La ‘resurrección’ puntual cada año en México


El Día de Muertos es una festividad que nació del sincretismo indígena y cristiano y prevalece hasta nuestros días para honrar y recordar a nuestros seres queridos ausentes de este mundo.

‘Regresar’ con la memoria a nuestros difuntos es darles vida y ‘resucitarlos’ es un acto de amor sublime que el mismo Universo se conmueve por el vínculo entre el ayer y el hoy; entre la materia y el espíritu. Y… por la transmutación del ser querido que se hace presente por el olor de la flor de cempasúchil que guía a su alma para reconocerse con los que esperan con los brazos y el corazón en la mano  con sus alimentos y bebidas preferidas

Si las fiestas entre vivos y muertos nacieron de una fusión entre dos culturas, el ‘reencuentro’ se convirtió en la ‘magia’ del amor, de la esperanza de un convivio surrealista qué…  -no se ve, pero se siente’. En la transmutación del alma que regresa para convivir con sus querencias, con su gente, con el recuerdo y con la nostalgia de tener otra vez un ‘soplo de vida’

La ‘resurrección’ es el milagro del corazón que ama y de la mente que no olvida. Una dualidad que da eternidad para los que se guían a través del aroma de la flor de cempasúchil.

Veladores, cirios, flores, comida, bebidas sal, papel picado, agua, pan, fotografías y más son el ornamento de los altares de muertos que guían a la paz, a la luz y a la esperanza. Calman la sed, y el sodio para que el espíritu no se corrompa en su estadía en la Tierra. Aromas que marcan el camino para ‘llegar’. Papel ligero y picado que representa el aire. Alimentos y fruta, porque la Fiesta merece eso y más.