayan a las colonias y barrios, y las brigadas suban a los Sectores como toda la vida se había hecho.
Porque, de lo contrario, muchísimos perros se quedarán sin esa protección contra la hidrofobia y, por ende, la misma población queda expuesta a esta mortal enfermedad.
Porque los perros también son protección para un hogar, y aunque sean juguetones y cariñosos, cuando hay un peligro para sus amos, estos tienen el deber y derecho de defender su hogar, tanto de otros animales, como de humanos intrusos, o de niños que los cucan, y eso no quiere decir que sean peligrosos o agresivos, sino que aman a su familia humana y su vivienda, con todo lo que hay dentro, desde una sandalia, hasta un mueble.
Así que, pido, encarecidamente, que sí haya campaña antirrábica masiva. Que tenga un bonito día