Fagoterapia: un ejército devirus contra superbacterias


A pesar de su potencial, las dificultades regulatorias y la falta de conocimiento impiden su expansión global

En la lucha contra las superbacterias resistentes a los antibióticos, se está reavivando una estrategia milenaria que usa virus comedores de bacterias, conocidos como fagos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre la creciente amenaza que suponen estas resistencias, las cuales podrían matar a 208 millones de personas en los próximos 25 años. Frente a esta amenaza, la ciencia está recurriendo a la fagoterapia, que consiste en utilizar estos virus para atacar y destruir bacterias resistentes.

A pesar de que la fagoterapia lleva más de un siglo en el campo de la medicina, su uso se había abandonado en Occidente tras el auge de los antibióticos, mientras que países del este de Europa y la Unión Soviética continuaron su investigación. Hoy, en un contexto de resistencia creciente, la técnica ha resurgido con gran impulso. Recientemente, un consorcio internacional de científicos, que incluye investigadores españoles, ha recibido una financiación de 1,2 millones de euros de la Unión Europea para seguir avanzando en el estudio de los fagos, con la esperanza de que puedan ofrecer una solución a las infecciones multirresistentes.

La clave de la fagoterapia es su alta especificidad: los fagos atacan únicamente a bacterias específicas, lo que reduce el riesgo de dañar las bacterias buenas del organismo, a diferencia de los antibióticos. Además, se ha descubierto que los fagos pueden potenciar los efectos de los antibióticos existentes, reactivando la sensibilidad de las bacterias a los fármacos.

Uno de los mayores éxitos de la fagoterapia se ha dado en pacientes que ya no tienen alternativas terapéuticas. Casos como el de un paciente con fibrosis quística infectado por Mycobacterium abscessus fueron tratados con cócteles de fagos, logrando una mejora significativa. En infecciones tópicas, como quemaduras y úlceras, los tratamientos han mostrado una eficacia cercana al 90%.

A pesar de estos avances, la fagoterapia aún enfrenta retos importantes. Su tratamiento es muy personalizado, lo que requiere ajustes constantes para adaptarse a las características de cada paciente y a las bacterias que lo infectan. Además, el marco regulatorio actual es un obstáculo para su expansión. La comunidad científica advierte que los fagos, aunque prometedores, no serán la solución definitiva, ya que las bacterias también están evolucionando y desarrollando mecanismos de resistencia a los fagos.

A pesar de estos desafíos, los expertos continúan apostando por la fagoterapia, considerando que, con las adecuadas regulaciones y un mayor entendimiento de los mecanismos de resistencia bacteriana, los fagos podrían convertirse en una herramienta fundamental para combatir la crisis de las resistencias a los antibióticos.