* En su responsabilidad aduanal vio pasar la Reforma, el Imperio de Maximiliano y el Porfiriato
* Fue sustituido por el General Pedro A. Galván en su lecho de muerte en 1880
Hace 164 años se designó al liberal Ricardo Palacio para estar al frente de la administración de la aduana de un puerto en crecimiento como lo era el de Manzanillo. Palacio nació en la ciudad de Guadalajara, en el vecino estado de Jalisco, en el año de 1807, todavía en los tiempos de la Colonia.
LIBERAL CERCANO A BENITO JUÁREZ
Compañero de ideales y andanzas por la zona del Occidente del país de los principales dirigentes del partido liberal mexicano, comenzando por el Lic. Benito Juárez García, llega a Colima en el año de 1855, a los cuarenta y ocho años de edad, como parte del equipo de colaboradores de Ignacio Comonfort, entidad donde viviría hasta su muerte, siempre laborando dentro de la función pública y estando dispuesto a colaborar en donde se le indicara. Por aquellos tiempos venía de haber estado colaborando con el Gral. Ramón Corona en el norte del país y luego vino a nuestra región junto a Comonfort combatiendo contra las tropas francesas que apoyaban a Maximiliano de Habsburgo, durante el tiempo de la Segunda Intervención Francesa, por lo cual obtuvo el título de general, grado que normalmente no usaba, pues se movía en el rango de la actividad política y civil. En varias ocasiones fue diputado estatal y en tres ocasiones en que se requirió, por ausencia del gobernador del estado por motivo de los diversos conflictos bélicos, ocupó de manera interna el cargo de Gobernador del Estado, por períodos cortos entre 1858 y 1859. El 31 de julio de 1857, Ricardo Palacio es nombrado Administrador de la Aduana de Manzanillo, la cual en su primera etapa dirigió desde la ciudad de Colima, como se estilaba en aquel tiempo por la insalubridad del puerto, y posteriormente se trasladó a Manzanillo para ejercer el cargo en sitio. En todo ese largo tiempo, y a pesar de ejercer otras responsabilidades importantes, nunca dejó de administrar la Aduana de Manzanillo, puesto que solo abandonó ya enfermo, un poco antes de morir, para ser ocupado por el Gral. Pedro A. Galván.
EJERCIENDO RESPONSABILIDADES SIMULTÁNEAS DIVERSAS
Por ejemplo de su variado activismo, poco después de su llegada, fue nombrado agente del ministerio público y encargado de fomento económico del estado, lo cual combinaba con sus actividades al frente de la aduana del puerto colimense. El 6 de enero de 1858, asume por primera vez el interinato en la gubernatura de nuestro estado por primera vez, el cual ocuparía dos veces más por breves lapsos, y sin embargo, no cesó en sus funcionales aduanales. Como titular del poder ejecutivo hay que decir que Ricardo Palacio, se portó como todo un liberal, secundando todas las políticas impulsadas por el también llamado Patricio de la Reforma. A pesar de su breve estancia al frente de las riendas de la entidad, una calle con su nombre en la capital del estado le recuerda. Su período como primer mandatario estatal sustituto o interino fue del 6 de enero de 1858 al 7 de agosto de 1859, sucediendo a José Silverio Núñez, y antecediendo a Miguel Contreras Medellín. La principal tarea que tuvo Palacio fue la de organizar las compañías de seguridad y aplicar medidas contra cualquier brote conspirador. Le correspondió el honor de expedir en el estado de Colima, el 17 de enero de 1858, el reglamento para la ejecución de la Ley Orgánica del Registro Civil, estableciendo las primeras oficinas en Colima, Almoloyan y Tecomán, por lo que en nuestro estado se expidieron actas de nacimiento antes que en otros lugares del país, siendo la primera el 7 de mayo de ese mismo año, siendo el primer oficial del registro civil, Filomeno Medina,
LLEVÓ AL PUERTO DE LA REFORMA HASTA INICIOS DEL PORFIRIATO
Luego de terminar esa encomienda se enfocó en administrar la aduana de El Manzanillo, lo cual hizo, como ya dijimos, del 31 de julio de 1857 al primero de octubre de 1880; es decir, 23 años y tres meses. Poco después de dejar el cargo murió, teniendo 73 años de edad. Durante su tiempo al frente de la Aduana, le tocó ver muchos cambios en el país y pasar muchos gobiernos de diferentes tendencias, como la presidencia de Ignacio Comonfort, de 1855 a 1858; la de Benito Juárez, de 1858 a 1872; el Imperio de Maximiliano durante la Segunda Intervención Francesa, de 1863 a 1867; la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada, de 1872 a 1876; y parte del porfiriato, período que comenzó en 1867, y que finalizó algunos años después de su muerte. Durante su tiempo al frente de esta importante institución portuaria pasaron importantes acontecimientos en Manzanillo, siendo el período de su definitivo desarrollo, tomando en cuenta que, como se decía por aquellos tiempos, los encargados de la aduana y la policía eran en la práctica las principales autoridades. Por ejemplo, el 9 de abril de 1858 le tocó la visita a Manzanillo del Presidente de la República Benito Juárez, acompañado de su comitiva, con la finalidad de tomar un barco que lo llevara a Centroamérica, estando dentro del séquito presidencial personalidades de la talla de Guillermo Prieto, León Guzmán y Melchor Ocampo, liberales al igual que Palacio, con quienes les unía, aparte de la ideología, una amistad. Finalmente, el 11 de abril de 1858 el Presidente Juárez y sus ministros se embarcaron en el barco de vapor John L. Stephens.
EL PUERTO DE MANZANILLO SE VA PARA ARRIBA
Por ese tiempo también se levantan acusaciones de contrabando en su contra, así como de otros funcionarios encargados de la administración del puerto de Manzanillo, de las que, tras arduas investigaciones, sale bien librado para continuar en su cargo. En el año de 1869, se terraplenan las calles del puerto por primera vez, extrayéndose roca y tierra a los cerros, y rellenándose las primeras porciones de la laguna de Caimanes o de Cuyutlán. Embarcaciones importantes del entonces como el barco Liberato, la balandra Adolfo y la fragata Albresch Oswald atracan en Manzanillo, entre otras. También durante su administración, ancló en Manzanillo el buque estadounidense Saint Louis, que llevaba a bordo al cónsul norteamericano Janos Xantus. Por aquellos tiempos, hay que decir, que no había embajador norteamericano en México, sino solamente un representante de aquel gobierno. Fue también por aquellos tiempos, el 27 de julio de 1862, que el lujoso barco norteamericano Golden Gate, propiedad de la Pacific Mail Company, que viajaba de San Francisco a Panamá, se incendia y naufraga frente a la costa poniente de Manzanillo, cerca de la Peña Blanca, muriendo ciento ochenta y tres y trescientos treinta y ocho pasajeros y tripulantes que llevaba a bordo.

Calle de la Madrid o Morelos.
DUROS MOMENTOS DE LA SEGUNDA INTERVENCIÓN FRANCESA
La hora más difícil para su función estaba por llegar, cuando el 18 de noviembre de 1864 el puerto es ocupado por fuerzas de Maximiliano a cargo del Gral. Leonardo Márquez, por lo que es desconocido y desplazado de su cargo para que en lugar operase el puerto personal de las fuerzas de ocupación imperialista. Sin embargo, la resistencia de las fuerzas federales en Colima, entre cuyos militantes se encontraban el entonces gobernador del estado, Julio García, y el administrador de la aduana legalmente reconocido, Ricardo Palacio, viendo el desorden, mala organización y descuido de los invasores, dirigidos por el Mariscal Doway, llegan de improviso en diciembre de 1864 al puerto, y en pleno de sus facultades legales, encuentran a un barco extranjero cargado de mercancía de importación, al que le cobran los derechos aduanales, recursos que fueron de gran ayuda para el bando republicano, que a la postre, resultó vencedor de aquel conflicto. El propio gobierno de Maximiliano reconoce el 15 de agosto de 1865 el gran progreso que había alcanzado por aquellas fechas el puerto de Manzanillo bajo la capaz mano de Palacio al frente de la aduana, por lo que decreta que en los meses de enero, mayo y septiembre de cada año, salgan de él conductas de dinero hacia y desde Guadalajara. Nuevamente libre el puerto del yugo invasor extranjero, Ricardo Palacio regresa a ponerse al frente de administración de la aduana, topándose ahora con que el 9 de febrero de 1867 un incendio en Manzanillo, que inicia a las diez de la noche, causó la destrucción de dos manzanas completas, que para el pequeño tamaño que por entonces tenía la población era mucho decir, además de la importancia de estas, ya que en una de ellas se encontraba la aduana, en la que frente a la playa se encontraba bajo resguardo y empacado el faro que se iba instalar en Ventanas.
CRECEN ARRIBOS Y AGENCIAS
El 10 de enero de 1867, el Periódico Oficial del Estado informa que en el Puerto de Manzanillo se recaudaron por concepto de derechos marítimos la cantidad de $ 5 mil 754. El arribo de importantes embarcaciones a Manzanillo no cesa, tanto que el 25 de enero de 1868 se registra la llegada simultánea de varias embarcaciones de diferentes nacionalidades, como la danesa, estadounidense, inglesa y alemana. También por causa de esta manifiesta desarrollo, el 21 de enero de 1869 se termina por fin el camino para carretas y diligencias entre Manzanillo y Guadalajara, con excepción de la zona de barrancas, que incluye las de Atenquique y de Beltrán, y el 7 de octubre de 1869 se inaugura la Oficina Telegráfica de Manzanillo, que junio por primera vez la costa del Atlántico con la del Pacífico por este medio. En vista del notorio desarrollo alcanzado por Manzanillo, el 21 de enero de 1868, la población es designada Junta Municipal, teniendo como su Director Político a Casimiro de Arzac, quien fue designado para ocupar ese cargo por el Gobernador del Estado, Ramón R. de la Vega. Uno de los acontecimientos más importante que seguramente tuvieron lugar durante su estancia al frente de la administración de la aduana, es la visita que hizo a México, arribando a través de Manzanillo, del Secretario de Estado de los Estados Unidos, William H. Seward, como una forma de reconocimiento del gobierno mexicano por su intervención diplomática para lograr que Francia retirara sus tropas de México. También por esos tiempos, viendo el auge que tenía Manzanillo, muchos extranjeros se vinieron a radicar a Manzanillo, la mayoría de los cuales tenían actividades relacionadas con la portuaria, como por ejemplo Enrique Bartling, Emilio Merritz, Enrique Septién, Enrique Dickman, Alfonso Heymann, Enrique Kohol, Alejandro Duroing, Carlos Cotto y Roberto G. Ranot. Para 1979 se entrega la concesión del ferrocarril por parte de la Secretaría de Fomento a la Compañía Constructora Nacional, de capital norteamericano.
LA ADUANA REGRESA AL PUERTO DE MANZANILLO
Para el año de 1871 se verifica el arribo de mayor número de embarcaciones, llenas de mercancías para importación y exportación, como la alemana Arrancan de 789 toneladas, que llegó procedente de Londres, Inglaterra; el vapor norteamericano Montana, de 2, 676 toneladas, procedente de San Francisco, California; el barco alemán Esther, de 162 toneladas, procedente de Hamburgo; y el barco alemán Courrier, de 248 toneladas, con destino a Holanda; por entonces, el censo de población que se levantó en el estado, registró que Manzanillo tenía una población total de 4,044, pero en lo referente únicamente al puerto mismo, lo que hoy llamaríamos el Centro Histórico, se tuvo la cantidad de 522 habitantes. Hasta esta fecha, Ricardo Palacio administraba la aduana desde la ciudad de Colima, donde tenía sus oficinas, y estaba siempre asesorado e informado por trabajadores que operaban en el puerto, solamente visitando a Manzanillo de forma periódica y en ocasiones especiales que ameritaban su presencia; pero a partir del primero de diciembre de 1971, y por instrucciones del presidente de la república, Benito Juárez, se mueve la oficina de administración al propio puerto, por lo que a partir de esa fecha, Ricardo Palacio se traslada a vivir de manera definitiva a Manzanillo por los siguientes nueve años. El 9 de febrero de 1872, abanderando el Plan de la Noria en contra del presidente Juárez, los Generales Porfirio Díaz y Pedro A. Galván, desembarcan y se trasladan de incógnito por tierra al vecino estado de Jalisco, sin que el liberal Palacio, aliado del Benemérito de las Américas en esta zona, se percatara de ello. El 27 de julio de 1872, un ciclón azota fuertemente nuestras costas, causando daños en la Aduana Marítima, la Capitanía de Puerto y las casas tanto en la parte alta como en los cerros, ya que por aquellos tiempos, la mayoría de las casas eran de madera. El 17 de agosto de ese mismo año, prosiguiendo con los planes de introducir el servicio de ferrocarril al puerto de Manzanillo, parte de la ciudad de Colima hacia Manzanillo la comisión encargada de buscar la ruta más apropiada para el trazo de la vía férrea angosta.

Calle Morelos de Arena.
DE SER PEQUEÑO PUERTO MANZANILLO PASA A MUNICIPIO
Ante la importancia innegable cobrada por Manzanillo, el 14 de junio de 1873 se le eleva a la categoría de municipio por parte del Gobernador Francisco Santa Cruz, tras el correspondiente decreto de parte del Congreso del Estado, haciéndose el acto solemne el 17 de junio de 1873, a partir del cual se convocará a elecciones municipales. A partir de esta fecha, las llamadas Casas Consistoriales pasan a ser el Palacio de Gobierno Municipal. La mayor parte del desarrollo y aumento de importancia que tuvo Manzanillo como para alcanzar esta categoría, se debió a posicionamiento portuario. Hay que decir que el 15 de noviembre de 1825 se hizo la construcción de la Aduana Marítima de Manzanillo por obra de J. Jesús Ochoa, en el terreno desmontado por Francisco Anguiano, regidor del ayuntamiento de Colima, estando entre las calles hoy llamadas Francisco I. Madero y México, la cual consistía en dos jacalones. El primer administrador de la aduana fue Liberato Maldonado, quien también era administrador de rentas unidas de Colima. Por ese tiempo, el trabajo en la aduana de Manzanillo era mínimo. A partir del 19 de mayo de 1854 se consideró a la ciudad de Colima como Puerto de Mar para el cobro de todo movimiento comercial marítimo, porque los agentes y el propio administrador se negaban a vivir en Manzanillo, debido a los estragos causados por la epidemia de cólera. El 25 de octubre de 1880, como un empleado federal discreto y modesto, fallece Ricardo Palacio, veinticuatro días después de dejar el cargo en manos del Gral. Pedro A. Galván.