Ma. Esther Hernández de Mejía
¡Hola, amiguitas!
Un poquitín menos abochornadas por el calor, gracias a las gratificantes “rachitas” de aire fresco que nos hacen más llevadera la existencia en esta época que muchos llaman de los diablos, pero que a nosotros desde siempre nos hicieron saber que eran para sobrevivir al sofocante calor infernal, mismo que prevalecía justo al momento en que los cielos se atiborran de gruesos nubarrones; la gente del campo ora y entona cantos específicos para que el cielo se muestre benigno con los de buena fe y nos bañe con la lluvia que es la base de la existencia.
Su última esperanza: Candidato ecologista interesado en acuacultura y con enorme compromiso con la gente sencilla y luchadora, protectora de mantos freáticos, nacimientos del protector y cada día más escaso recurso que el ser humano requiere para su sobrevivencia y la de todo ser vivo: El agua.
Haz tuyo el compromiso de que todos debemos cuidar y proteger el medio ambiente, sólo así garantizaremos que agua= plantas y oxigeno= a vida.
Un grupo de amigos del mercado municipal nos citamos a desayunar de vez en cuando, especialmente en sábado o domingo. Mis respetos para ellos, conocen a quien sea del puerto, desde sus orígenes y en qué se emplean, especialmente la gente piadosa y que entre sus virtudes tienen la caridad y respeto para todos, personas casi todas merecedoras del reconocimiento como tales.
Me siento muy unida a ellos porque como cenofista he sido su líder y en diferentes ocasiones me he puesto el uniforme para luchar por todos los derechos de las locatarias, cosa que me enorgullece. En el famoso Mercado 5 de Mayo, como en el mar, la vida es luchar, sufrir, trabajar, pero lo hacemos de buen agrado y con corazón, ¿o no?
Acude con frecuencia acompañado de tu familia y muéstrale al visitante que si algo tenemos de qué presumir en el puerto, es de la solidaridad de “los de aquí”.
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