El gobierno federal estadunidense empezó a despedir a miles de funcionarios a causa del cierre gubernamental, anunció este viernes la Casa Blanca, tras diez días de desacuerdo total entre demócratas y republicanos.
Las reducciones de personal “han comenzado”, dijo en X Russ Vought, el jefe de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) de la Casa Blanca.
Un portavoz de la OMB confirmó a Afp que los despidos “han comenzado” en cantidades “sustanciales”.
Unos 750 mil empleados que se vieron obligados a dejar sus puestos de trabajo, o a seguir trabajando, sin sueldo, están afectados por el pulso que mantienen republicanos y demócratas en el Congreso para extender el gasto público.
Las profundas diferencias sobre la cobertura sanitaria de millones de estadunidenses es el principal obstáculo.
El próximo miércoles unos 1,3 millones de miembros del servicio militar en activo podrían añadirse a la lista de afectados, y quedarse sin paga, algo que no ha ocurrido en ninguno de los cierres gubernamentales de la historia moderna.
“UN DÍA SOMBRÍO”
“No estamos de buen humor aquí en el Capitolio, es un día sombrío. Hoy marca el primer día en que los trabajadores federales recibirán un cheque de pago parcial”, dijo el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, en una conferencia de prensa.
Donald Trump ya había advertido al inicio de esta crisis que cabía esperar despidos porque consideraba que de prolongarse el bloqueo presupuestario, el gobierno tenía la obligación de eliminar puestos de trabajo supuestamente superfluos.
Luego echó gasolina al fuego con la amenaza de que buena parte de los despidos ocurrirían en, lo que él denominó, “agencias demócratas”.
Los republicanos consideran que ciertas partes del gobierno federal están dominados por responsables administrativos que utilizan el dinero público para promover proyectos ideológicos de izquierda.
Los demócratas acusan a su vez al partido de Trump, que cuenta con una estrecha mayoría en ambas cámaras del Congreso, de querer achicar las estructuras del Estado de bienestar construido a lo largo de décadas.
Una de las agencias que es objeto de ese pulso, el Departamento de Educación, debe en principio cerrar sus puertas durante este segundo mandato de Trump, por órdenes directas del presidente.
Fuentes de ese Departamento confirmaron a la Afp que los despidos empezaron, así como en el Departamento del Tesoro.
“Durante la presidencia [de Joe] Biden, el Departamento de Salud se convirtió en una burocracia hinchada, con un presupuesto que creció un 38 por ciento y una fuerza laboral que creció un 17 por ciento”, explicó en un mensaje Andrew Nixon, el jefe de comunicación de ese ministerio, que también ha empezado a despedir personal.
Los empleados del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS) también han recibido notificaciones de despido, dijo un portavoz del organismo el viernes.
“Los empleados del HHS en múltiples divisiones han recibido avisos de reducción de personal como consecuencia directa del cierre de la administración liderado por los demócratas”, dijo el portavoz.
“Todos los empleados del HHS que recibieron avisos de reducción de personal fueron designados no esenciales por sus respectivas divisiones. El HHS continúa cerrando entidades derrochadoras y duplicadas, incluidas aquellas que están en desacuerdo con la agenda Make America Healthy Again del Gobierno de (Donald) Trump”, agregó.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y su homólogo de la Cámara, Hakeem Jeffries, han hecho oídos sordos a la amenaza de despidos como intento de intimidación.
La oposición prepara demandas judiciales para frenar esos despidos finales, que consideran ilegales durante un cierre administrativo temporal.
SIETE VOTOS
Las tareas gubernamentales no esenciales se detuvieron el 1° de octubre tras alcanzarse sin acuerdo la fecha límite para extender el gasto presupuestario.
Los republicanos necesitan siete votos de la bancada demócrata en el Senado para sacar adelante su proyecto presupuestario. Solamente tres escaños de la oposición han votado a favor en los siete intentos que hasta ahora han sido rechazados.
La alternativa demócrata, que está aún más lejos de lograr consenso en el Congreso, implica cancelar totalmente todo el paquete presupuestario relacionado con la sanidad pública que el partido de Trump aprobó en julio, para empezar de cero.
Los republicanos piden reabrir el gobierno, y luego empezar a discutir el fondo de esas cuestiones, que afectan a 24 millones de estadunidenses.