Noventa y cinco años de historia de los evangélicos-protestantes en Manzanillo


* Venían huyendo del sur de Jalisco, por motivo de persecución religiosa

* Aquí se les llamó Paroteños, por reunirse cerca de una frondosa parota

Hace quinientos años ocurrió la Reforma Protestante, encabezada por Martín Lutero, iniciando en Alemania y cundiendo por toda Europa, para de ahí extenderse por todo el mundo. Además de combatirse la venta de indulgencias y otros vicios, se promovió la lectura de la Biblia en las lenguas originales, y no en latín, lengua muerta que solo entendía el clero. Hoy todos podemos tener una Biblia en nuestro idioma en nuestra casa, aunque ni la leamos; y ni nos queman en la hoguera por eso, ni nos causa ningún problema con el gobierno.

UN PUERTO TOLERANTE

Manzanillo ha sido un lugar que se ha caracterizado por su tolerancia hacia las diferentes formas de pensar, incluyendo en esto los credos religiosos. Nuestro puerto no existía en los tiempos de la dominación española, sino que nació tras la independencia, más concretamente en el año de 1825, cuando se ordenó el traslado del antiguo puerto de Salagua a la bahía de El Manzanillo. Mientras que otras ciudades del estado, como la propia capital, la ciudad de Colima, se caracterizan por su acendrada religiosidad; Manzanillo siempre ha sido un lugar de tolerancia e inclusión.

LAS IDEAS JUARISTAS ENCUENTRAN ECO AQUÍ

Se apoyó con entusiasmo la causa juarista, y cuando el llamado “Benemérito de las Américas” llegó hasta nuestra costa, para abordar el buque John L. Stephens, tuvo una estancia tranquila. Aquí encontraron eco sus ideas de separación de la iglesia y el estado y la enseñanza laica. Fue en 1864 que el propio presidente Juárez permite la introducción de biblias por parte de misioneros norteamericanos, que fundan la Primera Iglesia Bautista en Monterrey, Nuevo León, y en 1873, los metodistas hacen lo propio. Uno de los primeros pastores evangélicos nacionales en la capital del país, Sóstenes Juárez, se dice que era su primo.

EL MARCO DE LA GUERRA CRISTERA

En 1926 inicia la Guerra Cristera, que se deja sentir con mucha fuerza, sobre todo, en el Occidente del país, principalmente en Jalisco, Colima y Michoacán. Muchas personas de Autlán, Ciudad Guzmán y poblaciones aledañas, que profesaban ya para entonces la fe cristiana-evangélica-protestante, escuchan que en Manzanillo hay tolerancia religiosa, y es entonces que deciden trasladarse a nuestro puerto, que para ese entonces tenía 100 años de existencia, y donde también había una nutrida logia masónica. Uno de los primeros lugares de reunión es en la pequeña comunidad de Campos, desde donde venían a hacer prosélitos para su fe a Manzanillo en lanchas a través de la laguna.

LOS PAROTEÑOS DEL SECTOR 5

Por ese tiempo se empiezan a reunir los primeros evangélicos del puerto de Manzanillo en el cerro del Sector 5 (identificado de esta forma por el Servicio Postal Mexicano para el mejor reparto de la correspondencia), en el número 211, en el llamado barrio de la Estación, por estar cerca de la terminal y oficinal de ferrocarril. Muchos de ellos, como señalé antes, eran personas que venían huyendo de la persecución religiosa, en poblaciones jaliscienses del llamado “Llano en Llamas”. Para subir al lugar de reunión, pasaban por debajo de un enorme árbol de los conocidos como parotas, razón por la que, hasta a la fecha, a los protestantes de nuestro municipio en general, se les conoce popularmente como “paroteños”. Aunque, hay que aclarar que no se reunían bajo ese árbol, pues en ese punto, a pesar que la sombra era buena, el espacio era pequeño y con desniveles pronunciados; sino que pasaban por debajo de él para llegar a la casa donde se hacía la reunión, a escasa distancia del gigantesco árbol. En la actualidad, la casa donde se hicieron las primeras reuniones evangélicas en Manzanillo es propiedad del conocido porteño Don Pedro Figueroa Fuentes, ya que los dueños originales le vendieron el predio a su papá, Don Pedro Figueroa Ríos. Cuando el 24 de mayo de 1928 los cristeros asaltaron el Puerto de Manzanillo, a diferencia de otros lugares a donde llegaban, los pobladores se mantuvieron del lado del gobierno, y vitorearon al Gobernador cuando llegó con las tropas en un convoy del ferrocarril a liberar la plaza, cayéndoles por sorpresa a los rebeldes al gobierno. En otros lugares de la región donde se vivieron conflictos similares por la misma causa -el movimiento cristero-, la población se puso del lado de los alzados en armas.

LAS PRIMERAS REUNIONES

Ese mismo año -1928- llegó a Manzanillo Benjamín Muñoz, quien dirigió las primeras reuniones evangélico-protestantes en la casa en mención, donde vivía la familia López. Los primeros asistentes a estas reuniones fueron Jesús García, Florencia de García, Francisco Navarro, Catalina Vázquez, Ángela Benítez de López y Úrsula Bernal. El total de asistentes rondaba las quince personas, incluyendo a algunos niños. También en ese tiempo, como he consignado líneas atrás, se hacían algunas reuniones informales para estudiar la biblia en la pequeña comunidad de Campos, y algunos de ellos se trasladaban hasta el Sector 5 en Manzanillo a reunirse con los evangélicos que había en el puerto.

EL PRIMER TEMPLO BAUTISTA EN ZARAGOZA Y GUERRERO

Al poco tiempo, se agregó a las reuniones en el Sector 5 la señora María Esquivel, y en 1931, agradecida por todo lo que había aprendido en ese grupo, decidió donar un terreno para que se hicieran las reuniones sobre la calle Zapadores en la orilla de la ciudad del lado de la laguna, en terrenos recientemente ganados al vaso lacustre, donde hasta la fecha se encuentra el templo bautista Bethel, en la esquina de las calles Zaragoza y Guerrero. Cabe aclarar que, unos pocos años después, la señora Esquivel abandonó las filas protestantes, para pasar a formar parte de los primeros feligreses de un nuevo grupo religioso llegado a Manzanillo: Los Testigos de Jehová, los cuales, al igual que los mormones, no están considerados dentro del abanico de credos evangélico-protestantes; sin embargo, jamás reclamó el terreno que había donado a los bautistas. En ese lugar, pues, se oficializó el primer grupo religioso evangélico-protestante en Manzanillo. Aunque ya tenían tiempo de reunirse, fue hasta el 26 de marzo de 1946 –dieciocho años después de las primeras reuniones- que oficialmente se organizaron bajo el nombre de Primera Iglesia Bautista “Bethel” de Manzanillo, Colima, siendo nombrado como su pastor Lorenzo García.

Iglesia bautista de Manzanillo a principios de los años 80.

90 AÑOS DE HISTORIA PROTESTANTE EN MANZANILLO

Entre algunos de los pastores de esta iglesia a lo largo del tiempo, la más antigua de las evangélico-protestantes de Manzanillo, hay que señalar a Luis Jiménez, Juan Pacot, Ismael Gómez, Abel Armas Romero, Bonifacio Méndez, Jorge Clark Ramírez, Baudelio Reyes Pérez, Mario Ernesto Us Ake, José Rosales Triana, Alfredo Flores Espejo, Héctor René Bauer Lee, Jaime Arcadia, Mario Alberto Sáenz Ramírez y David Anguiano Burguette, entre otros. El 11 de diciembre de 1982, se formalizó la iglesia bautista de Campos, que hasta entonces, aunque tenían reuniones por separado en días señalados, bajo el liderazgo de su encargado Jesús Flores Arévalo, pertenecían a la Bethel de Manzanillo. Se organizaron bajo el nombre de El Divino Salvador. Esto en cuanto a lo que se refiere a la denominación bautista. A partir de los años cincuenta y sesenta fueron asentándose en Manzanillo más denominaciones evangélicas, como es el caso de la Iglesia de Dios del Evangelio Completo, Inter-denominacionales y Pentecostales, entre otras. Así pues, recapitulando, los primeros evangélicos-protestantes llegaron a Manzanillo hace 95 años al Sector 5, y el año pasado, más precisamente el 26 de marzo, se cumplieron 76 años de que se fundó oficialmente la Primera Iglesia Bautista Bethel, iglesia pionera del movimiento protestante en Manzanillo, por lo que ya están a punto de llegar a los 77 años.

MANZANILLO, CON LIBERTAD RELIGIOSA

En la actualidad, en Manzanillo sigue habiendo libertad religiosa, y es algo que nos caracteriza, porque no se registran hechos de violencia o persecución por este motivo en nuestro municipio. En mi caso, como cristiano evangélico protestante que soy, me siento muy a gusto en compañía de mi familia viviendo en Manzanillo, un lugar que se distingue por su tolerancia, inclusión, libertad de conciencia y elección en cuanto a lo que creemos o dejamos de creer. Podemos reunirnos donde queremos, hablar abiertamente de nuestra fe y estudiar la Biblia. Esperemos que esta libertad que aquí se respira desde antaño, continúe y no existe la intolerancia y el fanatismo. Esto es algo que hace único a Manzanillo.