Hablar de los estibadores en Manzanillo es hablar de una parte central, neurálgica, en el desarrollo y crecimiento de un puerto que se ha encumbrado hasta llegar a ser, como lo es hoy, no solo uno de los principales del país, sino, incluso, un top 100 mundial. Su importancia viene desde que Manzanillo nació, porque, aunque oficialmente se están cumpliendo noventa y nueve años de la existencia de la unión de estibadores y jornaleros, en Manzanillo ha habido quien descarga los buques desde nacimos como puerto en 1825.
Recordemos que Manzanillo, propiamente dicho, no tuvo existencia durante la época de La Colonia, por lo que otros puertos de nuestro territorio nacional nos llevaban ventaja, con mucho tiempo de vida antes que México fuera independiente, como era el caso de San Blas y Mazatlán, por poner dos ejemplos cercanos. Apenas a finales de los 1700 se empezaron a hacer los primeros planos de la bahía de Manzanillo, y en 1794 tuvimos la visita de Diego de Lasaga, quien hizo una referencia positiva de Las Manzanillas a las autoridades virreinales en su informe; pero no se logró despertar el interés suficiente como para que se abriera un puerto en esta parte del litoral.
El 20 de agosto de 1823 se formó el Batallón Activo, destinado a vigilar nuestras costas, una vez que ya se vislumbraba el proyecto para iniciar el puerto, el cuál para 1827 cambio este nombre a Batallón Guardacostas. En 1825 se decide la apertura del puerto de Manzanillo, luego de hacerse la construcción de muelles, playón y limpiarse espacios frente a la playa para que sirvieran de patios de contenedores y bodegas de almacenamiento de mercancías.

Descargando mercancía en sacos en El Playón.
Desde este momento, ya se vislumbraba la necesidad, muy importante, de contar con mano de obra humana, para la descarga y estiba de las mercaderías que llegarían de otras partes del país o de puertos de lejanos países. Recordemos que en sus primeros años, Manzanillo tuvo categoría alterna de puerta de cabotaje (habilitado para el comercio nacional solamente) y altura (internacional).
Quienes estuvieron a cargo de la limpieza y desmonte del playón, así como quienes construyeron los muelles, se puede decir que fueron los primeros trabajadores portuarios. Uno de los primeros barcos en arribar al muelle del nuevo puerto, no fue uno de carga, sino una cañonera, La Mexicana, que arribó el 19 de febrero de 1825 para reconocer el nuevo puerto, con el enviado del Gobierno Federal, Capitán Narváez. El 7 de febrero de 1825 el gobierno mexicano decide abrir aquí el Puerto de Manzanillo, trasladando el antiguo y escasamente poblado de Salagua al nuevo centro de población que, como ya señalé, nace como puerto comercial como su vocación primaria, antes que pesquera.
Los primeros trabajadores portuarios son personas que vivían en el viejo Puerto de Salagua y fueron reubicados a la nueva ubicación, y habitantes de la ciudad de Colima, capital del estado, desde donde, por cierto, se dirigían los destinos y decisiones portuarias, ya que por temor a las enfermedades por la insalubridad portuaria, los agentes aduanales y consignatarios, así como la propia aduana, por muchos años estuvo asentada allá. Los principales agentes eran extranjeros, generalmente alemanes y norteamericanos; pero también había alguno que otro francés o inglés.
Los primeros trabajadores portuarios, estibadores primigenios no organizados, fueron pasto de muchas epidemias que tuvo Manzanillo en esos primeros años, por virus que venían en las embarcaciones que descargaban o sus pasajeros -porque en ese tiempo la mayoría de los buques eran mixtos; de carga y pasaje-, así como por los zancudos, las miasmas lacustres y la dura vida que llevaban como cargadores.
Se metían al agua hasta la cintura a recibir la carga, y la llevaban sobre brazos y hombros, y la única ayuda que recibían en algunas ocasiones, al estar ya sobre la playa, era de bestias de carga, generalmente mulas, sobre las que se ponían los costales. Ellos no contaron con grúas y los contenedores todavía ni siquiera se inventaban.

En El Playón frente a la aduana por donde hoy está la calle Morelos también se movía carga inicialmente.
El primero de mayo de 1848, el Presidente de la República, Manuel de la Peña y Peña, expide el decreto que habilita de forma definitiva al Puerto de Manzanillo como de Altura y Cabotaje, expidiéndose el decreto el primero de Mayo. En 1861 ya se hablaba de contrabando rampante, y el 10 de enero de 1867, el Periódico Oficial informaba haber recaudado por derechos marítimos 5 mil 755 pesos en el puerto de Manzanillo, lo que ya hablaba del crecimiento en importancia de la terminal portuaria, y nos da idea del aumento de trabajo que para entonces ya tendrían los estibadores locales.
En ese mismo año, el 9 de enero, por un incendio, se quemó la aduana y el faro que estaba en la playa, empacado y dispuesto para ser instalado en Ventanas. Por aquellos años, incluso, se llegó a cargar tierra en grandes cantidades, que luego se dice que se utilizó para hacer rellenos en Holanda, mientras que otros buques la utilizaban como lastre.
Todo era cargado a bordo de las embarcaciones, como ya señalé, a fuerza de brazos y espalda. En tierra se usaban unas toscas y anchas carretillas de madera, con refuerzos metálicos y gruesas ruedas, donde se podían apilar para su traslado varios sacos pesados. Todo también bajo el rayo del sol. Los cargadores normalmente andaban con una ligera playera o sin camisa cuando había que mojarse, y un ancho sombrero para cubrirse de los inclementes rayos del sol. Eran reconocidos en todo lugar, como hombres muy fuertes.
Es hasta el primero de diciembre que la Aduana Marítima retorna a Manzanillo, dejando la ciudad de Colima. La carga ya se multiplicaba enormemente. Hasta ya bien entrado el siglo XX la tecnificación en el movimiento de la carga era casi nula, y la mayoría del esfuerzo se hacía por tracción humana.
El 21 de abril de 1881 se inauguró el ferrocarril de vía angosta, siendo un honor que le correspondió al administrador de la aduana, Pedro Galván; pero los trabajos se fueron alargando, llegando hasta la capital del estado hasta 1889. Con ello, aumentó mucho el movimiento de carga portuaria, y el trabajo para quienes movían la carga, también aumentó. En 1900 y 1905 se inauguran diversas obras portuarias. El 12 de diciembre de 1908 se inaugura el ferrocarril de vía ancha, y el rompeolas es concluido en 1916, con lo que los barcos podían acercarse con mayor seguridad y tranquilidad a los muelles. El puerto sigue creciendo sin parar.
El 23 de mayo de 1919, se funda la Unión de Estibadores y Jornaleros del Pacífico, Crom, del Puerto de Manzanillo, a instancias de Higinio Pérez Ochoa, agente consignatario de buques y presidente municipal en ese tiempo. El 13 de febrero de 1921, por motivos políticos, es asesinado en la estación del ferrocarril el fundador de la unión de estibadores, Higinio Pérez. Un día después, como todo un acontecimiento, gran número de porteños, sobre todo estibadores y sus familias, se congregan en el entierro del fundador de la CROM, el cual se verifica en el cementerio a la salida de El Colomo (por la calle de El Crucero). Los estibadores, desde luego, iban al frente del cortejo, y junto al ataúd, el estandarte de la central obrera. Muchos en el cortejo iban llorando.

Muelle de la vía hundida.
En 1933, la Confederación General de Trabajadores convocó a la unificación de los sindicatos independientes del puerto de Manzanillo en la escuela Miguel Hidalgo, surgiendo el Gremio Unido de trabajadores de Mar y Tierra, con el que, a partir de 1935 empiezan conflictos con los estibadores de la Crom; conflicto muy largo de reseñar, que causó violencia, heridos, enemistad y hasta muertes, además de perjudicar la actividad portuaria en Manzanillo, el cual durará hasta casi la finalización de los años treinta.
En 1965, Malcolm McLean realiza un invento que facilitaría mucho la carga, que fue el contenedor metálico, tanto tipo TEU -medida más popular-, como en otras dimensiones, con lo que se dejaron de usar los sacos y cajas tradicionales. Al poco tiempo de su creación e implementación, los containers empezaron a usarse en Manzanillo.
El 9 de agosto de 1971 se habilita el Puerto Interior de San Pedrito, con la entrada del buque Salvada que lo estrena, y el trabajo de la estiba se concentra mayoritariamente ya ahí; aunque continúa un porcentaje de labor en el muelle fiscal.
Hoy los estibadores se han tecnificado, y saben mover equipo sofisticado y modernas grúas, algunas, como las de pórtico, que son enormes. No se entendería el desarrollo de Manzanillo sin los estibadores y jornaleros de la Crom. Gracias a ellos existimos y hemos alcanzado la importancia que tenemos como puerto.
Y desde luego, tampoco se podría explicar sin la aportación de su destacado líder desde hace más de cincuenta años, Cecilio Lepe Bautista, que gracias a sus buenos oficios, diplomacia y capacidad, ha logrado que, a diferencia de otros puertos del país y de otras naciones, haya paz y tranquilidad en el puerto, y se conjure cualquier amenaza de huelga.