Carlos Valdez Ramírez
Una de las técnicas de las que se vale la historiografía para relatar los hechos son los testimonios orales, es decir, los que cada persona conoce ya sea porque los ha vivido o le han sido transmitidos a través de familiares.
En el periodismo también el testimonio oral adquiere relevancia, porque es a través de éste como el reportero recopila los hechos y los difunde hacia la sociedad, de manera objetiva y responsable.
Tal es el caso del presente trabajo, en el que se han aprovechado los testimonios de dos distinguidos personajes que en algunas etapas de sus vidas tuvieron relación con el General de División Jesús González Lugo, gobernador de Colima en el período 1949-1955, cuya trayectoria militar y los sucesos en los que participó lo llevaron a ocupar la subsecretaría de la Defensa Nacional en 1947.
González Lugo iniciador del Colima
moderno: César Castañeda Rivas
De acuerdo con el testimonio del destacado jurista colimense César Castañeda Rivas, González Lugo es considerado el iniciador del Colima moderno, y una de las muestras de ello es la apertura de la Avenida Rey Colimán, que le vino a dar a la ciudad otra imagen urbana, pues a la capital se le seguía considerando un pueblo.
Cesar Castañeda Rivas, evocó su primer contacto con el general González Lugo en la Ciudad de México, cuando apenas tenía unos 17 años. En Colima, Castañeda Rivas siempre encontró la manera de ocuparse laboralmente, incluso a sus 13 años ya conducía el camión urbano que prestaba el servicio de transporte entre Colima y Villa de Alvarez.
Al terminar la secundaria, Castañeda Rivas pensó que, como en Colima, no le era complicado encontrar un trabajo lo mismo pasaría en la capital del país, pero no fue así. Las oportunidades no llegaban.
Castañeda Rivas visitó al General Jesús González Lugo, que residía en lo que hoy es la delegación Azcapotzalco. Relata que lo atendió muy bien, abriéndole las puertas de su casa, con bohonomía y las atenciones que siempre brindaba a sus paisanos. Se puso a las órdenes del militar colimense quien en primera instancia le confió algunos asuntos personales, como contestar la correspondencia y atender cuestiones relacionadas con quien a la postre fuera el Gobernador de Colima.
Cuenta que en una de las charlas que sostuvieron al inicio de la relación amistosa, que duraría hasta la muerte del general González Lugo, ocurrida en 1965, recordaron que a González Lugo le había llegado la queja de que “un muchachillo de apenas 13 años conducía un camión urbano y que era necesario prohibirle siguiera manejando porque podría provocar un accidente”. González Lugo se comunicó con el director de tránsito, el capitán Abigail de la Mora, para que lo bajaran del camión, De la Mora le refirió que el menor era hijo de Rodolfo Castañeda y el gobernador cambió su tono e instruyó para que le diesen la licencia al adolescente.
Castañeda Rivas, al tener entre sus manos el documento que lo habilitaba como conductor, sintió que era por sus méritos, pero en realidad era por la relación que guardaba su padre con el gobernador, ya que Rodolfo Castañeda, al ser despojado su padre Ramón Castañeda Ortiz de la Hacienda de Los Ortices por el gobierno cardenista, se dio de alta como subteniente en el ejército con un cargo administrativo y sirvió al General González Lugo, entonces Coronel, en un destacamento.
César Castañeda Rivas refirió que en una misión para combatir a unos abigeos, su padre formaba parte del destacamento que encabezaba el Coronel González Lugo; iban a caballo y su padre observó que en lo alto de una loma un sujeto apuntaba con una carabina 30-30; Rodolfo Castañeda se abalanzó sobre el coronel derribándolo del caballo por lo que la bala impactó en el caballo.
“Desde entonces González Lugo creyó siempre que mi padre le había salvado la vida y cuando fue gobernador de Colima lo invitó a trabajar, pero mi padre ya se había dado de alta en el gobierno federal, que era más seguro laboralmente. Entonces González Lugo abrió el escritorio y en agradecimiento a aquella acción le regaló su pistola, una .45 con cachas de oro y el águila de divisionario”, evocó.
Al retomar su encuentro con el general González Lugo, César Castañeda dijo que saber manejar a temprana edad le ayudó mucho. El general González Lugo lo recomendó con el general Miguel Vadillo Vizcarra, que era el Comandante de la Primera Zona Militar.
Castañeda Rivas cultivó amistad con el general González Lugo, la cual perduró por muchos años y recordó que, cuando aún era estudiante de la facultad de derecho el ex gobernador de Colima le dijo: “Joven abogado, nos vamos a la Dirección de tránsito del Departamento del Distrito Federal”, lo cual era una nueva oportunidad laboral para el joven Castañeda, la cual no fue posible porque una enfermedad acabó con la vida de González Lugo, quien alguna vez le dijo: “Mire joven abogado lo que son las cosas, yo que soñé morir en el campo de batalla, vea en qué condiciones voy a perder la vida”. “Salí deprimido y triste, no por el empleo, sino porque perdía a un amigo que me había dado la oportunidad”.
El Rey Colimán, invención del
héroe que Colima necesitaba
En otra parte de la charla con Castañeda Rivas, éste evocó el origen de la escultura del Rey Colimán, ubicada en la entrada sur de la ciudad capital colimense.
Relató que en alguna ocasión, charlando con el general González Lugo, éste le refirió que Colima no tenía héroes, por lo que era necesario crear uno del que los colimenses se sintieran orgullosos e identificados.
Convocó el gobernador a los historiadores de la época para encargarles la investigación y crearon la figura del Rey Colimán y así surgió la leyenda, cuya imagen está inspirada en un empedrador que trabajaba en el Ayuntamiento de Colima, que sirvió de modelo al escultor Juan Fernando Olaguíbel, que entre sus demás obras se pueden contar “La Flechadora de las Estrellas del Norte”, mejor conocida como la Diana Cazadora y el monumento a la Minerva de Guadalajara.
En otra parte de la charla, César Castañeda Rivas también recordó con especial aprecio al ex gobernador Arturo Noriega Pizano, de quien dijo es el iniciador de la transformación de Colima. Comentó que por las tensas relaciones con el entonces presidente Luis Echeverría no se pudieron llevar a cabo obras tan importantes para el Estado, por ejemplo la transformación de la ciudad de Manzanillo, a manos del arquitecto Francisco Artigas, la cual inició con recursos propios. “Si el apoyo del gobierno federal hubiera sido posible en esa época tendríamos en Manzanillo la más bella ciudad portuaria del país”.
Noriega Pizano le brindó confianza tal que cuando el gobernador acudía a la Ciudad de México no era el representante del gobierno estatal en aquella ciudad el que lo atendía sino el propio César Castañeda. A la postre ocuparía esa representación y en Colima Noriega Pizano le confió la Presidencia Estatal del PRI.
Tanto a González Lugo como Noriega Pizano son dos ex gobernadores que se les cuestiona mucho en sus procedimientos políticos, pero son los gobernadores, que a juicio de Castañeda Rivas, fueron dueños de una honestidad a toda prueba.
Castañeda Rivas cerró con esta frase “Podría decir que el general González Lugo fue amigo, pero no, fue más que eso, fue mi protector”.
González Lugo personificó la
justicia y rectitud, dice su hija
Por su parte Ana González, hija del ex gobernador de Colima, expresó que su padre siempre fue un hombre que se condujo con justicia y rectitud, mismas palabras que mencionó en su toma de posesión y que vienen plasmadas en su discurso.
Recordó que su padre vino a gobernar Colima por una orden presidencial de Miguel Alemán Valdés, que por cierto le guardaba un aprecio especial, porque González Lugo fue nombrado Comandante de la Zona Militar de Sonora, estado caracterizado por los violentos indios yaquis que no apoyaban al candidato priista, pero González Lugo mantuvo el orden y Alemán Valdés ganó la elección en ese estado.
En esa época González Lugo era general de brigada y fue notificado vía telegrama que se presentara a recibir el grado de General de División. Fue nombrado también jefe de educación militar y presidente del Tribunal de Justicia Militar.
Cuando fue llamado por el presidente Alemán para que acudiera a Colima como candidato a gobernador, en primera instancia rechazó la propuesta en virtud de que él quería terminar su carrera dentro del Ejército, pero el presidente alemán le dijo: “Se lo estoy pidiendo como amigo, no me obligue a ordenárselo como soldado”, por lo que mi padre aceptó y para poder financiar la campaña vendió una casa que tenía en Cuautla, refiere su hija.
Cuando se originó el conflicto político con los diputados, período de la historia de Colima conocido como “El camarazo”, González Lugo recibió el apoyo del Presidente Alemán y de las “águilas”, o sea de los generales del país, relata.
Fue una campaña orquestada por traidores, incluso de personas a las que el propio González Lugo les había brindado oportunidades y la confianza, comentó para finalizar Ana González.
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