La Rodada del Terror en Colima
Una vez concluidas las fiestas patrias, las tiendas departamentales en el estado comenzaron a llenar sus estands con los adornos para el próximo Día de Muertos y Halloween. A medida que nos acercamos a esta tradicional festividad en el país —que algunos aseguran es de origen prehispánico— es común y parte del ambiente encontrar en calles, tiendas, hogares, e instituciones educativas y privadas, la decoración de catrinas, calaveras y la inconfundible flor de cempasúchil.
Otros espacios, sin embargo, se adornan con fantasmas, calabazas y monstruos, por aquellos a quienes les apasiona y aman el Halloween. Desde hace siglos, en estas fechas, en más de un lugar, principalmente en el estado de Michoacán, se realizan procesiones de catrinas (las cuales deberían replicarse en Colima, ya que la fiesta estatal honra a los difuntos), de zombis, de alebrijes y, más recientemente, hace cuatro años, se sumó la “rodada del terror”, un evento que, lamentablemente, la sociedad colimense no ha respaldado.
La muestra más clara y evidente de que la ciudadanía le dio la espalda a esta actividad es que la mayoría del pueblo de México y de la entidad considera a algunos motociclistas como irresponsables, pues sus actividades no generan “terror”, sino más bien fastidio. Esto es debido a que transitan sobre banquetas, zigzaguean sobre las vialidades, circulan a altas velocidades y se pasan los semáforos. Es decir, en esta ocasión, más que en otras, circularon sin respetar al resto de la ciudadanía y a los vehículos.
En esta ocasión, a pesar de que la rodada pasó antes de lo previsto (un poco después de las nueve de la noche, y no a las diez), la parte de la sociedad que solía congregarse en las avenidas para verlos, esta vez no los esperó como en años anteriores. En segundo lugar, el evento no tuvo el poder de convocatoria de otros años: los participantes fueron muchos menos y se notaron seriamente divididos. Lo grave es que las autoridades debieron haber intervenido, por lo citado en párrafos anteriores y, principalmente, porque más de uno, al no ver a la gente observándolos, ingresó a las colonias a hacer ruido con sus motocicletas y vehículos.
Está rodada nació en el país por iniciativa del grupo de motociclistas conocido como los Bikers, quienes por primera vez no tuvieron el apoyo ni el permiso de las corporaciones policiacas capitalinas de la Ciudad de México para llevarla a cabo. En Colima, según indican las redes sociales, este evento comenzó a ser patrocinado por un grupo de motociclistas identificados con actividades que, según se ha denunciado en redes, están relacionadas con la delincuencia. Estas rodadas, por cierto, ya han provocado accidentes con pérdidas de vidas en la zona conurbada.
Lo cierto es que, al parecer, la sociedad colimense está tomando conciencia del estado en que vivimos. Se está prestando mayor atención a los hijos, y el mejor ejemplo fue la notable disminución de jóvenes y adolescentes en esta rodada que, según más de un participante, es “vigilada” por grupos que no actúan correctamente. Ahora, es responsabilidad de las autoridades estatales y municipales aplicar los reglamentos que, por lo menos en Colima Capital, se observan en el centro, pero no en las colonias. En Villa de Álvarez, las regulaciones sobre el ruido comenzaron bien, pero en las últimas fechas el problema ha aumentado.
Para reflexionar. Ayer, domingo 26 de octubre, se llevó a cabo la primera cabalgata en el marco de la apertura de la Feria de Todos los Santos. Los organizadores de Colima aprendieron de los errores cometidos en Villa de Álvarez. Ojalá que los encargados en la Villa tomen nota para la fiesta en la Villa de los Martínez. Implementaron la división de varios contingentes con elementos policiacos y motociclistas, lo que permitió orden y disciplina desde el principio.
El consumo de alcohol fue mucho menor que en las fiestas villalvarenses, demostrando que es posible disminuirlo. El evento fue abierto por grupos de charros, dando un lugar prominente a las mujeres, quienes lo hicieron de manera magistral. Sin embargo, en más de la mitad del trayecto, los jinetes lo hicieron de manera dispersa, y al final se volvió un caos, incluso en la recolección de basura. Se notó la ausencia de políticos que suelen asistir a este tipo de eventos, solo se vio a la diputada local Sofi Peralta, quien, con su presencia, dio un claro mensaje en la zona conurbada: “estoy con ustedes, y si me toca, respetaré las tradiciones y costumbres de la Villa, pero sin perder el reclamo de la sociedad”.
Ni Morena ni las autoridades estatales respaldaron con su presencia esta apertura o cabalgata que, en honor a la verdad, tuvo buena afluencia de familias colimenses durante su trayecto. Un aplauso a las agrupaciones de caballos y jinetes que, con su comportamiento y asistencia, demostraron que en Colima se puede estar bien. Fue notoria, después de varios años, la presencia de ganaderos y dueños de cuadrillas de caballos de calidad, algo que no se veía desde hace un lustro.
¡Un aplauso más fuerte a la sociedad colimense por evitar actos o eventos como la rodada del terror! Con esto decimos un “no” rotundo a la violencia y la anarquía. ¡Otro aplauso para el pueblo de Colima, jinetes y mujeres que participaron en la primera Cabalgata de la Feria de Colima! Todo en orden, demostrando que no hay necesidad de consumo excesivo de alcohol para participar dignamente.
Para despedirme. La Feria Estatal Todos los Santos inicia el 31 de octubre. Termina el 17 de noviembre. Debió haber iniciado este viernes 24 de octubre, ¡pero en fin! Nos vemos en otra entrega.
