La carcachita de película de Don Juan Ochoa


Apareció en varias películas y expos de autos antiguos

Don Juan Ochoa Moreno era un excelente mecánico automotriz, que trabajó en su taller hasta poco antes de su muerte en los primeros años de la pasada década, junto a sus hijos Luis, Gustavo y Roberto, que siguieron la misma profesión de su progenitor.

UN TESORO DE COLECCIÓN

Como todo buen mecánico que se precie de serlo, amaba los carros de colección, por lo que guardaba celosamente un carro de la marca Ford, tipo A, modelo 1928, el cual había comprado en muy malas condiciones, y gracias a sus conocimientos lo había ido poniendo como nuevo, poco a poco, consiguiendo las piezas originales, hasta ponerlo al centavo.

Disponía de una cochera para cuidarlo en su casa ubicada en la calle 2 de la Unidad Padre Hidalgo, frente a la casa del expresidente municipal Benito Rincón. Siempre estaba tapado por unos plásticos, para evitar que se mojara en las lluvias y le afectara la humedad, y siempre, por lo menos un momento todos los días, estaba en constante revisión, tanto en su carrocería como en su motor.

ROBANDO LA ATENCIÓN DE PROPIOS Y EXTRAÑOS POR LA CALLE MÉXICO

Cuando muy de vez en cuando lo sacaba a dar una vuelta por el centro, la gente salía a su paso a ver ese vehículo propio de un museo, y lo señalaba admirada, con la boca abierta, sorprendidos de su bien estado y lo bien que sonaba su antiguo motor con más de setenta años de haber sido sacado al mercado un poco después de la época de la Revolución Mexicana.

Orgulloso lo lucía al lado de su esposa, también ya fallecida, Doña Toñita Ceja de Ochoa, una persona también muy querida, ya que era bastante conocida por inyectar a niños y enfermos que lo necesitaran a domicilio, muchas veces de manera altruista.

ENVIDIA DE LOS COLECCIONISTAS DE AUTOS ANTIGUOS DEL PAÍS

El auto estaba tan bien cuidado y lustroso por la atención que le daba, que muchos coleccionistas y expertos en autos antiguos acudieron a admirarlo, tanto de nuestra misma entidad, como del resto del país y aun algunos norteamericanos que supieron de su existencia.

Sin embargo, pese a los cuidados que le brindaba en extremo por su valor, permitía que los niños de la cuadra se subieran a él y jugaran a manejarlo, pero siempre supervisando que no fueran a dañarle nada, y dándoles explicaciones del porqué de su forma tan rara, tan diferente a los carros modernos.

Yo llegué a jugar arriba de ese carro antiguo muchas veces, deslizándome por las protecciones de las llantas o guardafangos, los que eran de una gruesa lámina muy diferente a la actual, que son hechos de una fibra muy delgada y endeble, y me extrañé al ver sus llantas se parecían las ruedas de una bicicleta, con sus delgados rayos, más bien propios de una carroza de caballos que de un automóvil; todo esto, aparte de la elegancia de sus líneas.

SU APARICIÓN EN LA PANTALLA GRANDE

En algunas ocasiones que hubo eventos en que desfilaron autos antiguos o que estos se exhibieron en algún lugar estacionados por el centro, eventos a los cuales vinieron reliquias automovilísticas de diferentes partes de la república, este viejo fotingo llamó más la atención que incluso los del propio Paco Zaragoza, reconocido coleccionista de la ciudad de Colima, nada más para que se dé una idea.

En 1990, el famoso cineasta colimense Alberto Isaac, filmó en Manzanillo la cinta “Maten a Chinto (el violento)”, para lo cual se utilizó como locación principal el Hotel Colonial del centro de nuestra ciudad, donde sucedieron los hechos que narra la película sobre la balacera de la Amarga Navidad o Navidad Sangrienta, como mucha gente se refiere a este episodio, en el cual hubo un enfrentamiento durante estas fiestas entre las autoridades del orden locales y Nicolás Rivera.

Para ello, arreglaron el primer cuadro de Manzanillo como ciudad antigua, de principios del siglo pasado. Cubrieron de tierra el pavimento, y estacionaron en un lugar preponderante a la carcachita de Don Juan Ochoa, que fue contratada para aparecer de manera estelar en la película, donde se le puede ver varias veces robando cámara.

También anteriormente había aparecido en la película también filmada en Manzanillo “Las Figuras de arena”, donde participaron, entre otros muchos actores famosos, David Reynoso y Valentín Trujillo.

UNA MODIFICACIÓN ERRADA LE HIZO PERDER SU VALOR

Muchas ocasiones, personas acaudaladas le ofrecieron grandes cantidades de dinero a Don Juan, las cuales rechazó, ya que su sueño era echarla a andar nuevamente para su servicio, pues empezaba a presentar algunas fallas en el motor.

Una de esas ocasiones en que casi estaba lista, se le ocurrió modificarla y hacerle una caja atrás, para convertirla en camioneta.

Este fue un craso error, ya que el auto dejo de ser original, y, ya modificado perdió gran parte de su alto valor como pieza histórica de colección.

La carcachita jamás se vendió y tampoco se echó ya a andar, pues su dueño enfermó y ya no pudo seguir haciéndole el trabajo de mantenimiento constante que esta requería, por lo que en pocos años el carro quedó totalmente inservible, a falta de sus esmerados y expertos cuidados.

Manzanillo es un lugar donde es muy raro ver carros antiguos, ya que la humedad y la salinidad que reinan en nuestro ambiente acaban con cualquier carrocería en poco tiempo por el óxido.

Esto da más mérito al trabajo de conservación que por muchos años hizo de este celebre auto aquí en el puerto su propietario, el Maestro Don Juan Ochoa.

Su primo “El Riño”, también mecánico ya fallecido, conservó a su vez por su casa de la calle Zaragoza también en el centro de la ciudad una camioneta Willys, modelo 1941, tipo militar, la que hasta principios de este siglo solamente tenía unas pocas modificaciones a su estado original, y sin embargo funcionaba a la perfección.