Hace 146 años se habilitó la primera cárcel de Manzanillo


En el interior de la primera presidencia municipal, llamada entonces Casa Consistorial

Desde 1876, cuando Manzanillo tenía solamente tres años de haberse convertido en municipio, se levantó la primera presidencia municipal, denominada entonces Casa Consistorial, la cual contemplaba ya dentro de sus instalaciones una pequeña cárcel, e igual sucedió con el segundo edificio del palacio municipal, construido por el ingeniero norteamericano Edgar K. Smooth, durante los primeros años del Siglo XIX, en pleno porfiriato.

VIEJA CASA CONSISTORIAL O PRESIDENCIA MUNICIPAL

La cárcel municipal siempre estuvo dentro de las instalaciones del palacio municipal hasta hace algunos años, como veremos en este escrito. El 22 de junio de 1932, las olas del tristemente célebre maremoto, conocido popularmente como Ola Verde, derrumbaron parte del edificio, que ya se encontraba cuarteada por los varios potentes terremotos que se sucedieron ese mismo mes.

Todo empezó el 3 de junio, con un sismo trepidatorio con duración aproximada de cincuenta segundos, con origen en la frontera entre Colima y Jalisco, que ocasionó muertos y heridos, el cual fue seguido por otro de gran intensidad registrado el 18 de junio -el cual, curiosamente, fue pronosticado de forma acertada por el director del Observatorio Vulcanológico y Astronómico de Zapotlán, el sacerdote y científico Severo Díaz-, y finalmente, el 22 de junio, que ocasionó gran cantidad de muertos y heridos por el maremoto resultante en una amplia zona del litoral del Pacífico, principalmente en Cuyutlán, entonces parte del municipio de Manzanillo.

COMANDANCIA Y CÁRCEL POR LA CALLE MÉXICO

Por esa razón, el edificio quedó baldío y se rentó un edificio para este fin –presidencia municipal, cuartel de policía y cárcel-, sobre la calle Principal o México, a un costado de la escuela Hidalgo. Eran tiempos donde la delincuencia y la inseguridad eran mínimas, los policías eran amigos de todos y todos los rondines de vigilancia se hacían a pie, ya que la corporación de gendarmes no contaban con una sola patrulla que les auxiliara en sus labores, teniendo, sin embargo, a su favor el que el puerto era muy pequeño, comparado con el Manzanillo actual.

También, sin embargo, hay que decir que existía la tortura para algunos reos, que, al pensar de la época en que escaseaba la noción de los derechos humanos, lo ameritaban, ya sea como un castigo por un delito muy grave o para que confesaran el nombre de alguno de sus cómplices. La señora Rosa Lau Cham, ya fallecida, relataba que desde la parte superior de su vivienda, en el edificio Casa Colorada, veían estos castigos a algunos detenidos, y les gritaban que los dejaran en paz, que no los golpearan ni les infligieran ningún abuso.

Por algún tiempo fue comandante de la policía en Manzanillo mi abuelo, Wenceslao Cisneros Villegas, vecino de la Playita de En Medio, y hombre de las confianzas del gobernador Laureano Cervantes, apodado el general, por su victoria contra los cristeros.

LA RAMPA DE JUÁREZ 100 PARA LAS PATRULLAS POLICÍACAS

El 13 de noviembre de 1952, al entonces alcalde Alfredo Woodward Téllez le tocó inaugurar la flamante nueva presidencia municipal en su domicilio original de Juárez 100, donde permanece hasta hoy, donde se habilitó su sección noroeste, al fondo de los pisos segundo y tercero para comandancia policíaca y cárcel municipal, por ser las más seguras, al estar pegadas al cerro.

La rampa que actualmente utilizan los miembros del cabildo y algunos funcionarios, fue originalmente la rampa para las patrullas policíacas. Ahí se encontraban, además de los separos, el juzgado calificador y las oficinas administrativas de la Dirección de Seguridad Pública.

La última ubicación de la cárcel antes de abrir el Cereso fue en la actual presidencia municipal quedando como recuerdo la rampa lateral por donde subían las patrullas.

FALLIDO ESCAPE DE PELÍCULA

Recuerdo que en alguna ocasión, sacaron a un reo a los pasillos con algún fin -llevarlo a declarar, tal vez- y este aprovechó un descuido para saltar por el balcón hacia el patio central desde el piso superior del edificio de la presidencia municipal, tratando de escapar de esta manera; sin embargo, como podrá imaginarse el lector, el golpe al caer fue tan fuerte, que de milagro no se mató, quedando severamente lesionado de un pie.

Sin embargo, en sus ansias de evadirse, se logró medio ponerse en pie y a rastras huyó con rumbo a la calle México, tomando por la calle 10 de mayo. Lógicamente, en el estado en que se encontraba no logró llegar muy lejos antes de ser reaprendido, en la esquina de esta calle con la México.

ENTRADAS Y SALIDAS CONTINUAS

Dentro de la cárcel se tenía un patio central para que comieran y convivieran los internos, así áreas de dormitorios en torno, con literas para que durmieran los presos. Solamente permanecían ahí quienes purgaban penas cortas, es decir, de días, ya que cuando estas eran más prolongadas, eran entonces trasladados a la ciudad de Colima, capital del estado.

Se decía que había quienes estaban más tiempo dentro que afuera, ya que aseguraban que se la pasaban a todo dar en el centro de reclusión, pues recibían comida y ahí encontraban a muchos amigos. Los espectáculos tristes se daban cuando las madres iban a visitar a sus hijos.

Tras el sismo y maremoto de 1932 la presidencia municipal se trasladó a la calle México donde también se puso la comandancia en su parte trasera pegada al cerro.

21 AÑOS DEL CERESO DE MANZANILLO

Desde el 2001 funciona el Centro de Readaptación Social (CERESO) de Manzanillo, en el kilómetro 7.5 de la carretera Manzanillo a Chandiablo, el cual, como todos los de su tipo, es administrado por el Gobierno del Estado. Es considerado un centro penitenciario de mediana-alta seguridad. Fue inaugurado por el Gobernador Lic. Fernando Moreno Peña.

Por su puesta en operación es que, desde esa fecha, en la cual era alcalde de Manzanillo el Lic. Rogelio Humberto Rueda Sánchez, desapareció la cárcel municipal, que hasta ese año funcionó dentro del edificio de la presidencia municipal, en la segunda planta, con un ala para hombres y otra para mujeres.

Como huellas quedaron diversos letreros y dibujos pintados con vivos colores que se han ido borrando por el tiempo, hechos por los mismos presos en el patio central y áreas de dormir. En la actualidad, el espacio que ocupaba la antigua cárcel municipal de Manzanillo es utilizado por la dirección de servicios generales del ayuntamiento de Manzanillo. Las puertas de hierro con gruesos barrotes, recuerdan que hace algunos años, ahí estuvo la desaparecida cárcel de Manzanillo.