Era de gran beneficio para el tejido social y la salud; no requiere de gran inversión
Una de las actividades que enamoraron en tiempos pasados a muchos que ahora son porteños por adopción, pues llegaron de diferentes partes del país a radicar aquí, fue la pesca a cordel. Y, ¿cómo no, si antes Manzanillo contaba con diferentes espacios para practicar este relajante hobbie?
EN MANZANILLO NADIE SE MORÍA DE HAMBRE
Quienes recibíamos visita, una de las actividades que les incitábamos a hacer era pescar, pues no faltaba en las casas una famosa cajita de pesca, cuyo contenido era varios rollitos de cuerda de varios grosores, diferentes tamaños de anzuelos, unas cuantas plomaditas para hacer el contrapeso necesario, y, en casas donde había más apego a esta actividad, hasta contaban con curricanes y otros artefactos que hacían la labor de la carnada. En fin, que esa cajita contenía muchas artes de pesca, y cabe la pena señalar que muchas de esas cositas eran hechas por los propios porteños.
Cuando los familiares de otras partes del país echaban su cuerdita al mar, se volvían locos de contento porque sacaban un pez. Eso fue lo que a muchos enamoró, y desde hace décadas es que viven en Manzanillo. Decían cuando se les preguntaba: ¿Por qué te viniste para acá?; lo que contestaban era: Porque en Manzanillo nadie se muere de hambre, pues, si no tienes un trabajo, al menos echas tu cuerdita al mar y sacas un buen pez para comer. Y, como todos sabemos, los peces son muy nutritivos.
Era algo muy cierto que cuando no se conseguía empleo, se decía: “Vámonos a pescar, que algo sacaremos para la comida”.
Inclusive, no faltaban los que hasta llevaban un anafre o asador para ahí mismo ponerles encima los pescados que acababan de sacar, y cenárselos fresquecitos ahí mismo.
EL MUELLE FISCAL, EL TAPO, EL TÚNEL Y EL MALECÓN, ESCENARIOS DE LAS NOCHES DE PESCA MANZANILLENSES
Así que muchos se iban al muelle fiscal, hoy conocido como muelle de cruceros, que en aquellos tiempos no tenía restricción alguna para practicar ahí la pesca a cordel, y a que era un lugar prácticamente abandonado por varios años.
Otros se iban al Puente del Tapo de Ventanas, o a El Túnel, e incluso en la ribera del malecón que hoy conocemos como Espíritu Santo y el malecón donde hoy están las Constelaciones de Sebastián, antes conocido popularmente como “el malecón de las ratas”, por la abundancia de estos nocivos roedores.
Han pasado ya los años, y tristemente la pesca a cordel poco a poco ha ido en decadencia. El muelle de cruceros ya no tiene un acceso tan libre como antaño, y aunque sí hay ciertos horarios, la pesca a cordel se practicaba por las noches o muy temprano en la madrugada, y sin estar sujeto a un horario fijo, ya que una de las principales virtudes de este apasionante hobbie –la pesca- es precisamente la paciencia.
NECESARIO VOLVER A PRACTICARLA EN FAMILIA, COMO ANTAÑO
Otro factor que motivaba a la población para irse de pesca a cordel era que se hacían constantemente torneos de pesca, sobre todo infantiles, situación que involucraba a toda la familia, pues desde mucho tiempo antes instruían a los niños para que aprendieran el arte, el oficio. Hoy tal vez siga habiendo concursos, pero ya no se publicitan o promueven tanto, lo que ha hecho que baje el interés de los porteños por practicarla, sobre todo entre las nuevas generaciones.
Manzanillo necesita espacios libres para practicar la pesca a cordel. Es un hobbie muy bonito, muy relajante y que promueve la unión tanto familiar como en sociedad, pues déjeme contarle que cuando se ejerce este deporte, no nomás se involucra el que tiene el cordel y el anzuelo, sino todos los que están alrededor, sean o no familiares, y las pláticas y convivencia surgen de manera espontánea, pues no faltan los que comparten sus artículos de pesca, ya sea un anzuelo, un poquito de carnada, una cuerdita más gruesa o más delgada, etc.
NOCHES Y MADRUGADAS ENTRE ANÉCDOTAS, CONSEJOS, LEYENDAS, CHISTES Y BROMAS
Pero algo que se apreciaba mucho eran dos cosas: Las anécdotas y los consejos. En cuanto a las primeros, hay que decir que decir que eran muy entretenidas, jocosas y hasta fantasiosas, pues no faltaban los que contaban que se enfrentó con la ballena que se tragó a Jonás, que tuvo un encuentro cercano con El Gentil, que fue atacado por un tiburón, que estuvo a punto de sacar un tesoro de una cueva y los menos fantasiosos, contaban que habían sacado un en una ocasión un pez gigantesco, de varios metros de largo y kilos de peso, sin ser marlin, dorado, vela, atún o alguna ballena, delfín o tiburón ¡Ah, y con solo una cuerdita y anzuelo, hágame usted el favor!
En cuanto a los consejos, también era muy valorados, pues iban desde la manera en como jalar la cuerda, que carnada era mejor para la ocasión, donde comprar sus artes de pesca, que tamaño de anzuelo se requería, etc. Y todo aderezado por chistes y bromas. Nadie ponía música, y menos a alto volumen, porque se decía que el sonido espantaba a los peces. Así que las pláticas eran el ruido más fuerte que se escuchaba.
HOY TODO GIRA EN TORNO A UNA PANTALLA, YA SEA DE TELEVISIÓN O DE DISPOSITIVO MÓVIL
Estas convivencias hacían que muchos manzanillenses se conocieran entre sí, y en casos más extremos, hasta emparentaban. Tiempos muy bonitos que, si se volvieran a promover, traerían muchos beneficios a los porteños, incluso socialmente; pero necesitamos que la pesca a cordel se promueva y se abran espacios para ella.
He escuchado últimamente decir a algunas personas que quisieran enseñar a sus hijos pequeños a pescar, como se hacía antes, con una simple cuerdita y un anzuelo. De esta manera, se apartarían un poco de estar sentados todo el día frente a una pantalla de tablet, computadora, celular o televisión, lo que tanto daño le hace a la vista y a la salud en general.
Además, si se promoviera este hobbie, deporte u oficio en la población, la gente tendría para comer, aunque de momento no tuviera empleo. Para ejercer esta diversión, no es necesario tener una lancha especial, ni una caña costosa; únicamente tiempo, una cuerdita, anzuelos, carnada y contrapesos para que la cuerdita se hunda. Ah, y una cubeta para echar ahí los pescados que saquen.
RESTAURANDO LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD PORTEÑA
La tradicional cachucha de los pescadores porteños es opcional, ya que, como dije líneas atrás, esta actividad se practica de noche o de madrugada. Y es tan divertida y benéfica, que hasta los pescadores deportivos, esos que se dedican a la captura de los picudos y especies deportivas a bordo de sus bonitas lanchas, de cuando en cuando hallan su tiempito para ponerse a pescar a cordel, solamente para convivir con sus amigos pescadores y familiares.
Y dejar de lado el reloj y las preocupaciones. La pesca a cordel es otra manera de recuperar y sanar el tejido social. Es una de las actividades tradicionales de Manzanillo que se han ido perdiendo, y que no debemos dejar que se extinga por completo.