Muelle porteño con 116 años de historia

En esta imagen se ve el muelle de madera en sus primeros años de vida, poco después de ser inaugurado por Porfirio Díaz.

Ha sobrevivido a incendios, ciclones, terremotos y modificaciones en su estructura *Muelle de madera de la vía hundida se transformó en muelle fiscal, y hoy es la terminal de cruceros

En los primeros años de su existencia, allá por 1825, el puerto de Manzanillo disponía de una excelente bahía, pero esta estaba desprotegida, sin abrigo de los vientos y las fuertes marejadas, ya que no contaba con un rompeolas ni tampoco con muelles para que atracaran los barcos al pie de la ciudad y con ello se facilitara la carga y descarga de mercancías. Cuando se habilitaron los primeros, paralelos a la costa, se necesitó uno especializado para el ingreso del ferrocarril, de manera que con grúas se trasladara la mercancía directo a los vagones que la trasladarían a otras partes del país.

OBRA DEL PORFIRIATO

Es así, ante esta necesidad y con el puerto en crecimiento, que desde principios del Siglo XX se trabaja en su construcción. El 12 de diciembre de 1908, el entonces Presidente de la República, Gral. Porfirio Díaz Mori, viene hasta Manzanillo para inaugurar el paquete de las obras del puerto. Estas incluían, aparte del ya mencionado y tan necesario rompeolas, el muelle necesario para las operaciones de carga y descarga de mercancías.

Los trabajos  incluían al ferrocarril de vía ancha, que también se inauguró en esa ocasión, reemplazando al tren de vía angosta que comunicaba hasta entonces con la capital del estado. El nuevo ferrocarril, a través de Guadalajara permitía cubrir la totalidad del país. Este muelle de madera fue conocido como el de la vía hundida, y contribuyó en gran manera a que la terminal portuaria se fuera para arriba, y multiplicara sus operaciones y arribo de buques de diferentes partes del país y del mundo.

Aquí se aprecia como en el muelle de la vía hundida antes de 1914 ya atracaban muchos barcos, de los cuales se pasaba rápidamente la carga en costales o cajas a los vagones del ferrocarril que entraba de espaldas, pasándose a través de rudimentarias grúas.

LA INVASIÓN NORTEAMERICANA DE 1914

Pero, el primero de abril de 1914, tan solo cinco años después de su inauguración, ocurrió algo que tuvo una gran repercusión en su historia y la del puerto de Manzanillo. Algunos pescadores comerciales o ribereños porteños que salieron a cumplir con sus labores para llevar el sustento a sus familias, al llegar mar adentro, se toparon con que había buques de guerra norteamericanos acercándose a Manzanillo.

Esto fue algo que les alarmó sobremanera, y al llegar a tierra comunicaron a sus familiares y amigos la noticia, lo que causó conmoción y asombro, ya que se empezó a temer la posibilidad de un desembarco hostil. Este comentario cundió de tal forma como reguero de pólvora, que llegó en poco tiempo hasta las autoridades locales, tanto civiles como militares, quienes, en vista de lo que sucedía en el país, temieron lo peor.

Para colmo de males, el 21 de abril de ese año, las tropas norteamericanos tomaron el puerto de Veracruz, en el Golfo de México, lo que hizo confirmar la muy posible intención bélica de la presencia de navíos de guerra norteamericanos cerca de Manzanillo. Nueve días después de ello, el 30 de abril, los miembros de la Guarnición de la Plaza en Manzanillo, huertistas, decidieron que la mejor opción para impedir un desembarco fácil de los yanquis era quemar el muelle.

El General Vigueras, Jefe de Armas del Puerto, arengó a la multitud en el centro del Jardín Galván sobre la necesidad de incendiar el muelle de madera de la vía hundida, para que no sucediera lo que ya había pasado en Veracruz, por lo que se formaron muchas antorchas y se tomó petróleo y se cometió la acción de incendiar esa infraestructura portuaria manzanillense tan importante.

Al amanecer del 31 de octubre, el dragaminas estadounidense USS Raleigh se acercó al lugar del fuego, y lanzó grandes chorros de agua, apagándolo, acción que llegó demasiado tarde, ya que éste quedó inservible, quedando Manzanillo sin muelle por años. Al ver que su acción no correspondió a una acción bélica norteamericana, pues nunca hubo un intento de invasión por el litoral del Pacífico, el Gral. Vigueras huyó, siendo apresado tiempo después en Celaya, Guanajuato, donde fue fusilado, ya que una corte dictaminó que era culpable de crímenes contra la nación.

Pero hay que decir que su fusilamiento fue injusto, ya que los norteamericanos sí pensaban desembarcar e invadir el territorio, apoderándose de nuestro puerto, para lo cual ya tenían mapas precisos de la población y sus disposiciones, destacando los puntos estratégicos para apoderarse primeramente, tal como Vigueras lo anticipó. A todo esto, hay que decir que en Manzanillo había algunos espías e informantes norteamericanos, algunos de los cuales se encontraban hospedados en el Hotel Ruiz o Manzanillo.

En esta imagen de los años sesenta se observa ya operando el muelle fiscal en base a concreto, y sobre El Playón contiguo, grandes cantidades de carga en sacos.

EL MUELLE FISCAL

Pasaron treinta y ocho largos años para que nuestro puerto pudiera volver a disponer de un muelle, aunque ya más moderno y de concreto. En noviembre de 1952, la Secretaría de Marina terminó la construcción del nuevo muelle, el Muelle Fiscal, el cual fue formalmente inaugurado por el entonces presidente de la república, Miguel Alemán Velasco.

Con la apertura del Puerto Interior en los años setenta, sin embargo, ya fueron pocas las embarcaciones que atracaron y descargaron mercancías en este lugar, por lo que para la entrada del nuevo milenio casi no se utilizaba, más allá de los pescadores que ingresaban para pescar y alguno que otro evento. Es por ello que se pensó en darle otro uso, de tipo más turístico, de manera de poder aprovechar las instalaciones.

En esta foto se ve como el tren seguía siendo clave para el traslado de carga entrando al muelle fiscal, en tiempos en que ya existía el Puerto Interior, y por tanto se compartía el movimiento de mercancía y buques en Manzanillo.

LA TERMINAL DE CRUCEROS

Fue por ello que el 6 de julio del 2010 –hace diez años- se inauguró la Terminal de Cruceros, que, como su nombre lo indica, recibe a embarcaciones turísticas internacionales. En la actualidad es mucho más largo que su longitud original, y en horarios y días especiales, se permite el ingreso de los ciudadanos para caminar y pasear por él, desde el cual se tiene una vista de la ciudad que es inmejorable.

Este muelle de Manzanillo, inserto en el corazón de la ciudad, tiene ciento once años de tradición, y es una imagen característica y familiar de Manzanillo.

La terminal de Cruceros recibe a embarcaciones de placer y recreo provenientes de diferentes partes del mundo en un entorno adecuado para que tengan un gran recibimiento y conozcan nuestro destino.

La Terminal de Cruceros en el Centro de Manzanillo se ha convertido en una postal icónica de nuestra ciudad, tanto como el Pez Vela o el Jardín Álvaro Obregón.