Maremotos en Cuyutlán y Manzanillo hace 92 años Los temblores de junio de 1932, que desencadenaron la Ola Verde


Todos los que somos de esta región del país, y en especial de la costa de Colima, hemos crecido con las historias crudas y terroríficas del maremoto acaecido en Cuyutlán en junio del año 1932, teniendo su punto más álgido con el maremoto que asoló la región el día 22.

Este famoso maremoto, que en realidad ocurrió en una gran franja costera del occidente del país, fue conocido popularmente con el mote de Ola Verde, y hasta la fecha así es recordado, pues por el entonces aún no se conocía la palabra japonesa tsunami, con que actualmente se nombra a los maremotos.

UN MES DE PESADILLA

Todo empezó el 3 de junio de 1932, cuando tuvo lugar un fuerte terremoto trepidatorio con 8.9 grados Richter de intensidad, con aproximadamente cincuenta segundos de terror y teniendo su epicentro en Jalisco, a pocos kilómetros del sitio conocido como Peña Colorada, en los límites con nuestro estado y a una profundidad de 5 kilómetros, friccionándose las placas de Cocos y la Continental.

Éste acabó con la población de Tomatlán, Jalisco, destruyó el médano (la parte alta de las dunas de Barra de Navidad) y golpeó a San Blas, Nayarit. El tsunami llegó hasta California, Samoa y Hawái. Era solamente el comienzo de un mes de pesadilla.

El 18 de junio, quince días después, se registró otro fuerte terremoto de tipo trepidatorio de 7.8 de intensidad. Tuvo lugar a las cuatro de la mañana, durando veinticinco segundos, afectando, aparte de Colima, a las entidades de Jalisco y Nayarit. Su epicentro fue cerca de Rincón de López y a cincuenta kilómetros de profundo.

Curiosamente, éste movimiento telúrico fue pronosticado por el sacerdote y científico Severo Díaz, director del Observatorio Vulcanológico y Astronómico del Seminario Auxiliar de Zapotlán. Éste ocasionó un tsunami en Hilo, Hawái.

SE LEVANTA LA MURALLA VERDE

Lo peor ocurrió el 22 de junio a las 7 de la mañana, cuando ocurrió un fuerte terremoto de 6.9 de magnitud, con treinta y ocho segundos de duración, teniendo origen frente al Puerto de Manzanillo, sobre la falla Clarión, treinta kilómetros mar adentro.

Provocó un terrible maremoto que arrasó, entre otras, a la población de Cuyutlán, quedando solamente en pie el Hotel Madrid y llegando las marejadas hasta las vías del ferrocarril. Los sobrevivientes recordaban que el mar se empezó a recoger de pronto más de cien metros, y las personas que estaban cerca del mar empezaron a ver que quedaban en lo seco muchas conchas de colores y peces revolcándose en la arena mojada.

De improviso se dejó venir una gran ola como un muro de diez metros de altura, con muchísima agua alta detrás, tumbando todo lo que encontró a su paso, avanzando mil metros tierra adentro. Se menciona que incluso quedaron tiburones varados en charcos.

Las peores afectaciones por la salida del mar, conocida como ola verde, se registraron en Cuyutlán.

AFECTACIONES EN MANZANILLO Y LA REGIÓN

Según los recuerdos de Don Eustacio Muñoz Camarena y Don Alfredo Cruz Torres, ambos ya fallecidos, el sismo por la mañana cuarteó el edificio de la presidencia municipal gravemente, por lo que al salirse el mar al momento del maremoto, la marejada derribó la edificación ya averiada.

Esta marejada barrió la playa de San Pedrito e invadió e hizo crecer la laguna de San Pedrito, de manera que se abrió una boca pequeña que comunicó el vaso lacustre con las aguas de la bahía, la cual permaneció abierta de esa vez en delante, saneando el cuerpo de agua y permitiendo que aumentará su hasta entonces escasa producción pesquera.

En todas las pequeñas poblaciones costeras de Jalisco el mar se salió, afectó las endebles casas y causó pérdidas de vida, lo cual no recibió mucha repercusión, pues no era una zona muy poblada. A partir del día 23, los heridos por el terremoto y el maremoto provenientes de toda la región fueron trasladados para su atención médica al Hospital Cruz Azul, ubicado en la Playita de En Medio, el cual funcionaba normalmente como lazareto desde dos años antes, y era propiedad de Don Laureano Cervantes Vázquez.

PENSANDO ERA EL FIN DEL MUNDO

El suceso tuvo repercusión nacional e internacional, publicándose la noticia en muchos medios alrededor del mundo, y el primero de agosto de 1932, la Cruz Roja Japonesa inició sus acciones de ayuda a la población, y lo mismo hicieron las colonias mexicanas de Los Ángeles y San Francisco, California, Estados Unidos.

Por entonces surgió una leyenda que atribuía este desastre a un castigo por la visita a la playa colimense del entonces presidente, Gral. Pascual Ortiz Rubio, y el ex presidente y caudillo Plutarco Elías Calles, quienes habían sido excomulgados por la Iglesia Católica.

Hay que decir que el terremoto principal o más fuerte, el del 3 de junio, también generó un tsunami, pero de menores consecuencias, ya que tuvo tres metros de altura. Éste ha sido el más fuerte movimiento de tierra que se ha registrado instrumentalmente en México en toda su historia.

Según la investigación hecha por Sánchez y Ferreras en 1993 (“Catálogo de tsunamis en la costa occidental de México”), el saldo final del sismo del 3 de junio fue de 400 víctimas, mientras que el del 22 de junio, 75. En todo el occidente del país fueron afectados 500 kilómetros de litoral.

La suma de tantas catástrofes en tan poco tiempo, hizo pensar a muchos habitantes de la región que se encontraba muy cerca el fin del mundo hace 92 años.

Solamente algunas pocas construcciones quedaron en pie luego del azote del
muro verde de agua.