Hace 200 años la federación autorizó la apertura del Puerto de Manzanillo: Trasladando Salagua a esta nueva ubicación


Este pasado 19 de febrero se cumplieron exactamente 200 años de la apertura del Puerto en el paraje de El Manzanillo o Ensenada de las Manzanillas, como lugar propio para operaciones carga y descarga de mercancía por vía marítima y asentamiento humano.

NACIENDO DE LA NADA EN UNA BAHÍA CASI SIN AGUA
Hasta esa fecha, el puerto con el que contaba Colima era el de Salagua, más nominalmente que otra cosa, ya que desde los tiempos de la Colonia se encontraba en franca decadencia, y el otro punto que destacaba era el balneario de Cuyutlán, que estaba enfocada a los baños de mar y las salinas en sus alrededores.
Es por esta razón que se vio la necesidad de abrir un puerto comercial, que pudiera levantar la economía del partido o estado de Colima, al contarse con una excelente bahía para ello, con la ubicación estratégica necesaria que pudiera permitirle el hacerle la competencia con ventaja a otros puertos del litoral Pacífico entonces en boga, como era el caso de San Blas, Mazatlán y Guaymas.

TRAZANDO LA PRIMERA CALLE DEL MAR A LA LAGUNA
Desde el 12 de abril de 1824, o sea, un año antes, el regidor del H. Ayuntamiento de Colima, Don Francisco Anguiano, vino al paraje de la ensenada plagada de arbustos manzanillos, entonces aún deshabitada, para delimitar el espacio de tierra frente a la bahía pensado para poder desarrollar operaciones portuarias, haciendo todo el desmonte necesario así como la delimitación del terreno, siendo el área elegida para este propósito la que corresponde a la actual zona de La Perlita.
También en este año, y ya con la mira puesta en la zona correspondiente a la población que también se abriría, se trazó la calle de La Laguna con tres bloques o cuadras, desde la altura del playón hasta donde actualmente es la calle Allende, que por entonces era el borde rocoso de la laguna, siendo todo un terreno tan bajo que, cuando subían las olas del mar, estas corrían a través de este camino o calle hasta el vaso de Caimanes o de Cuyutlán.
Fue así que, el 19 de febrero de 1825, ya con todos los trabajos previos concluidos y, desde luego, en medio de un gran nerviosismo por parte de los representantes de la autoridad correspondiente, que era el Ayuntamiento de Colima (ya que en Manzanillo, al ser un sitio deshabitado aún no había autoridades), se recibió al enviado del Gobierno Federal, el Capitán José María Narváez y Gervete, (en representación del entonces presidente de la república, nuestro primer presidente mexicano, Guadalupe Victoria, héroe de la independencia mexicana), el cual arribó con toda la pompa que se estila en estos casos, a bordo de la Cañonera Mexicana.

LA PRIMERA ADUANA PARA EL COMERCIO DE ALTURA
Lo recibieron a pie del muelle recién construido para tal efecto el alcalde de Colima, capital de la entidad, Don Ignacio Ochoa, el regidor de ese mismo ayuntamiento, Don Plácido Díaz, y el Comandante Principal, Don Anastasio Brizuela. El Capitán Narváez, quien es considerado uno de los primeros geógrafos y cartógrafos de Jalisco y Colima, hizo un recorrido de reconocimiento por las flamantes instalaciones del Puerto, aún sin estrenar, quedando muy satisfecho, dándole así su aprobación o visto bueno de forma inmediata de forma oral e informal, causando gran satisfacción entre las autoridades locales, y días después procedió a comunicarlo a las instancias federales, para que todo se protocolizara oficialmente a través del papeleo necesario en casos como este.
A la vista de todos estos hechos es que el 7 de octubre de 1825, el Gobierno Federal de la República trasladó de manera oficial el Puerto de Salagua al nuevo de Manzanillo, desapareciendo el primero. También en esa fecha ya se le habilitó como Puerto de Cabotaje, es decir, que estaba autorizado para llevar a cabo comercio entre mismos puertos nacionales.
Posteriormente, el 21 de octubre de ese mismo año, el Congreso de la Unión expidió el decreto que abrió el Puerto de Manzanillo al comercio de altura, es decir, internacional. Ya con todo listo para el desarrollo portuario es que el 15 de noviembre se hizo la construcción de la Aduana Marítima de Manzanillo, por obra de Don J. Jesús Ochoa, en parte del terreno previamente desmontado por el regidor Anguiano, como señalé en líneas atrás. La Aduana quedó ubicada entre lo que vienen siendo el día de hoy las calles Francisco I. Madero y México, consistiendo en dos jacalones de madera.
Una medida adicional fue la de nombrar como encargado del resguardo marítimo a Don Juan Francisco León, y a Don Liberato Maldonado como Administrador de Rentas y Receptor de la Aduana Marítima del Puerto. Fue hasta el 26 de abril de 1826 que entró en vigor el decreto que le concedía de forma oficial a Manzanillo la categoría de Puerto de Altura.
NACE MANZANILLO, DESAPARECE SALAGUA
Hay que decir que en todo el tiempo de la Colonia, Manzanillo no existió, ya que su población no era favorecida por la ausencia de fuentes de agua potable para beber. Esto cambió 17 años de que empezara la Guerra de Independencia Nacional, cuando el 2 enero de 1793, el Coronel Diego de Lasaga, en una visita que hizo a la bahía de Manzanillo, y al estar acompañando a un grupo de pescadores y buzos locales, encontró una fuente de agua abundante y útil para el consumo humano sobre el cerro de San Pedro, junto a la playa, en lo que hoy se conoce como el barrio y balneario de San Pedrito.
Tras este hallazgo tan importante, recomendó en el informe que rindió al gobierno virreinal el que se poblara de La Manzanilla, ya que tenía una excelente bahía, y ahora ya se había encontrado agua; por lo que se había eliminado el obstáculo que impedía su viabilidad como asentamiento de personas.